Comunicado de la Secretaría General de la OEA sobre la situación en Venezuela
OEA
La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) convoca a la comunidad internacional para impulsar justicia internacional por la comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
Las jerarquías del régimen dictatorial venezolano han planificado, instrumentado y ejecutado la realidad represiva que vive el país: el plan de prevalecer por la fuerza y la represión que encarcela, tortura y mata. Y que encarcela, tortura y mata menores de edad. Los responsables de estos crímenes deben ser detenidos por la justicia, que es la forma de detener el oprobio de la muerte y las violaciones de Derechos Humanos que los tiranos usan contra su gente diariamente. Ello es competencia directa de la Corte Penal Internacional.
El régimen sostiene esta ignominiosa sistematicidad represiva basado en una política que requiere el aniquilamiento de la voluntad del pueblo, la destrucción de la conciencia democrática colectiva, para imponer la propia voluntad y ha sostenido ese proceso sobre la base de la persistencia y continuidad en el tiempo de crímenes de lesa humanidad contemplados en el Estatuto de Roma. Las denuncias recurrentes y reiteradas reflejan asesinatos, deportación o traslado forzoso de población representada en la peor crisis migratoria de la historia de este Hemisferio, la encarcelación política y otras formas de privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional, la tortura, las violaciones y otras formas de violencia sexual de gravedad comparable, la persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos y la desaparición forzada de personas.
Por supuesto que hay personas que no reaccionan ante estos crímenes; por supuesto que hay otros que trafican con la justicia para que la misma nunca se haga, o para que la responsabilidad de los dictadores se diluya y, si es posible, se convierta en mercancía de cambio; o quienes sólo condenan lo que ocurre, pero sin exigir la responsabilidad que surge de ello. Sin embargo, estimamos que debemos tener otra dimensión de responsabilidad ante esta crisis de Derechos Humanos; la política de omisión de justicia ante las denuncias de víctimas y familiares de víctimas no puede ser la base de las soluciones que se quieren construir. No puede ser la base de la diplomacia que queremos ejercer. No podemos nunca ser indulgentes con los crímenes de los dictadores del presente, mientras queremos justicia, verdad, reparación y no repetición por los crímenes de los dictadores del pasado. Eso ya ni siquiera es doble estándar, sino directamente un patrón de omisión inaceptable. Todos debemos aspirar a la Justicia para Venezuela.
En este tiempo, hemos visto cómo el régimen se ha burlado o ha engañado a sus interlocutores y/o "back-channels". Pero no ha podido burlarse del pueblo venezolano, que una vez tras otra ha creado alternativas democráticas, muchas veces de la nada, prácticamente. Lo ha hecho a un costo altísimo de sufrimiento, de violaciones sistemáticas de los derechos humanos perpetradas por el terrorismo de Estado del regimen dictatorial venezolano. A ese pueblo la comunidad internacional todavía le debe justicia.
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