Fráncfort, 21 oct (dpa) – La aerolínea alemana Lufthansa bautizó hoy su nuevo Boeing 787 "Dreamliner" con el nombre de "Frankfurt am Main", pero el gigante de 200 millones de euros (232 millones de dólares) sigue con plazas bloqueadas a falta de la pertinente autorización.
El nuevo avión de Lufthansa es el primero del fabricante estadounidense equipado con la cabina "Allegris", diseñada específicamente para la compañía alemana, que busca brindar mayor comodidad a los pasajeros y aumentar las ganancias de la aerolínea.
Pero estas ganancias no comenzarán a entrar en las arcas de Lufthansa hasta que la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos sé su aprobación a las cabinas de clase ejecutiva especialmente diseñados. De momento solo 4 de las 28 disponibles en el "Dreamliner" podrán ser utilizadas.
Por lo tanto, a excepción de la primera fila, estas carísimas plazas deben permanecer bloqueadas en los vuelos hasta nuevo aviso. Esto debe cambiar rápidamente, ya que sin los ingresos generados por los lucrativos billetes de clase ejecutiva, los vuelos intercontinentales no pueden operar de forma rentable.
A pesar de las restricciones, el director general de Lufthansa, Carsten Spohr, describió el avión con orgullo: "Un hito en el camino hacia la modernización de nuestra flota", que representa "miles de millones de dólares invertidos en la experiencia premium en la sede de Fráncfort".
De aquí a 2030, el grupo planea incorporar alrededor de 100 nuevos aviones de larga distancia a su flota, de los cuales aproximadamente la mitad estarán basados en su centro de operaciones de Fráncfort.
No obstante, las dificultades de entrega del fabricante estadounidense —incluso el Boeing 777-X, mucho más grande, aún está pendiente— se encuentran entre las principales razones de los problemas financieros de la aerolínea principal del grupo Lufthansa, que recientemente ha registrado pérdidas. Según Spohr, este año obtendrá ingresos "prácticamente" nulos.
La aerolínea alemana ha encargado un total de 41 unidades del modelo "Dreamliner". Hasta el momento, solo ocho están en servicio, incluyendo una entrega anticipada de seis aviones con cabina estándar que una aerolínea china no pudo aceptar durante la crisis del coronavirus.
Según la presentación a la junta directiva, los nuevos aviones consumen hasta un 26 % menos de queroseno que sus predecesores, emiten menos dióxido de carbono (CO2) y, con los nuevos asientos, podrían comercializarse con beneficios significativamente mayores.
Así lo demuestra la experiencia del segundo centro de conexiones en Múnich, donde los asientos "Allegris" en los aviones Airbus de Lufthansa están disponibles desde mayo de 2024.
Autoridades locales buscan facilitar el tráfico aéreo
En la inauguración del avión con vino de manzana de origen local, el primer ministro del estado federado de Hesse, Boris Rhein, prometió a la compañía más apoyo en la lucha contra los elevados costes de localización.
"Un centro de conexiones (aéreas) internacional como Alemania ya no puede permitirse desventajas competitivas impuestas por el Estado", declaró Rhein, quien reclamó que el Gobierno federal implemente urgentemente el paquete de ayudas prometido en el acuerdo de coalición.
"Esto incluye una tasa de tráfico aéreo significativamente más baja, tasas más bajas para la seguridad de la aviación y el control del tráfico aéreo, y menos requisitos regulatorios para la protección del clima", subrayó.
El Boeing 787 bautizado hoy, con matrícula D-ABPF, es ya el séptimo avión de Lufthansa que lleva el nombre del mayor centro de conexiones de Alemania, Fráncfort, desde 1960.


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