"O'zapft is!": comienza en Múnich la 185 edición de la Oktoberfest

Múnich, 22 sep (dpa) - Los fanáticos de la cerveza ya viven su cita cumbre del año: en Múnich quedó hoy inaugurada una nueva edición de la célebre Oktoberfest, la mayor fiesta popular del mundo, cuando el alcalde de la ciudad abrió el primer barril de cerveza.

"O'zapft is!" ("¡ya está abierto!"), gritó el socialdemócrata Dieter Reiter tras perforar el barril con dos golpes de martillo y a continuación ofrecer, como manda la tradición, la primera "mass" -jarra de cerveza de un litro- al primer ministro de Baviera, el socialcristiano Markus Söder.

Así quedó oficialmente inaugurada la edición 185 de la Oktoberfest, por la que pasarán hasta el 7 de octubre unos seis millones de visitantes de todo el planeta que consumirán unos siete millones de litros de cerveza y toneladas de salchichas y otras comidas típicas.

Antes del tradicional golpe en el barril, ya se podían ver largas colas de personas esperando ante las carpas de las grandes cervecerías alemanas en el Prado de Teresa para disfrutar los primeros momentos de una nueva edición de la Oktoberfest.

Ellos ataviados con "lederhosen" (los pantalones de cuero bávaros) y ellas con "dirndl" (el traje regional de las mujeres) llenaron las calles de la ciudad.

Este año, el litro de cerveza costará 11,50 euros (13,50 dólares), 55 céntimos de euro más que el año pasado.

La seguridad volverá a jugar en esta edición un papel principal, después de que Alemania fuese víctima en 2016 de tres atentados yihadistas, el más luctuoso ocurrido en el mes diciembre en un mercado navideño de Berlín, en el que perdieron la vida 12 personas y medio centenar resultaron heridas.

Unos 600 agentes controlarán la entrada al recinto. Además, se incrementará la videovigilancia, de nuevo se vallará la pradera en la que tiene lugar la Oktoberfest y se controlará el acceso con mochilas o bolsos de gran tamaño.

El evento celebrado desde 1810 en Múnich surgió con motivo de la celebración del matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo. Desde entonces la fiesta evolucionó hasta convertirse en todo un símbolo de Múnich y de Alemania en el extranjero.