Los coches pequeños, ¿se enfrentan a su fin en Alemania?

Por Jan Petermann (dpa)

Berlín, 9 ene (dpa) - Los coches pequeños y "minis" necesitan menos espacio, podrían hacer más eficiente el tráfico urbano y reducir la contaminación climática, pero proporcionan menos beneficios a los fabricantes.


Algunos fabricantes se aferran al segmento, mientras que otros se centran en modelos más rentables. Por su parte, la industria alemana sigue viendo oportunidades en los coches pequeños, especialmente los que llevan motor eléctrico.


Los expertos, sin embargo, ven una reducción de la oferta y creen que el vehículo propio podría convertirse en un producto de lujo. Las causas y posibles consecuencias de esta tendencia son múltiples.


Según los datos de la Autoridad Federal de Transporte Motorizado (KBA), en Alemania las nuevas matriculaciones en diciembre bajaron en el caso de los coches pequeños. La cuota fue del 9,6 por ciento y en una comparación interanual disminuyó un 4,1 por ciento.


Desde que la movilidad eléctrica cobró impulso, también gracias a las subvenciones estatales, los vehículos pequeños y compactos incluso ganaron importancia.


Sin embargo, en relación con otros segmentos, los SUV, berlinas o modelos de alta gama, obtienen más beneficios, debido a que los costes de producción no aumentan al mismo ritmo que el precio final. En consecuencia, el futuro de las subvenciones a los coches eléctricos se tambalea.


Los fabricantes solo ganan bien con los automóviles más pequeños si consiguen cifras de ventas muy elevadas. Sin embargo, número de modelos pequeños en el mercado alemán se redujo de 24 a 12 en una década y ya se dejaron de fabricar coches como el Ford Ka, el Opel Adam y el Citröen C1.


La revista especializada "Auto Strassenverkehr" apunta que salvo Volkswagen, todas las demás series "mini" son marcas extranjeras como Fiat, Renault, Hyundai/Kia, Toyota o Suzuki.


"La 'SUVización' es perceptible en todo el mundo", afirma Stefan Bratzel, del Centro de Gestión de Automoción (CAM) de Bergisch Gladbach, en el oeste de Alemania. "En la clase de lujo, la tendencia de ventas sigue siendo fuerte: las cuotas de mercado deberían seguir desplazándose de abajo a arriba", dijo.


Benedikt Maier, del Instituto de Economía del Automóvil de Geislingen, explica: "En tiempos de escasez de materias primas, es una decisión empresarial lógica centrarse sobre todo en el margen de beneficio".


El aumento del precio de la energía y de las materias primas metálicas desde el inicio de la guerra rusa en Ucrania y la falta de componentes electrónicos debido a la crisis del coronavirus afectan fuertemente a la industria automotriz.


"Los aumentos de precios habituales de los fabricantes se produjeron últimamente a intervalos más cortos y a mayor escala", afirma Maier. Según el experto, la menor oferta provocó un aumento de los costos de los modelos básicos y más pequeños, en tanto que la industria suele reservar las cuotas de chips disponibles para sus coches grandes.


A menudo hacen falta años para que un modelo recién diseñado sea rentable. Además, las nuevas tecnologías son más competitivas en el segmento superior, aunque siguen siendo relativamente caras.


Según la asociación de la industria automotriz VDA, las llamadas economías de escala abaratarán los modelos en el futuro. Maier, en cambio, no está tan convencido. "No creo que los fabricantes alemanes establecidos quieran entrar activamente en el segmento de los coches pequeños a mediano plazo, ni siquiera que presenten conceptos de coche económico".


Los motores de combustión más económicos emiten menos dióxido de carbono (CO2). Por eso, en el caso de los modelos electrónicos más pequeños se supone que un menor consumo de recursos reduce el impacto climático. El requisito previo es que la batería se cargue con electricidad verde, por lo que los activistas climáticos instan al Gobierno alemán a acelerar la expansión de las energías renovables.


En tanto, en la crisis de los microchips, muchos critican los pequeños coches eléctricos por sus desventajas frente a los grandes. Por otra parte, las empresas subrayan que es probable que la norma Euro-7, más estricta en materia de emisiones de los motores de combustión, aumente sobre todo los costes de los modelos pequeños y los haga menos atractivos.


Además, como el coche "compartido" se está popularizando a través de modelos de suscripción, los elevados precios de los coches nuevos se podrían compensar en parte.


"Hay que discutir más la dimensión social de la automoción. Ya noto que el tema se percibe emocionalmente en los estratos con menos dinero. Tenemos que tener cuidado de que esto no sea contraproducente también en términos de política climática", destaca Bratzel.