Elecciones en Baviera: ¿La región de los clichés alemanes?

Por Almudena de Cabo (dpa)
Berlín, 11 oct (dpa) - La mayoría de los bávaros comen salchichas, usan trajes regionales, van a la iglesia, beben cerveza en la Oktoberfest de Múnich y votan a la Unión Cristianosocial (CSU), o ésa es al menos la imagen que se tiene de ellos, pero ¿sigue siendo así?

El rico estado federado del sur de Alemania, sede de poderosas empresas como BMW, Audi o Siemenes y que el domingo celebra elecciones regionales, vive desde hace años anclado en un aura de tradición en el que sus habitantes viven apaciblemente en pequeños pueblos o ciudades donde las casas parecen sacadas de un anuncio con sus balcones llenos de flores y sus fachadas inmaculadas.

Altas montañas nevadas, vacas pastando en las inmensas praderas o lagos pintorescos como el famoso Königssee. Esto junto con los tradicionales pantalones de cuero, "Lederhosen", de los hombres o los "Dirndl" de las mujeres, el dialecto fuerte y la música folclórica en las cervecerías son algunas de las imágenes que acuden a la mente de cualquier persona al mencionar la palabra "Baviera".

Pero, ¿es de verdad la región donde se dan todos los clichés alemanes? Algunos alemanes no lo ven así. "Es puro márketing", comenta Ulrich G., un treintañero de la vecina Baden-Württemberg, residente en Múnich desde hace cinco años. En su opinión, Baviera ha sabido sacar partido de esa imagen para atraer miles de turistas.

"Es la mejor forma, pero eso no quiere decir que en el resto de Alemania no se beba cerveza o no haya también bailes tradicionales", explica mientras suena música regional en una fiesta en Ruhpolding, un pequeño pueblo bávaro famoso por albergar el Mundial de biatlón.

Pero incluso en Baviera el tiempo no se detiene, algo que el partido CSU, que gobierna ininterrumpidamente la región desde la Segunda Guerra Mundial, se ha visto obligado a reconocer.

"Este mundo está cambiando, incluyendo Baviera, más rápido de lo que muchos quieren", declaró el primer ministro bávaro, Markus Söder, en un reciente mitin del partido.

El partido liderado por Horst Seehofer, ministro de Interior alemán, es el perro guardián de Baviera, y no duda en jugar duro a nivel nacional como partido hermanado de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel.

Pero con las elecciones regionales a la vuelta de la esquina, donde según los últimos sondeos la CSU sólo obtendría un 33 por ciento de los votos, Baviera se enfrenta al reto de preservar su identidad y seguir convenciendo a un electorado que lo que más teme es el cambio.

Sin embargo, las cifras de población reflejan ya una cierta transformación. A principios de 2018, superó la marca de los 13 millones, con un 12,6 por ciento de extranjeros. A estos se suman los muchos alemanes que acuden a la región, que roza el pleno empleo, en busca de trabajo y bienestar. La digitalización y el progreso tecnológico también contribuyen al cambio.

"El cambio de valores en la sociedad también está cambiando en Baviera (...) El pueblo bávaro piensa hoy en día de manera más moderna de lo que quiere admitir la CSU", escribió la revista alemana "Der Spiegel".

Como resultado, Baviera está adquiriendo mucha más variedad, en todas las áreas de la vida. Ahora, por ejemplo, no se limitan al ganado vacuno y porcino, sino que también se crían gambas y alpacas.

Esta última criatura con su pelaje lanoso típica de los Andes se ha "integrado" en Baviera, dice Irene Hemetmayr, que junto con su marido Ulrich cría alpacas en su pueblo Gars am Inn. Hoy en día, todo el mundo sabe lo que es una alpaca. "Hace once años, cuando todo empezó, todo el mundo se preguntaba:'¿Qué es una alpaca?'", recuerda.

Luego está Crustas Nova, la primera empresa de cría de gambas de Baviera. "Se trata de una idiosincrasia absolutamente bávara", comenta el director de la empresa, Fabian Riedel, que desde hace dos años y medio abastece a hoteles y supermercados.

La empresa bávara de marketing turístico se ha dado cuenta de esta rica variedad, por lo que ha lanzado la campaña "Baviera: Tradicionalmente diferente", centrada en las personas que reinterpretan las tradiciones como Michael Thalhammer, un "tatuador de pantalones de cuero (Lederhosen)" que decora la tradicional prenda con imágenes de cabras montesas, lúpulos y palmeras.

Sin embargo, la CSU tiende a ser hostil a la modernización de la sociedad de un estado católico. Cuando el Parlamento alemán aprobó en 2017 una ley para permitir el matrimonio para parejas del mismo sexo, la CSU entró en modo de pánico. "Un año después podemos concluir que (la ley) no ha dañado a nadie, que no ha ocurrido ninguna catástrofe", declaró Patrick Slapal, director de la Asociación de Gays y Lesbianas dentro del bloque conservador.

Asimismo, por mucho que la CSU decrete que las entradas a todas las oficinas estatales deberían tener una cruz colgada en la pared, la realidad es otra: como en otros lugares, en Baviera la gente se aleja de las iglesias y la asistencia es baja.

En las imágenes de tarjetas postales de la región, sin embargo, las iglesias siguen siendo uno de los motivos más populares.
"La combinación de iglesias y montañas se vende muy bien", se limita a decir Boris Hesse, de la editorial Schöning, que produce postales.