Una palestina elabora cerveza según la ley de pureza alemana

Taybeh, 21 feb (dpa) – La joven palestina Madis Churi produce cerveza dentro de la región controlada por la Autoridad Palestina y la mayoría son variedades elaboradas según la ley de pureza alemana.


Pocas cosas despiertan tanto orgullo entre los alemanes como su querida cerveza, protegida por la ley de alimentación más antigua del mundo, el "Reinheitsgebot" (ley de pureza), una norma que desde 1516 fija los ingredientes que puede contener esta bebida para poder ser llamada cerveza en Alemania.

La cervecería de la familia Churi se llama Taybeh y está situada en el pueblo del mismo nombre, a unos 20 kilómetros al noreste de Ramallah.

Madis Churi, de 33 años, trabaja en la industria cervecera desde hace doce años. "Todo lo que sé, lo aprendí de mi padre y de mi hermano", reconoce. Hace 25 años, su padre, junto con su hermano, abrieron la antigua cervecería artesanal en la aldea cristiana después de que la familia regresara desde Estados Unidos. "Siempre vi a mi padre entre cervezas, crecí entre ellas", dice.

La cervecería produce 600.000 litros anuales y tiene 15 empleados. La mitad de la producción se distribuye en Cisjordania, un tercio en Israel y el resto se exporta a Europa, Japón y Estados Unidos.

Ella fue quien introdujo lúpulos de Baviera en la producción. Utilizados junto con malta belga, levadura y agua de manantiales palestinos, la mayoría de las variedades se producen según la Ley de Pureza alemana.

Madis Churi dice que como mujer tiene que luchar más con la burocracia de las autoridades palestinas. A veces tiene que esperar horas para obtener los permisos necesarios. "Si fuera mi padre, sería mucho más rápido", dice, para añadir que, como mujer cristiana en un entorno musulmán, resulta particularmente difícil.

El hecho de que se trate de una empresa que produce bebidas alcohólicas complica aún más las cosas. El alcohol está prohibido por la tradición islámica "haram". Menos del dos por ciento de la población es cristiana y Madis Churi explica que es difícil encontrar contactos suficientemente liberales que firmen los documentos necesarios.

A pesar de todas las dificultades, Madis Churi nunca querría tener otro trabajo. "Después de una jornada llena de nuevos problemas, abro una cerveza, tomo un sorbo y pienso que valió la pena", reconoce.