FAO: Cuando las visiones de género y de negocio convergen

 NDP FAO

Las escuelas empresariales para agricultores ayudan a las mujeres y a los hombres a aumentar la rentabilidad de sus explotaciones al tiempo que desafían los roles de género

Nos recibe con una amplia sonrisa y su rostro está radiante de orgullo. Al ver a Agnes Rehema Chisiwa en su huerto de tomateras cuidadosamente seleccionadas y cuidadas, no cabe duda de que está orgullosa de lo que ha conseguido.


 


Agnes es ahora la presidenta de la escuela de campo para agricultores de Juhudi, en Kilifi Sur (Kenya). Se ha convertido en una empresaria visionaria y en una formadora dedicada que disfruta en compartir sus conocimientos con otros agricultores locales.


 


A través de su capacitación, se centra en el desarrollo de negocios agrícolas y prepara tanto a mujeres como a hombres para desafiar las tradiciones y costumbres locales que impiden que las mujeres reciban un trato igualitario.


 


“Las agricultoras nos enfrentamos a muchos retos debido a las diversas funciones que desempeñamos”, dice Agnes. “Las mujeres soportan toda la carga de las responsabilidades familiares, desde que se levantan hasta que se acuestan. Persiste la expectativa de que ellas laven los platos, limpien la casa, vayan a buscar agua al pozo, al tiempo que soportan los embarazos, asisten a reuniones escolares y cocinan para sus maridos e hijos. Además, tienen que asistir a las reuniones de la comunidad y trabajar en las granjas”.


 


Hasta hace unos años, a Agnes le costaba hablar abiertamente de asuntos económicos con su marido, y nunca se consultaban a la hora de tomar decisiones, lo que ocurre en muchas familias de las zonas rurales de Kenya.


 


“Cuando mi marido recibía algún dinero, nunca lo comentábamos entre nosotros”, se lamenta Agnes. “Él recibía su dinero y yo el mío. Yo compraba un paquete de harina y al volver del trabajo, él también adquiría otro paquete igual. Por tanto, acabábamos teniendo dos paquetes de harina, pero no otros productos alimenticios para la comida, como hortalizas”.


 


Las cosas empezaron a cambiar en 2020, cuando Agnes asistió a una capacitación organizada por la FAO a través de la escuela empresarial para agricultores con fines de empoderamiento de las mujeres (WE‑FBS, por sus siglas en inglés), una iniciativa innovadora que promueve la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres rurales en el ámbito de la agricultura y la producción alimentaria. La iniciativa refuerza las capacidades de agricultoras y agricultores para crear empresas agrícolas rentables y, al mismo tiempo, transforma las relaciones de género en los hogares, las comunidades y los mercados, alentando a los participantes a reflexionar y debatir críticamente sobre los retos de género, analizar sus causas y plantear posibles soluciones. Los maridos, las esposas y los hijos mayores también desarrollan juntos un plan a cinco años sobre sus asuntos familiares y empresariales.


 


Agnes fue una de las 100 facilitadoras del distrito de Kilifi que participaron en la capacitación de la WE‑FBS impartida por la FAO en asociación con el Gobierno de Kenya a través del programa de Igualdad de género y empoderamiento de la mujer en la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición, una iniciativa financiada por el Mecanismo flexible multiasociados (FMM) de la FAO.


 


“Tras la capacitación impartida por la WE-FBS, ahora puedo sentarme con mi marido y planificar junto con él. Acordamos que uno de nosotros comprase harina y el otro hortalizas. Lo mismo ocurre con los uniformes escolares de nuestros hijos. Yo compro las camisetas y él los pantalones cortos. Así que, ahora, todo funciona entre nosotros gracias a la formación”, celebra Agnes.


 


Aprender sobre los mercados


 


Además de fomentar el diálogo familiar, la capacitación de la FAO ha ayudado a Agnes y a otros miembros del grupo a desarrollar sus habilidades agrícolas y a entender mejor cómo aprovechar los mercados. Gracias a los conocimientos adquiridos en la capacitación, Agnes realizó un estudio de mercado que indicó una gran demanda de tomates y otras hortalizas en el mercado local debido a la sequía imperante en su distrito. Como resultado, empezó a cultivarlas, y ahora espera obtener más ingresos de la venta de estos productos en el mercado.


 


“Antes de cultivar, debemos realizar un estudio de mercado. No debemos plantar cultivos que no tengan un mercado inmediato. La capacitación representó un punto de inflexión para nosotros”, explica Agnes.


 


“Debemos tener en cuenta qué productos están disponibles en el mercado desde la perspectiva de los compradores. Tenemos que preguntarles qué les interesaría comprar y a qué precio”, añade.


 


En colaboración con World Vision International, la iniciativa WE-FBS ha preparado a 15 formadores principales, y capacitado a 257 facilitadores agrícolas que, a su vez, han transferido los conocimientos adquiridos a otros 2 678 agricultores. La expectativa es llegar a 5 200 mujeres y 1 300 hombres al final de la fase piloto en 2022.


 


“Al involucrar tanto a hombres como a mujeres, el enfoque de las WE-FBS permite desglosar las normas de género, al tiempo que fortalece las habilidades y la capacidad empresarial para mejorar sus negocios agrícolas, participar en cadenas de valor rentables y buscar oportunidades de mercado”, subraya Carla Mucavi, representante de la FAO en Kenya. “El enfoque incluye también diferentes herramientas para hacer frente a las normas negativas que impiden a las mujeres y a los hombres mejorar su bienestar y alcanzar su pleno potencial”.


 


“Agnes es mucho más que una productora de tomates y hortalizas. Es una mujer enérgica que ha superado normas socioculturales muy arraigadas”, afirma Queen Katembu, coordinadora de las WE-FBS de la FAO en Kenya, que capacitó a Agnes y la escuchó hablar en su casa y en la comunidad. “Gracias a la capacitación, se ha hecho más hábil en la planificación de los gastos, se ha unido a una asociación de ahorro y préstamo de la aldea, ha abierto una cuenta bancaria y ha desarrollado una buena base para obtener préstamos”.


 


Mientras su negocio crece, Agnes sabe exactamente lo que quiere. “Tengo un objetivo y una visión a cinco años de lo que me planteo conseguir. Por ejemplo, ahora mismo necesito una bomba [de agua] y he empezado a ahorrar para comprarla. Ahora ahorro con un objetivo. Sé que conseguiré esa bomba gracias a mis ahorros”.


 


Los agricultores que han seguido la capacitación de la WE-FBS están aplicando lo aprendido a otras iniciativas agrícolas en el país. Estas capacitaciones también se están llevando a cabo en Camboya, Senegal y Uganda, con el objetivo de mejorar la participación equitativa de las mujeres en la agricultura y cerrar la brecha de género en este sector.