La otra Feria del Libro: electrónica, escape room y vestido musical

Por María Prieto (dpa)
Fráncfort, 13 oct (dpa) - A tan solo unos metros de una réplica de la imprenta que inventó Johannes Gutenberg en 1450 y de incunables que hacen las delicias de los coleccionistas, la Feria del Libro de Fráncfort acoge un espacio vanguardista en el que la tecnología y las nuevas formas de contar historias reivindican su protagonismo.

Microconferencias sobre modelos de negocio emergentes, charlas sobre monedas digitales, debates sobre la industria del videojuego o de la moda se entremezclan con performances artísticas y actuaciones musicales.

En la sección "The Arts +", el mayor escaparate editorial del mundo muestra su verdadero ADN al rendirse sin piedad al mundo de las ideas. "Si el hombre ha podido llegar a la Luna y clonar ovejas ¿no voy a ser capaz de bailar mientras toco la batería?", se pregunta desde el escenario la artista y compositora alemana Lizzy.

Ataviada con un vestido blanco en el que van engarzados una especie de sensores con luz, la creadora canta, baila y toca esta especie de caja de ritmos que lleva adherida a su cuerpo. Con su "vestido musical", Lizzy pretende no solo revolucionar el sector con un diseño propio que aglutina tecnología, música y moda, sino también dar una vuelta de tuerca a la forma en que se toca y se experimenta la música.

Justo a su lado, en un pequeño stand en el que se suceden las imágenes hipnóticas Alex Azary promociona el "Momen", el primer museo de música electrónica del mundo que abrirá sus puertas al público el próximo año en Fráncfort.

"Será mucho más que un museo, será un centro cultural. Todas las tardes habrá actividades, presentaciones, cursos, debates, lecturas o conciertos", promete Azary, futuro director del Momen.

"En los años 80 y principios de lo 90 Fráncfort era el lugar donde más se escuchaba y donde había una gran cultura de la música electrónica en Alemania y queremos que vuelva a recuperar su esencia", explica elevando la voz sobre la música que pone un DJ georgiano.

En el pabellón, a lo lejos destaca también un SEAT Panda de color rojo que se mueve de forma articulada ante una pantalla reiventando un videojuego muy popular en Holanda en los años 90.

"Mezclamos lo analógico con lo digital. Con un simulador antiguo y gafas de realidad aumentada un conductor y un copiloto entran en un coche convertido en escape room en el que tienen que superar tres obstáculos: un atasco, una prueba de alcoholemia y una avería del motor", explica a dpa René van Engelenburg.

"Esta es una manera nueva de contar historias. El mercado editorial decae y tenemos que mirar cómo vamos a contar las historias en el futuro y eso es lo que hacemos nosotros", recalca.

Experimentar con otras narrativas sirve de gancho para no perder del todo a los lectores que cada vez se ven más tentados de emplear su tiempo en otro tipo de actividades de entretenimiento, como el visionado de series.

"La gente lee de forma más fragmentaria, las editoriales tienen que sacar más títulos para llegar a un público más fragmentado pero tiene que hacer menos ejemplares por título. Eso hace que los costes sean mayores, la rentabilidad se va perdiendo", resume a dpa Octavio Kulesz, editor y experto digital de la Unesco que ha participado como ponente en la Feria de Fráncfort.

"La cadena clásica de escritor, editor, distribuidor, librero y lector ahora no es rentable. La cadena funcionaba cuando el libro era un producto masivo, pero cuando se vuelve un producto de nicho, la cadena empieza a crujir", añade.

Aun así, el sector editorial tiene motivos para el optimismo. "Los segmentos jóvenes leen muchísimo, hay booms de ciencia ficción, por ejemplo, hay incluso muchos 'youtubers' pero es más complicado entre la gente que trabaja y tiene poco tiempo. Pero los jóvenes no quieren cosas locas, quieren un libro de papel, porque ya están todos los días con cosas locas", sentencia Kulesz.

La Feria del Libro de Fráncfort, la cita cumbre del mundo editorial, se celebra en la ciudad alemana hasta el domingo.