Supervivientes ucranianos del Holocausto son acogidos en Alemania

Por Eva Krafczyk (dpa)

Fráncfort, 16 abr (dpa) - Hace más de 80 años, Halyna Abramova ya huyó una vez de la guerra. En aquel entonces, la familia judía proveniente de Ucrania fue evacuada a Kirguistán, en Asia central, tras la invasión de Alemania a la entonces Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).


Esta mujer de 83 años jamás se hubiera imaginado que la historia se podría repetir y que tras un ataque iba a verse obligada a volver a huir, esta vez hacia Alemania.


La organización Claims Conference, que lucha por los derechos de las víctimas del Holocausto en Alemania, comenzó hace unas semanas a trasladar a ciudades germanas a los supervivientes de edad avanzada que se encontraban en Ucrania.


Abramova, Tetyana Shuralyova y Laryssa Dsuyenko, también de 83 años, llegaron a Fráncfort tras un largo viaje en ambulancia y en un principio fueron alojadas en un hogar para ancianos cristiano-judío de la Fundación Henry y Emma Budge. Otros supervivientes encontraron acogida en Múnich.


"No quería creer a las noticias que decían que Rusia atacaba a Ucrania", dice Abramova. "Pensé que se iban a anexionar las repúblicas separatistas en la región de Donbás, como hicieron con Crimea. Pero que caerían bombas sobre Kiev es algo que no me podía imaginar".


La anciana padece de diabetes y apenas puede caminar debido a sus piernas hinchadas. Durante los bombardeos, le era imposible moverse hasta los refugios en el metro de la capital ucraniana desde el octavo piso del edificio en que vivía. "Tenía un miedo terrible, pero no podía salir de mi casa. Solo podía rezar para que no me tocara a mí", comenta.


Algo parecido le pasó a Laryssa Dsujenko. "Estaba en la cama y me tapaba la cabeza con la almohada", relata. "No podía hacer nada más que esperar a que pasara". Tetyana Shuralyova, que ejerció como médica, sacude la cabeza con tristeza. "Pensé que en nuestra vida no viviríamos nada peor que la pandemia de coronavirus. Y entonces vino la guerra".


Las ancianas viajaron unas 30 horas, en parte por caminos rurales, siempre con temor a los bombardeos. "Cuando llegamos a Przemysl pasando la frontera entre Ucrania y Polonia, pude respirar aliviada y sentirme segura", comenta Shuralyova.


Las tres mujeres no tienen recuerdos de la primera guerra que vivieron de niñas ni del peligro que corrían siendo judías. Pero la guerra actual sacudió por completo sus vidas. 


Halyna Abramova tiene en claro que ya no regresará a Kiev. Su hija Irina vive en Alemania, por lo que tiene familiares en el país. Además, dadas las imágenes de destrucción que ve se pregunta si aún existe una vivienda a la que pudiese volver.


Laryssa Dsuyenko, en cambio, quiere regresar lo antes posible, cuando sea seguro hacerlo. Se preocupa por su hija, que vive en Lviv, en el oeste de Ucrania, y en especial por su nieto, que ahora tuvo que ir a la guerra.


La incertidumbre por el destino de sus familiares la tortura, reconoce, mientras se aferra a su bastón. "Por la mañana siempre envío un SMS: ¿aún viven? Y me tranquilizo cuando la respuesta es: sí, todos viven".


Claims Conference quiere seguir trasladando supervivientes del Holocausto a Alemania. Hasta ahora ya transportaron a unas 70 personas.


Según Rüdiger Mahlo, representante de la entidad, esto solo es posible con la ayuda de muchas instituciones, ya que las condiciones en las que se producen los traslados son difíciles. Muchas veces los vehículos deben desistir y regresar porque seguir sería muy peligroso.


Pini Miretski, de la organización judía de ayuda JDC, subraya que hay gran urgencia de asistir sobre todo a los supervivientes del Holocausto de más edad, muchas veces débiles y enfermos. "Decenas de miles de pesonas viven en constante miedo", advierte.


La experiencia de la huida y el trauma de la guerra marcan también estos días la fiesta del Pesaj, que acaba de comenzar. La celebración recuerda la huida de Egipto y es una de las festividades judías más importantes.


Este año, la Conferencia Europea de Rabinos (CER) apoya las celebraciones sobre todo en Polonia, Rumania y Moldavia, donde fue acogida la mayor cantidad de refugiados provenientes de Ucrania.