Experta: ley alemana de producción respetuosa con DDHH es primer paso


Mannheim (Alemania), 13 jun (dpa) - La nueva ley alemana de cadena de suministro para asegurar una producción que respete los derechos humanos y el medio ambiente es una importante contribución, señaló a dpa la investigadora económica Laura Marie Edinger-Schons.

Si bien la normativa aprobada el viernes por el Parlamento no es tan consecuente como la que rige en Francia y otros países, al menos pasa de la autorregulación voluntaria de las empresas a una obligación legal.

"Es un primer paso importante", comentó la experta.

La ley busca contribuir a frenar el trabajo infantil y los magros salarios en las firmas de los proveedores extranjeros. Su objetivo es obligar a las empresas alemanas a garantizar a partir de 2023 que los proveedores extranjeros cumplan unas normas sociales y ecológicas mínimas.

La ley se aplicará a partir del 1 de enero de 2023, inicialmente a las compañías con más de 3.000 empleados, y a partir de 2024 también a aquellas con más de 1.000. Las empresas medianas no entrarán en el ámbito de aplicación de la normativa.

"Todavía hay mucho que discutir sobre la forma concreta de la ley", señaló Edinger-Schons. Por ejemplo, obliga a las empresas a comprobar el cumplimiento de los derechos humanos por parte de sus proveedores directos. Sin embargo, suele haber intermediarios.

"El problema aquí es que muchas de las peores violaciones de los derechos humanos tienen lugar al principio de la cadena de suministro, especialmente cuando se trata de trabajo infantil", criticó la profesora de la cátedra de Empresa Sostenible de la Universidad de Mannheim.

Agregó que las compañías solo tienen que tomar medidas contra las violaciones de los derechos humanos al principio de la cadena de suministro si reciben indicios concretos de dichas violaciones.

En opinión de la investigadora, la ley también descuida los aspectos ecológicos, que a menudo están intrínsecamente ligados a los aspectos sociales.

Según Edinger-Schons, se necesita una ley mucho más estricta y completa para tener un efecto profundo.

Las asociaciones empresariales alemanas se manifestaron en contra de la normativa aprobada el viernes. La patronal BDA, por ejemplo, se quejó de que era "excesivamente reguladora y superflua".

Si una ley de este tipo supone un gran esfuerzo burocrático para las empresas, eso es significativo, observó Edinger-Schons, añadiendo que esto demuestra lo desordenada que es la economía globalizada y la poca transparencia que existe en determinados ámbitos de las cadenas de suministro.

"Al mismo tiempo, se podría deducir de esto que nuestro actual estilo de vida quizá sólo sea posible si las violaciones más graves de los derechos humanos se cometen en otras partes del mundo", comentó la experta, cuyo trabajo incluye aspectos de ética empresarial.

Sin embargo, añadió, hay muchas empresas que apoyan la ley. En opinión de Edinger-Schons, también ofrece oportunidades para las compañías, ya que las prácticas poco éticas y los escándalos resultantes no solo perjudican a las empresas responsables, sino a toda la economía.

Así, con una mayor atención a los derechos humanos, la protección del clima y la sostenibilidad, la etiqueta "Made in Germany" podría volver a tener un efecto positivo, sostuvo la investigadora.