Reformar la agricultura en África para poner fin al trabajo infantil

 


FAO

La FAO respalda la erradicación del trabajo infantil y ayuda a mejorar la vida de los niños

En el África subsahariana hay más niños trabajando que en todo el resto del mundo, lo cual es un hecho alarmante. De ellos, casi el 82 % trabaja en la agricultura. La mayoría de estos niños ayudan a sus padres a cultivar plantas, criar ganado o pescar, sobre todo para consumo propio.


 


No todas estas actividades se consideran trabajo infantil. Si las tareas son adecuadas para la edad, no entrañan peligros y no entorpecen la instrucción del niño, pueden ser positivas para la familia y favorecer la transmisión intergeneracional de habilidades valiosas que refuercen su seguridad alimentaria. De hecho, abordar el hambre y la pobreza, que son las causas profundas del trabajo infantil, contribuye a reducir el problema.


 


No obstante, en muchos casos el trabajo de estos niños excede los límites de seguridad y bienestar, particularmente en la agricultura, convirtiéndose en una actividad que perjudica su salud y menoscaba sus oportunidades educativas.


 


Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se celebra el 12 de junio, presentamos cuatro ejemplos ilustrativos de la labor que desempeña la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para hacer frente a este problema sobre el terreno, en primera instancia, y hasta el plano mundial, a fin de velar por que todos los niños tengan una infancia. 


 


1. “Escuelas de campo” en Uganda


 


Se calcula que en Uganda trabajan al menos 2 millones de niños, la inmensa mayoría en el sector agrícola.


 


A través de las escuelas de campo y de vida para jóvenes agricultores, la FAO combate el trabajo infantil promoviendo una educación de calidad para los niños y ayudándolos a adquirir habilidades agrícolas que contribuyan a su seguridad alimentaria.


 


Antes de entrar en la “escuela de campo” de la FAO, Josephine, de 17 años, se encargaba de recoger leña para su familia, una tarea peligrosa que hacía desde la edad de 7 años. En la escuela de campo y de vida para jóvenes agricultores aprendió que podía hacer otras cosas para ayudar a su familia: “[La escuela] me ha dado mucho que hacer... He aprendido mucho”, dice Josephine.


 


Peter, de 16 años, también comenzó a trabajar de pequeño. “Mis padres no querían que fuese a la escuela porque me necesitaban para cuidar de los animales y porque no les parecía que la educación fuese valiosa”, cuenta.


 


Ahora, Peter colabora con la escuela de campo y de vida para jóvenes agricultores de la FAO y quiere “ser profesor para enseñar también a los demás lo que he aprendido yo”, afirma.


 


Michael Lokiru, Oficial de programas de la FAO en Uganda, describe la escuela de campo y de vida para jóvenes agricultores como “una experiencia positiva, ya que según dicen los niños cada vez hay menos padres reticentes a escolarizarlos”. 


 


2. Cambios normativos


 


La erradicación del trabajo infantil en la agricultura debe producirse también en los despachos de los políticos, y no solo en los campos de cultivo. La FAO ha elaborado un marco para poner fin al trabajo infantil en la agricultura, que sirve de guía para los encargados de formular políticas y que ya ha ayudado a algunos países a confeccionar planes de acción contra el trabajo infantil.


 


En Uganda, la FAO ha prestado apoyo político e institucional, en particular para hacer frente al trabajo infantil en la cría de ganado y en materia de higiene y seguridad en las cadenas de valor del maíz y los lácteos. Gracias a estas actuaciones, el Gobierno ugandés ha incorporado la prevención del trabajo infantil en sus políticas nacionales.


 


“Creemos que es importante seguir generando conocimientos y datos científicos propios del contexto para que los encargados de formular políticas pongan fin al trabajo infantil en la agricultura,” afirma el Sr. Antonio Querido, Representante de la FAO en Uganda.


 


En Cabo Verde, a través de un proyecto financiado por la Unión Europea, la FAO realizó una encuesta nacional sobre el uso de plaguicidas en la que se estudió la exposición de los menores a sustancias químicas nocivas. En vista de los resultados, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente buscó alternativas a los productos químicos peligrosos y promovió su adopción por parte de los agricultores del país, a través de las escuelas de campo.


 


“El Convenio de Rotterdam sobre plaguicidas peligrosos ha sido un punto de partida para colaborar con el Ministerio de Agricultura en la lucha para erradicar el trabajo infantil”, explica Ana Laura Touza, Representante de la FAO en Cabo Verde.


 


3. Defensa del futuro de los niños de las zonas rurales


 


La FAO ha contribuido a establecer la Alianza Internacional de Cooperación sobre el Trabajo Infantil y la Agricultura, junto con la Organización Internacional del Trabajo y la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines, entre otros asociados, y desde 2007 colabora con varios gobiernos para propiciar medidas normativas a fin de atajar el trabajo infantil.


 


Como avance decisivo en la actividad de la FAO, cabe destacar que se haya incluido la erradicación del trabajo infantil en la agricultura en el Llamamiento a la Acción de Durban, un documento histórico adoptado durante la quinta Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil, a la que asistieron miles de delegados gubernamentales, organizaciones de trabajadores, organismos de las Naciones Unidas y organizaciones regionales y de la sociedad civil. Gracias al empeño de la FAO, erradicar el trabajo infantil en la agricultura se formula como prioridad máxima de este documento, mediante el cual los firmantes se han comprometido a actuar.


 


4. Nexo entre cambio climático y trabajo infantil


 


En un informe recién publicado, la FAO pone de relieve el nexo entre el cambio climático y el trabajo infantil. Los fenómenos meteorológicos extremos, cuya frecuencia e intensidad están aumentando, golpean a los medios rurales de subsistencia y empujan a algunos menores a trabajos más arduos y jornadas más largas.


 


En Etiopía se ha constatado, por ejemplo, que las lluvias torrenciales se asocian con un incremento de la incidencia y la intensidad del trabajo entre los niños varones de zonas rurales, cuando las familias se ven obligadas a contar con ellos para las tareas de limpieza y reparación.


 


“A medida que haya más perturbaciones climáticas, también aumentará la exigencia para que los niños trabajen más a menudo y más horas”, vaticina Ariane Genthon, experta de la FAO en cuestiones de trabajo infantil.


 


Para que la visión de un mundo sin trabajo infantil se haga realidad más rápidamente, la FAO ha establecido el Mecanismo de prevención del trabajo infantil en la agricultura, que catalizará asociaciones e inversiones para fortalecer a las comunidades rurales y brindar a los niños de estas comunidades un futuro mejor.