Juicio por la tragedia del Loveparade cerrado sin fallo

Duisburgo (Alemania), 4 may (dpa) - El tribunal regional de la ciudad alemana de Duisburgo cerró hoy sin fallo el juicio sobre la tragedia ocurrida en la edición de 2010 del festival tecno Loveparade, que se cobró la vida de 21 personas, entre ellas las de dos jóvenes españolas.

Los jueces esgrimieron que existía probablemente culpa leve en los casos de los tres acusados que quedaban en el banquillo. La decisión fue tomada después de una pausa de dos meses debido a la pandemia del coronavirus y recibió críticas tanto de la acusación particular como de los abogados defensores.

Uno de los procesos penales más complejos de la posguerra alemana terminó así después de casi dos años y medio y 184 días de sesiones sin veredicto.

El 24 de julio de 2010 se produjo una avalancha en el único túnel de acceso y salida al recinto del festival que acabó con la vida de 21 personas de seis países de entre 17 y 38 años, incluidas dos estudiantes españolas. Más de 650 personas resultaron heridas.

Al evento habían acudido casi el doble de las 250.000 personas previstas. Algunas víctimas todavía están sufriendo las consecuencias. Debido a las numerosas partes involucradas en el proceso, el juicio se celebró en una gran sala del Centro de Congresos de Düsseldorf.

Al final del juicio quedaron en el banquillo de los acusados tres empleados jerárquicos de la empresa organizadora Lopavent. Hace más de un año se cerró la causa contra seis empleados de la ciudad de Duisburgo y otro empleado de Lopavent.

El tribunal declaró que la posible culpabilidad individual de los acusados por la catástrofe debe considerarse leve.

Los jueces constataron "graves errores de planificación" por parte de los acusados, pero aclararon que sus acciones no habían hecho posibles los terribles acontecimientos por sí solos, "sino solo en combinación con una multitud de otras circunstancias".

El tribunal citó las principales razones del desastre como el lugar de celebración, que no había sido adecuado para el concepto y las multitudes de visitantes. "Los sistemas de separación y esclusas no fueron diseñados para las multitudes esperadas. Las vallas dieron lugar a cuellos de botella adicionales", dijo el juez Mario Plein.

"El atasco de tráfico frente a los ingresos era previsible", sentenciaron los magistrados. Agregaron que los problemas de comunicación habían agravado la situación debido a que las conversaciones de crisis entre la Policía y los bomberos se habían celebrado sin el organizador.

También sostuvo el tribunal que el control del flujo de personas había sido descoordinado y que las "órdenes inapropiadas" de la Policía habían agravado los problemas.

El accidente pudo haberse prevenido el día del suceso o, al menos, sus consecuencias pudieron haberse mitigado, es la conclusión a la que llegaron los jueces de Duisburgo.

"No hemos encontrado al gran malvado. Fue una catástrofe sin un villano", dijo Plein.

El presidente del tribunal explicó que se trató de gente que había cometido errores a pesar de haber dado lo mejor de sí, incluso dejando que sus propios hijos se unieran al espectáculo tecno.

"Espero que con el tiempo pueda vivir con ello y encontrar la paz", dijo Plein a la familiar de una víctima, la única de la acusación particular que estuvo presente en la última vista del juicio.

"Este es un mal día para la justicia", criticó el abogado de la acusación particular Julius Reiter la decisión de cerrar el caso. "La forma en que se terminó el juicio en ausencia de un perito al que no pudimos interrogar es un final indigno del juicio".

El abogado defensor Volker Römermann sostuvo que la suspensión negaba a su cliente una justa "conclusión del proceso mediante una absolución".