Apoyo a Erdogan en la comunidad turco-alemana deja muchos interrogantes



Por Yuriko Wahl-Immel (dpa)

Düsseldorf/Berlín, 31 may (dpa) - Serkan Sayin vive en la región alemana de Westfalia, lejos de Turquía, pero la reelección del presidente Recep Tayyip Erdogan en las elecciones de su país natal no solo le ha decepcionado, sino que le ha dejado perplejo por el apoyo logrado en Alemania.


"No lo entiendo. La gente que vive libremente aquí en una democracia está obligando a la gente en Turquía a sufrir bajo una autocracia", dice Sayin, de 51 años, al referirse al 67 por ciento de votos logrado por Erdogan en la segunda vuelta de los comicios entre los votantes turcos que residen en Alemania.


Sin pasaporte turco por haber optado por la nacionalidad alemana hace 20 años, lo que le impide votar, Sayin considera "un camino equivocado que la gente, aunque viva y trabaje en otros países, tenga voz en la situación política de Turquía". Además, agrega, teme que la división entre partidarios y detractores de Erdogan se profundice en Alemania.


Con motivo de los resultados de las elecciones, se pudieron observar grandes celebraciones por un lado, y por el otro gran frustración y preocupación respecto a la evolución política en Turquía.


En Alemania viven unos tres millones de personas de procedencia turca, en un grupo que destaca por su heterogeneidad. De ellos, 1,5 millones tenían derecho a votar esta vez, y el 50,4 por ciento votó en la segunda vuelta y 500.000 lo hicieron por Erdogan, lo que a su vez supone un 17 por ciento del total.


"No sabemos qué mueve a aquellos que no han votado o a los que no tienen derecho a voto", comenta Yunus Ulusoy, del Centro de Estudios Turcos, situado en la ciudad de Essen.


El experto considera que la polarización política es una realidad en Turquía desde hace tiempo y también entre las personas de origen turco en Alemania, y que las recientes elecciones no cambiarán esta situación.


"El resultado de las elecciones afecta emocionalmente a la gente de aquí, pero no cambia su vida cotidiana", declara.


El presidente de la Comunidad Turca en Alemania (TGD), Gökay Sofuoglu, no percibe "ninguna gran controversia ni malestar". "Los votantes de Erdogan están entusiasmados, los partidarios de la oposición buscan errores y causas. Los turcos de la oposición y los kurdos no se pelearán aquí con los partidarios de Erdogan", explica.


Safak Salda, alemán de origen turco y propietario de un bar en Berlín, conoce a mucha gente que quiere irse de Turquía. Su establecimiento se ha convertido en una especie de punto de contacto para muchos turcos que ya han emigrado a Alemania o están considerando hacerlo.


La noche de las elecciones, tras conocerse los resultados que consolidan el poder de Erdogan, tuiteó en tono de broma: "Debería hacerme cargo también del bar de al lado, probablemente ya no quepamos en el mío".


"La fuga de cerebros de Turquía sigue siendo inevitable", afirma el periodista Hüseyin Topel desde Renania del Norte-Westfalia, donde vive un número especialmente elevado de personas de procedencia turca. La inmigración de miles de profesionales de alto nivel -por ejemplo, en medicina, profesiones de ingeniería o educación- ha permitido a Alemania beneficiarse durante años. "Esto continuará", opina.


Si los jóvenes con orientación democrática y buena formación abandonan el país, "Turquía se hundirá económica y tecnológicamente", predice Volker Beck, del Centro de Estudios Religiosos de Bochum. El analista espera también "una polarización más fuerte entre los demócratas de origen turco y kurdo y los partidarios de Erdogan".


Según Beck, Erdogan y su partido están llevando a cabo una "política sistemática de desintegración" en Alemania.


¿Y qué hay del intercambio a nivel político? El músico Tayfun Guttstadt comenta que "las relaciones germano-turcas van por un camino muy frío pero pragmático. Todo el mundo lo ha asumido". En cuanto a la economía, el artista berlinés ve las cosas bastante negras: "Creo firmemente que la economía turca se dará de bruces contra la pared en uno o dos años".


Ulusoy, del Centro de Estudios Turcos, añade que desde la perspectiva alemana, Turquía es un actor importante en Oriente Próximo, y Turquía se hundiría en una crisis económica sin los mercados exteriores de Alemania y Europa. "No tienen por qué quererse, pero tienen que llevarse bien", declara.


Zeynep Yanasmayan, del Centro de Investigación sobre Integración y Migración (DeZIM), cree que es demasiado fácil ver los resultados electorales turcos en Alemania únicamente como un signo de fracaso de la integración y aboga por que no se "estigmatice y, sobre todo, no se excluya" a los partidarios de Erdogan.