Por Christian Ebner, Katja Sponholz e Isabell Scheuplein (dpa)
Fráncfort, 22 abr (dpa) - El coronavirus y la propulsión eléctrica provocaron un auténtico "boom" de las bicicletas en Alemania, pero la pandemia también está generando continuos cuellos de botella en el suministro y precios más altos a día de hoy.
Los clientes en la pequeña tienda de bicicletas de la familia Sehmer en la ciudad germana de Sarrebruck, en el suroeste del país, formulan una y otra vez las mismas preguntas: "¿Todavía tienen algo? ¿Puedo hacer un pedido?".
Las bicicletas con o sin propulsión eléctrica todavía continúan siendo un bien escaso en Alemania de cara al tercer verano en pandemia, con una lata y sostenida demanda.
La industria ciclista se considera capaz de cumplir las peticiones de sus clientes, pero justamente los más exigentes de ellos, que tienen ideas claras de lo que quieren, se van cada vez más a menudo con las manos vacías o bien tienen que terminar haciendo concesiones.
"Las tiendas no se han quedado vacías", dice Tim Salatzki, experto en tecnología de la asociación del sector ZIV en Berlín.
Según explica Salatzki, los fabricantes están trabajando a toda máquina y esperan poder superar su récord de ventas de 2021 a pesar de las continuas dificultades en la cadena de suministro.
Pero aclara que no será posible que cada cliente reciba la bicicleta deseada, y que deberán mostrar flexibilidad por ejemplo en lo que al color o a determinados equipamientos se refiere.
En Alemania se vendieron durante el año pasado aproximadamente 4,7 millones de biciletas, de las cuales dos millones fueron eléctricas. Las "e-bikes" y los "pedelecs" (modelos eléctricos que asisten mientras el usuario pedalea) continuaron registrando incrementos de ventas en relación al año anterior.
Por otra parte, en el mercado de las bicicletas clásicas se registró un claro retroceso, con 2,7 millones de unidades vendidas en comparación a las 3,09 millones del año anterior.
Con el rápido crecimiento del sector eléctrico, los precios promedio aumentaron (1.395 euros o unos 1.511 dólares por bicicleta), al igual que la facturación total, que se situó en 6.560 millones de euros.
Ya en 2021 los comerciantes debieron gestionar la escasez. "En consonancia con la limitada disponibilidad de productos, el asesoramiento se orientó más hacia una 'distribución de mercancías' a los clientes finales", señala la asociación del sector VDZ.
Por lo tanto, las subidas de precios se hicieron obligadas. La guerra en Ucrania, los continuados problemas de suministro en la mayoría de los repuestos procedentes de Asia, así como el fuerte incremento en el precio de las materias primas, también afectarán al mercado durante 2022.
Según indica VDZ, algunas marcas con gran demanda ya solicitaron a los vendedores órdenes de pedidos detallados de piezas para 2023. La escasez generalizada está afectando a los pequeños comerciantes, señala.
Antes estos solían poder actuar con mucha flexibilidad a través de los mayoristas, mucho más que los proveedores online y las grandes cadenas de tiendas. De esta manera, reporta VDZ, el año pasado, la oferta de bicicletas deportivas sin propulsión eléctrica se redujo drásticamente.
Michael Bachmann, del "Micha's Rad-Atelier" de Coblenza, en el oeste de Alemania, cuenta por ejemplo que, en su caso, la facturación de bicicletas nuevas cayó durante el año pasado en torno al 40 por ciento en relación a 2020.
"En 2021 fue la primera gran caída, y este año será extremo", manifiesta su temor. De las 123 unidades que encargó para esta temporada, 97 aún tienen entrega pendiente. Y relata que permanente los plazos se retrasan una y otra vez.
Tanto el comercio como la industria prevén una demanda constantemente elevada de bicicletas nuevas, teniendo en cuenta los elevados precios del combustible y los cambios en los hábitos de ocio y de transporte.
Según un sondeo difundido recientemente por el instituto demoscópico Yougov y realizado por encargo del portal Check24, el 23 por ciento de los encuestados planea comprarse una bicicleta todavía durante este año o bien ya lo hizo.
Esto resulta sorprendente a nivel de las cifras en todo el país, porque con 81 millones de bicicletas, considerando las estadísticas existentes, cada ciudadano o ciudadana de Alemania posee una bicicleta.
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