Streaming para salvar la vida nocturna de Berlín

Por Gerd Roth (dpa)
Berlín, 1 may (dpa) - La vida nocturna de Berlín, famosa en todo el mundo, está paralizada desde mediados de marzo. Debido a las restricciones para frenar la epidemia de coronavirus, las puertas de los más de 300 clubs, normalmente difíciles de pasar, están completamente cerradas desde entonces, al igual que las de los restaurantes que proclaman el encanto de la noche.

Sin embargo, los clubs, esos sitios donde la cercanía es textual en las noches sudorosas en la pista, no se dan por vencidos ante el virus. Desde hace seis semanas convocan al público cada noche mediante streaming con DJs y DJanes internacionales durante cinco horas, trasladando la música hasta las salas y cocinas de los amantes del baile en todo el mundo.

Y no planean cambiar la modalidad. "Todavía estamos a lleno por mucho tiempo, por el momento no tenemos fechas libres", comenta Sascha Disselkamp, presidente de la comisión de clubes nocturnos de Berlín.

El éxito se puede medir en cifras aun sin cobrar entrada. Arte Concert, socio de los clubes para realización técnica, registró hasta ahora 8,3 millones de accesos a los streamings a través de su mediateca o Facebook y Youtube. Por ejemplo, una noche en el club "Kater Blau" fue seguida por 383.000 aficionados al tecno, house, disco tech, e-beat y otras variantes.

Casi todos los clubs más populares participan en esta campaña. Normalmente aportan muchos ingresos a Berlín, un estudio indica que son visitados por unos tres millones de turistas cada año. Se estima que la facturación anual de las actividades relacionadas con la vida nocturna asciende a unos 1.480 millones de euros (1.624 millones de dólares) entre transporte, gastronomía y bares. El sector de los clubes por sí solo factura 168 millones de euros al año.

La comisión de clubes apeló a la comunidad amante de las fiestas pidiendo apoyo, hasta ahora 14.000 donantes les hicieron llegar casi 440.000 euros.

Las cifras suenan bien, pero, según Disselkamp, para las cajas vacías de los clubs no son "siquiera una gota en el océano", ya que unos 9.000 empleados y casi 20.000 artistas se ven afectados por el silencio y la oscuridad que reina en los locales.