Tenor estrella alemán Kaufmann asume el desafiante papel de Tristán


Por Cordula Dieckmann (dpa)

Múnich, 27 jun (dpa) - Incluso una estrella mundial como el tenor alemán Jonas Kaufmann le tiene gran respeto a algunos papeles, como por ejemplo al protagónico masculino de la ópera "Tristán e Isolda", de Richard Wagner.

Hace poco, el tenor dijo en la ciudad alemana de Múnich que este papel era como escalar hasta la cima del Monte Everest.

Así y todo, el cantante de 51 años se prepara para subir esta montaña. Este jueves 29 de junio debuta en este rol en el Festival de la Ópera de Múnich, con una nueva puesta en escena de Krzysztof Warlikowski, al igual que Anja Harteros, que canta por primera vez como Isolda. La dirección musical está en manos de Kirill Petrenko.

Kaufmann afirma que asumió el riesgo por el atractivo que representa este papel para cualquier tenor. Se trata de una historia repleta de drama, pasión, sentimientos y sensualidad. En el centro de la escena se encuentra el amor entre Tristán e Isolda más allá de todos los límites y convenciones.

Sin embargo, Isolda está prometida como esposa al rey Marke y por eso la única salida que encuentra la pareja es la muerte. En vez de veneno, toman una pócima de enamoramiento, con consecuencias dramáticas.

Wagner (1813-1883) conocía bien las turbulencias sentimentales, ya que tuvo un amorío con Cosima, la esposa de Hans von Bülow, quien dirigió el estreno de la ópera.

Pero, ¿qué es lo que hace tan difícil el papel de Tristán, al punto de que algunos cantantes de ópera ya fracasaron frente a él? "Se trata de un partido complicado en muchos aspectos", explica  Kaufmann. "Hay que estar en forma durante muchas horas, estar concentrado", señaló.

Son cinco horas en el Ópera Estatal de Múnich. A esto se suman los textos de Wagner con aliteraciones, cambios y muchos "pequeños tropiezos". Por si fuera poco, apenas hay pausas para recobrar el aire.

"La cosa sigue y sigue y sigue y apenas se tiene tiempo para tomar aire", explicó. Si se llega a pensar "momento, ¿qué sigue ahora?", según contó, "ya es demasiado como para poder cumplir realmente con las expectativas de esa noche".

Kaufmann no se animó a este papel durante mucho tiempo. "Ni siquiera hace tres meses hubiera podido decir con una certeza del 100 por ciento que todo funcionaría de forma aceitada", reconoce. Afirmó que ni siquiera ahora fluye todo. "Es como bailar  permanentemente sobre el filo", reconoció.

Por otra parte, el cantante, siempre muy ocupado, se topó en medio de su preparación con la pausa obligada por la pandemia de coronavirus. De repente, hubo un año en el que no se la pasó viajando de un lado al otro del mundo, de ópera en ópera, de concierto en concierto.

La vida inquieta de artista exige a todo el cuerpo, a las cuerdas vocales, la respiración, los pulmones, una y otra vez, hasta el límite de las posibilidades. Kaufmann dijo que quizá dependió también de esta pausa que su voz se haya recuperado tan bien y que tuviera la mente más despejada.

¿Llegó con "Tristán e Isolda" a la cumbre de su carrera? El tenor de Múnich no está tan seguro. "Se podría decir que esta es la meseta a la que se llegó, sería lindo", dijo sonriente, pero añadió, consciente de su éxito: "Aunque, en términos de carrera, me encuentro en esa meseta desde hace un tiempo sorprendentemente largo".