Cómo evitar conflictos por el agua en Europa


 SWISSINFO

Suiza —cuna de algunos de los principales ríos europeos— quiere conservar más agua para producir electricidad. Pero Francia e Italia también necesitan el agua que fluye en los Alpes suizos. ¿Cómo conciliar las distintas necesidades?

“¿Estoy preocupado? Claro que sí, ¡y mucho!”, dice Kaspar Schuler. Los Alpes han proporcionado durante siglos agua en abundancia en Europa a decenas de millones de personas. Pero este recurso vital cada vez será más escaso —al menos en determinadas épocas— y, por tanto, será más disputado. “Todo el mundo necesita agua. En el futuro será un conflicto”, afirma Schuler, presidente de la Comisión Internacional para la Protección de los Alpes (CIPRAEnlace externo), una organización no gubernamental dedicada a preservar el patrimonio natural y cultural de los Alpes.  

Es probable que la cantidad de agua que fluye desde Suiza río abajo disminuya, sobre todo, en verano. Pero es en los meses más calurosos del año cuando Francia e Italia más la necesitan para regar sus cultivos y Suiza quiere utilizarla para generar electricidad. Una situación que segúnEnlace externo el Gobierno suizo conlleva “un importante potencial de conflicto”, sobre todo a la luz del calentamiento global. Por eso quiere llegar a acuerdos con sus países vecinos para gestionar el agua. ¿Pero pueden funcionar? 

Oro azul: cómo gestiona el depósito de agua de Europa la escasez de agua

El agua comienza a escasear en muchos lugares del mundo. Incluso Suiza —que cuenta con gran parte del agua de Europa— debe replantearse su gestión hídrica y prepararse para las cada vez más frecuentes sequías. Esta serie explora los potenciales conflictos relacionados con el consumo del agua y las soluciones para gestionar mejor este recurso tan preciado.

Agua suiza en los ríos europeos

Suiza alberga cerca del 6 % de las reservas de agua dulce de EuropaEnlace externo, una parte en forma de nieve y hielo. Sus aguas desembocan en los ríos Ródano, Rin e Inn, un afluente del Danubio. El río Po —en Italia— también se nutre del agua que surge en las montañas suizas.

La contribución de las aguas suizas al caudal final de los principales ríos europeos varía en función de las precipitaciones y de la intensidad con que la nieve y el hielo de los Alpes se derriten. El porcentaje medio anual es de aproximadamente el 1 % en el Inn, el 10 % en el Po, el 20 % en el Ródano y el 45 % en el Rin, según datos de la Oficina Federal de Medioambiente (FOEN).

Pero, a medida que los glaciares sigan reduciéndose y las nevadas en los Alpes suizos disminuyan, los efectos podrían dejarse sentir muy lejos río abajo.

El caudal mínimo del Ródano a la salida del lago Lemán, en la frontera entre Francia y Suiza, disminuyó un 7 % entre 1960 y 2020, según un estudioEnlace externo de la Agencia de Recursos Hídricos del Ródano-Mediterráneo y Córcega publicado en marzo de este año. El descenso fue del 13 % en Beaucaire (Camarga), cerca del delta del río.

Es más, a medida que el calor aumenta, hay que regar más las tierras agrícolas propensas a la sequía. El estudio prevé que en Beaucaire —en los próximos 30 años— el caudal medio del Ródano disminuya un 20 % más en verano. Y esto también podría afectar a la navegación, los ecosistemas, los recursos de agua potable e incluso la producción de energía. El agua del Ródano se utiliza en unas 20 centrales hidroeléctricas de Francia y también refrigera los reactores de cuatro centrales nucleares.

Más agua para la producción hidroeléctrica en invierno

Pero Suiza también necesita agua para producir su propia electricidad. Las centrales hidroeléctricas y los embalses —alimentados con la lluvia y el agua del deshielo de las montañas— producen casi dos tercios de la electricidad total del país.

Suiza no quiere quedarse sin agua y menos durante los meses de invierno, cuando es mayor la demanda de electricidad. Representantes de las autoridades federales y cantonales, compañías eléctricas y organizaciones ecologistas, a finales de 2021, acordaron 15 nuevos proyectos hidroeléctricosEnlace externo. El plan prevé construir dos nuevas presas en los Alpes, una de ellas en la zona del Cervino. 

“El objetivo claramente es retener más agua para el invierno”, comenta Kaspar Schuler. De esta producción de electricidad también se beneficiarán grandes ciudades de la región alpina, como Milán, Lyon o Múnich. Sin embargo, Schuler señala que el agua, asimismo, se utilizará para regar cultivos y producir nieve para las pistas de esquí de Suiza.

Agua potable

Suiza —como país de origen del agua— tiene una especial responsabilidad en su gestión, dice a SWI swissinfo.ch Loïc Fauchon, presidente del Consejo Mundial del AguaEnlace externo, una organización internacional promovida por las grandes multinacionales del agua. Lo mismo ocurre, sin embargo, con los países que deben gestionar el agua adecuadamente aguas abajo. “En Europa estamos acostumbrados a colaborar en cuestiones de agua. Puede haber tensiones aquí o allá, pero no irán a más”, manifiesta Fauchon, quien sostiene que aumentar la capacidad de las reservas de agua será crucial.

Pero, a medida que los glaciares sigan reduciéndose y las nevadas en los Alpes suizos disminuyan, los efectos podrían dejarse sentir muy lejos río abajo.

El caudal mínimo del Ródano a la salida del lago Lemán, en la frontera entre Francia y Suiza, disminuyó un 7 % entre 1960 y 2020, según un estudioEnlace externo de la Agencia de Recursos Hídricos del Ródano-Mediterráneo y Córcega publicado en marzo de este año. El descenso fue del 13 % en Beaucaire (Camarga), cerca del delta del río.

Es más, a medida que el calor aumenta, hay que regar más las tierras agrícolas propensas a la sequía. El estudio prevé que en Beaucaire —en los próximos 30 años— el caudal medio del Ródano disminuya un 20 % más en verano. Y esto también podría afectar a la navegación, los ecosistemas, los recursos de agua potable e incluso la producción de energía. El agua del Ródano se utiliza en unas 20 centrales hidroeléctricas de Francia y también refrigera los reactores de cuatro centrales nucleares.

Más agua para la producción hidroeléctrica en invierno

Pero Suiza también necesita agua para producir su propia electricidad. Las centrales hidroeléctricas y los embalses —alimentados con la lluvia y el agua del deshielo de las montañas— producen casi dos tercios de la electricidad total del país.

Suiza no quiere quedarse sin agua y menos durante los meses de invierno, cuando es mayor la demanda de electricidad. Representantes de las autoridades federales y cantonales, compañías eléctricas y organizaciones ecologistas, a finales de 2021, acordaron 15 nuevos proyectos hidroeléctricosEnlace externo. El plan prevé construir dos nuevas presas en los Alpes, una de ellas en la zona del Cervino. 

“El objetivo claramente es retener más agua para el invierno”, comenta Kaspar Schuler. De esta producción de electricidad también se beneficiarán grandes ciudades de la región alpina, como Milán, Lyon o Múnich. Sin embargo, Schuler señala que el agua, asimismo, se utilizará para regar cultivos y producir nieve para las pistas de esquí de Suiza.

Agua potable

Suiza —como país de origen del agua— tiene una especial responsabilidad en su gestión, dice a SWI swissinfo.ch Loïc Fauchon, presidente del Consejo Mundial del AguaEnlace externo, una organización internacional promovida por las grandes multinacionales del agua. Lo mismo ocurre, sin embargo, con los países que deben gestionar el agua adecuadamente aguas abajo. “En Europa estamos acostumbrados a colaborar en cuestiones de agua. Puede haber tensiones aquí o allá, pero no irán a más”, manifiesta Fauchon, quien sostiene que aumentar la capacidad de las reservas de agua será crucial.

Frente al cambio climático y el crecimiento demográfico, también tendremos que consumir menos agua y hacerlo de forma más eficiente, según Fauchon. Reutilizar las aguas residuales no solo para regar los campos —como ya se hace—, sino también para abastecer los hogares es una solución. Una empresa francesa de suministro de agua experimentará próximamente con el tratamiento de las aguas residuales de los retretes para convertirlas en agua potableEnlace externo.

Revisar los acuerdos internacionales

Durante décadas, los convenios y tratados entre el Gobierno federal suizo y los Estados europeos han regido la cooperación en la gestión transfronteriza de los recursos hídricos y los lagos. Para adaptarse al cambio climático, hay que adecuarse y definir otros nuevos, explica Rebekka Reichlin, portavoz de FOEN a través del correo electrónico. Suiza y Francia, por ejemplo, trabajan para crear una comisión binacional para la gestión del Ródano.   

El Gobierno suizo también está revisando con Italia el acuerdo —vigente desde los años cuarenta— para regular los niveles del lago Mayor. Este acuerdo habitualmente es foco de polémica y fuente de tensiones entre ambos países. En junio de 2022 la región de Lombardía para ayudar al sector agrícola, afectado por la sequía, pidió a las autoridades federales y cantonales suizas que permitieran la entrada de más agua en el lago Mayor y, por consiguiente, en los ríos Ticino y Po. La petición no fue atendida porque faltaba agua, incluso en los embalses del cantón del Tesino.

Lo que ocurrió el año pasado entre Suiza e Italia debería servir de aviso, afirma Kaspar Schuler. “La colaboración no funciona de la mejor manera posible”.

Hay que priorizar la gestión transfronteriza del agua, según Schuler. El presidente de la CIPRA reclama más conferencias internacionales sobre el tema, es decir, que se establezcan grupos de trabajo y conversaciones diplomáticas de alto nivel. “La gestión del agua no puede limitarse a las fronteras nacionales. Debe abarcar todo el sistema hídrico, desde la fuente hasta el delta”.