¿Cuál es la realidad y las perspectivas de los jóvenes venezolanos? PARTE I


VOA Por Luisana Solano

Los jóvenes venezolanos consultados por la Voz de América para este artículo relatan sus expectativas y aspiraciones, en medio de la situación que atraviesa el país. Ellos, a diferencia de otros han podido acceder a centros universitarios, aunque no todos han podido culminar sus estudios.

CARACAS - La juventud venezolana, aunque no pierde el impulso y la visión de futuro que viene con esa época de la vida, no es ajena a su complicado contexto nacional. Al hablar con los jóvenes, términos como 'desafío' y 'lucha' salen a relucir en cualquier conversación. Pero también hablan de 'oportunidad' y 'madurez'.

La crisis económica, social y política del país, que se ha intensificado los últimos años, marcó su crecimiento y los que deberían ser sus años de desarrollo académico, profesional y personal.

En el contexto de la celebración este viernes en Venezuela del Día de la Juventud en la nación suramericana, la Voz de América conversó con jóvenes venezolanos para explorar cómo ha sido su experiencia bajo estas circunstancias en las que han ido creciendo, y que incluye además la actual pandemia por coronavirus.

Concuerdan al señalar que, desde sus esquinas, perseverancia, superación y educación son ingredientes necesarios para la solución de la crisis que atraviesa el país.

“Hay muchas oportunidades todavía”

Ainara Paredes tiene 21 años. Cursa la carrera de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas, aunque apenas ha podido avanzar desde el inicio de la pandemia en marzo.

Como a todos, la llegada del nuevo coronavirus le cambió la rutina. Sin embargo, comenta a la Voz de América que ha buscado aprovechar el tiempo haciendo cursos e investigando por su cuenta sobre mercadotecnia.

Comenta que se unió junto a un amigo en un emprendiendo de diseños de páginas web y tiendas digitales, donde ella está enfocada en la parte del diseño. Además, está involucrada con Rotaract Caracas, una organización de jóvenes de servicio social, donde tiene la oportunidad de tener contacto con personas menos favorecidas. 

“Es bastante difícil ver esa situación. Estar de cerca (…) Te das cuenta que realmente la gente aquí necesita demasiada ayuda”, comenta.

Describe la circunstancias de los jóvenes en la nación suramericana como un desafío, en espera de un cambio y en busca de oportunidades.

“Hay muchas oportunidades todavía, a pesar de toda la situación, pero obviamente no son las mismas oportunidades que puedes tener en cualquier otro país”, comenta la joven.

Aunque todavía está entre sus planes terminar sus estudios, afirma que siempre se imaginó, a su edad, más avanzada en su carrera. E incluso viajando y aprendiendo otros idiomas. Si bien siente, agrega, que ha logrado algunas cosas, otras se han visto afectadas por la situación país.

“No tengo un trabajo, por ejemplo, con el que pueda empezar ahorrar para mis planes”, comenta.

Considera que una manera en lo que los venezolano de su edad puede aportar es con su constante superación.

“Nosotros estamos dentro de todo este panorama, si nosotros crecemos, obviamente va crecer el país, al menos en un futuro (…) más adelante lo vamos a necesitar”, expone.

"Podemos ser mejor de lo que nunca hemos sido antes”

Gabriel Cabrera, de 23 años, admite que la dinámica de lo que era su día a día, y sigue siendo, es “bastante distinta”. “A nosotros nos nutre (...) Y nos has permitido vivir de cerca la realidad que vive nuestro país”.

Él vive en Valencia, a más dos horas de Caracas, en el estado Carabobo. Estudia derecho en la Universidad de Carabobo y Comunicación Social en la Universidad Arturo Michelena.

También fue presidente de la Federación Nacional de Estudiantes de Derecho en el periodo 2018-2021 y es director del Centro de Activismo y Desarrollo Democrático para la Región.

Antes de la pandemia, sus mañanas las dedicaba a sus estudios de derecho. De allí, “salía corriendo” para almorzar y continuar con su otra carrera. En medio de eso, recuerda, hacía activismo y un diplomado en la capital. 

Cabrera define la situación general de la juventud en Venezuela con las palabras obstáculos, desafíos, pero también oportunidades. Recuerda, por ejemplo, las protestas de 2017, cuando asegura vivieron de cerca “muchas cosas muy fuertes”.

“Somos jóvenes que nos ha tocado madurar muchísimo más rápido”, afirma a VOA.

Gabriel señala que planificar los siguientes pasos, profesionales o personales, es difícil en el contexto país.

“Hoy en día, para el joven que desea preparase, que quiere ser profesional, que quiere desarrollarse individualmente, se hace cuesta arriba”, señala.

Confiesa que, aunque sigue siendo su plan, en este punto, ya se imaginaba graduándose y mudándose a Caracas a estudiar un postgrado. Agrega que, en el caso de otras carreras, “algunos quieren migrar, es una realidad muy muy clara”.

En su caso, explica que decidió que sus aspiraciones personales “sean parte del cambio del país”. 

Asegura estar convencido que “vale la pena permanecer en el país”. Considera necesario “seguir movilizados”, con las normas sanitarias, y “mantener un espacio cívico”. 

“Nosotros estamos convencidos que podemos ser mejor de lo que nunca hemos sido antes”, afirma.

“Así como se lucha en otros lados, pues, intentar hacerlo aquí"

Naholy Contreras, de 20 años, también vive en el interior del país, pero en San Cristóbal, en el fronterizo estado Táchira, entidad golpeada por la situación de los servicios básicos en el país.

Ella actualmente trabaja en una librería, a la que se va en bicicleta, por la cercanía de su casa. Comenta que iba a estudiar psicología, pero “todo se complicó”. 

En 2017, se fue a Bogotá por vacaciones, pero decidió quedarse para apoyar a su familia. En la capital colombiana, trabajó para una compañía de entregas a domicilio y también tuvo un carrito de comida rápida. 

En diciembre 2019, se vino a pasar vacaciones, fue alargando su estadía, y, como le pasó a muchos en otras partes del mundo, la atrapó la pandemia.

“Ser joven en Venezuela (…) tiene que tener ajuro la palabra luchar, porque es una lucha constante. Tener un futuro incierto, no saber qué vas hacer”, afirma Naholy a la Voz de América.

Explica siempre quiso estudiar para ser veterinaria y combinarlo con su otra pasión, el fútbol, el que se veía jugando de manera profesional.

“Es bastante complicado estudiar en una universidad privada porque si trabajas, te da repente el sueldo para comer o hacer tal o cual cosa, pero no para costear una universidad, si estás solo”, explica.

Señala que de momento no tiene pensado irse del país. "Vale la pena para mi ahorita quedarme. Y, nada, así como se lucha en otros lados, pues, intentar hacerlo aquí”.

A su entender, para poder superar la crisis que atraviesa la nación suramericana, es necesaria la calidad humana de cada uno.

“Creo que inculcando mucho el respeto hacia las otras personas y ser más humanos nos ayudaría a mejorar mucho, por encima de políticos, de lo que sea”, comenta.

“Nos tocó madurar a los golpes”

Otros de los jóvenes consultados fue Néstor Omaña, de 23 años y también de San Cristóbal, estado Táchira.

Explica que estudió varios semestres de arquitectura en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), pero por temas de las universidades públicas del país tuvo que dejar la carrera.

En ese momento, 2019, decidió aprovechar algunas facilidades que le ofrecieron amigos para pasar algunos meses en EE.UU. y ver otras cosas. 

Recuerda que al regresar, aunque había pasado poco tiempo, fue “un choque tremendo”, al menos en la parte económica. “Yo contaba con un dinero cuando me estaba viniendo, y cuando llegué aquí, no me alcanzó para nada de lo que había pensado, y eso que era en una divisa extrajera”, comenta a la Voz de América.

Actualmente tiene un emprendimiento, una marca de ropa, que estuvo desarrollando durante la pandemia y arrancó este año. Él se enfoca en el tema del marketing, de los pedidos y de la venta.

“Para todos es una situación super complicada, pero hay muchas maneras de verlo”, asegura.

Néstor califica la experiencia de la juventud en Venezuela como un reto, que requiere madurez y, además, “tomar decisión”.

“A nosotros los venezolanos nos tocó, digamos, madurar a los golpes. En otros países, o lo que sería la generaciones anteriores, tenían un camino y a nosotros nos tocó abrirnos paso”, afirma.

Expone que si bien no pensó iba tener que emprender, todavía quiere estudiar. Revela que le gustaría estudiar en Europa, pero no arquitectura, sino psicología, quizás con su negocio ya encaminado.

En su caso, considera que la educación es clave para poder avanzar en las soluciones de los problemas que atraviesa el país: “Creo que lo que podríamos hacer como juventud es educarnos. (…) educarnos más en valores”.

“La juventud venezolana ha venido haciendo muchísimas cosas”

Héctor Jacobo también es un joven de 23 años, pero vive Caracas. Se graduó en el 2019 de Administración en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). 

Antes de la pandemia, comenta, ya había trabajado de modo remoto en una institución bancaria. Actualmente trabaja en una empresa de servicio a domicilio que llegó hace poco meses, en el área de cumplimiento.

Para Héctor, la situación depende mucho del lente con el que se mires. Se considera desde un punto de vista privilegiado, pues, entre otras, tuvo acceso a educación privada gracias a sus padres.

Comenta que si bien Caracas es de las ciudades menos afectadas en ese sentido, todavía no se adapta a la falla de los servicios públicos. Describe la situación de la juventud venezolana con las palabras  fortaleza, valor y también compromiso.

Apunta que con la crisis, es necesario reinventarse y pensar bien el siguiente paso, para que no te “consuma”.

“Aquí lo más difícil es saber reinventarse, saber buscar oportunidades, porque realmente no están en todos lados, sino que hay que saber buscarlas bien, hay que asesorarse bien”, comenta a la VOA.

Aunque no está en sus planes inmediatos, no descarta emigrar, pero de manera planificada, entre otras cosas, “para lograr algo de independencia económica”.

Héctor asegura desde hace años, la juventud venezolana, ha hecho “muchísimas cosas”, entre ellas, defender los derechos constitucionales o de ciertas minorías, pero aún así no han logrado los objetivos.

Señala que muchos jóvenes en el país aún están aportando, con emprendimientos, proyectos o ideas. “Hay cosas que ya podrían empezarse hacer si no fuera por todo el tema políticos”, afirma.