“Si en el Afganistán colapsa la agricultura, corremos el riesgo de que suceda una catástrofe”

 NDP FAO

El Sr. Richard Trenchard, Representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en Kabul, insta a la adopción de medidas urgentes para evitar una crisis humanitaria

Kabul – El Sr. Richard Trenchard, Representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en el Afganistán, advierte que el empeoramiento de la sequía y los recientes trastornos económicos están teniendo repercusiones graves en el país, donde actualmente cerca de 19 millones de personas se enfrentan a una situación de inseguridad alimentaria aguda, e insta a la adopción de medidas urgentes a nivel internacional para evitar una catástrofe.

¿Cuán grave es la situación humanitaria en el Afganistán?

Como saben todos los hombres, mujeres y niños afganos, el Afganistán está sufriendo una crisis humanitaria a una escala sin precedentes, a una velocidad sin precedentes. Hoy en día, 18,8 millones de personas se enfrentan a una situación de inseguridad alimentaria aguda en el Afganistán. Eso significa que pasan hambre a diario, como muestran las proyecciones. Se trata de un aumento drástico respecto de hace apenas seis meses.

Lo que es más preocupante es que aún no hemos visto lo peor. Para finales de año, se prevé que esa cifra ascienda a 22,8 millones de personas. Debemos recordar siempre que detrás de cada cifra hay una persona, ya sea un hombre, una mujer o un niño, que se enfrenta a una situación de inseguridad alimentaria aguda, es decir, al hambre a diario.

¿Por qué ha empeorado la crisis en los últimos meses?

Lo que comenzó como una crisis provocada por la sequía a principios de este año, o incluso a finales del año pasado, en los últimos meses se ha transformado en algo mucho más grande y mucho más complejo: una crisis nacional alimentada por la implosión económica y la suspensión de la asistencia internacional para el desarrollo que hacía tantos años venía respaldando la prestación de servicios básicos, como la atención sanitaria primaria. La ausencia de redes de seguridad se ha vuelto aún más importante a medida que la crisis se ha ido acentuando.

Los excelentes agricultores, ganaderos y pastores afganos han desempeñado siempre un papel fundamental a la hora de sacar al Afganistán del borde de la catástrofe. Esta vez ocurrirá lo mismo. Recordemos que el 70 % de la población del Afganistán reside en las zonas rurales. La agricultura contribuye enormemente al producto interno bruto del país, representando al menos el 25 % de este, y se calcula que el 80 % de todos los medios de vida dependen directa o indirectamente de ella. De ahí que los efectos de la sequía son tan destructivos y la agricultura reviste una importancia tan decisiva.

¿Qué puede hacerse para proteger la agricultura esencial y por qué es tan importante?

La agricultura es la columna vertebral de los medios de vida afganos y de la economía del país. Tanto la agricultura como la ganadería desempeñarán un papel indispensable para sacar al Afganistán del borde de la catástrofe. Cuando los agricultores no puedan cultivar y los ganaderos vean morir sus rebaños o se vean obligados a venderlos, sus medios de vida simplemente desaparecerán. Abandonarán las zonas rurales y no tendrán más remedio que migrar a los centros urbanos y a otros lugares, lo que empeorará la crisis al hacer que disminuya aún más la producción nacional de alimentos y aumenten las necesidades. Esto hará que la situación sea mucho más difícil para ellos y hará mucho más difícil que el Afganistán evite la catástrofe.

Por este motivo es tan importante prestar asistencia humanitaria urgente ahora en apoyo de los agricultores y ganaderos afganos. Además de la labor sumamente importante que la FAO está haciendo para salvar vidas hoy en día junto con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y otros asociados de las Naciones Unidas en asuntos humanitarios, debemos asegurarnos de que la asistencia humanitaria siga protegiendo los medios de vida agrícolas esenciales en las zonas rurales. Los agricultores y ganaderos del Afganistán lo saben. Nosotros lo sabemos.

Si colapsa la agricultura, corremos el riesgo de que suceda una catástrofe.

De forma alarmante, se prevé que la sequía que venimos viendo en el Afganistán desde finales de 2020 continúe hasta bien entrado el año próximo, y ya ha tenido repercusiones graves en 25 de las 34 provincias del Afganistán.

Es absolutamente indispensable que los hogares rurales, los agricultores y los ganaderos afganos, quienes representan una parte tan importante de la población, puedan seguir cultivando, produciendo alimentos y manteniendo vivo al ganado.

En la actualidad, la FAO está distribuyendo semillas de trigo en 30 provincias, pero es una carrera contrarreloj para hacer llegar esas semillas a 1,3 millones de personas este invierno. Y las necesidades de asistencia humanitaria seguirán aumentando. La respuesta humanitaria masiva que se precisa en los próximos meses se centra en salvar vidas y en proteger los medios de vida esenciales. Si colapsan los medios de vida rurales, el riesgo es que también lo haga el país.

Si colapsa la agricultura, veremos cómo el abastecimiento de alimentos a nivel nacional disminuirá cada vez más, los ingresos disminuirán cada vez más e, inevitablemente, se acelerarán los desplazamientos. Recordemos también que el invierno es decisivo tanto por la nieve y el agua que aporta como por las condiciones a las que se enfrentará la población.

¿Qué tan severo es el clima ahora para los agricultores, los pastores y sus familias?

El rápido avance del invierno —y la continua sequía— es un desafío para los agricultores, los pastores y para muchas otras personas en todo el Afganistán, en particular los desplazados. Pero también plantea desafíos para organizaciones humanitarias como la nuestra. Muchas zonas del país se volverán inaccesibles en las próximas semanas y meses a medida que vaya avanzando el invierno, y la situación se volverá mucho más difícil para quienes ya estén atrapados en la vorágine de la crisis.

Estamos llegando al final del período de siembra del trigo de invierno, que constituye la base de los medios de vida rurales en vastas franjas del Afganistán. Estamos distribuyendo lotes de cultivo de trigo, que consisten, en particular, en semillas de gran calidad y de origen local, fertilizantes y capacitación. Esta campaña beneficiará a 1,3 millones de personas y mantendrá activos sus medios de vida en 30 de las 34 provincias del país en las próximas semanas. Reducirá la necesidad de asistencia alimentaria, incluso en las zonas de difícil acceso.

¿Qué debe hacerse para revertir la situación?

Debe incrementarse masivamente la asistencia humanitaria en todo el país, a gran escala y ya. Existe un riesgo muy real de catástrofe de no producirse un aumento masivo de la asistencia humanitaria en las próximas semanas y meses y en el próximo año. Y para millones de hombres, mujeres y niños afganos no hay un plan B.

Gracias a la generosidad de varios donantes, la FAO necesitó de forma inmediata 11,4 millones de USD hasta finales de año, pero está claro que nuestras necesidades humanitarias para el próximo año serán considerablemente mayores a las de los últimos años. Con el empeoramiento de la sequía, la FAO busca otros 200 millones de USD para 2022.

También es preciso que se aborde la implosión económica. Hay una crisis masiva de liquidez, con un sistema bancario casi paralizado e importantes consecuencias para las empresas y el comercio interno también, lo cual no solo impulsa la crisis, sino que también afecta a la respuesta humanitaria.

Por último, debemos encontrar la manera de liberar las grandes cantidades destinadas al desarrollo internacional que han sido tan importantes en los últimos años para prestar servicios básicos en los ámbitos de la agricultura, la sanidad y la educación y en todos los sectores. Es preciso que se liberen en los próximos meses y en el año próximo.

¿Impiden los talibanes que la asistencia llegue a las personas necesitadas?

No hay una sola persona en el Afganistán que no reconozca la necesidad de una asistencia humanitaria masiva en las próximas semanas y meses, especialmente a medida que se acerca el invierno.

Muchas organizaciones humanitarias, como la FAO, llevan años trabajando en las zonas talibanas. La necesidad de una asistencia basada en las necesidades, con independencia operativa, y los principios humanitarios fundamentales de neutralidad, imparcialidad, independencia y humanidad están bien establecidos, se entienden y se respetan, aquí como en todos los demás países donde se está llevando a cabo una labor humanitaria.

Por muchos años, incluso a principios de este año, el acceso físico era una limitación importante en muchas zonas debido a la inseguridad. Los conflictos y otros problemas de acceso nos impedían llegar a muchas personas que necesitaban asistencia humanitaria. Sin embargo, el acceso ha mejorado enormemente en los últimos meses. Podemos acceder a todas las provincias afganas y a la mayoría de los distritos en esas provincias. Esto no era así hace unos meses. Ahora, no obstante, los desafíos derivados de la implosión económica han reemplazado a los problemas de acceso.

Junto con la continua sequía, es la implosión económica la que viene impulsando el drástico empeoramiento de la crisis en los últimos meses y viene alimentando su carácter cada vez más urbano. La situación económica también ha hecho mucho más difícil nuestra respuesta humanitaria. Pero no imposible.

Al igual que todos los asociados en asuntos humanitarios, hemos seguido trabajando sin descanso para encontrar soluciones a estos nuevos desafíos y hemos seguido prestando asistencia humanitaria indispensable a medida que la crisis ha ido evolucionando. La FAO llegó a casi 350 000 personas entre agosto y octubre, y solo en noviembre pretendemos llegar a más de un millón de agricultores para brindarles asistencia humanitaria urgente con la que proteger los medios de vida esenciales. Actualmente, estamos distribuyendo enormes cantidades de semillas de trigo, pienso concentrado para el ganado y otros insumos indispensables. Pero hace falta mucho más.