Tribunal fundamenta cadena perpetua a neonazi alemana

Múnich, 25 abr (dpa) - Casi dos años después de haber sido condenada a cadena perpetua por su papel en una serie de ataques neonazis, se dieron a conocer los fundamentos del veredicto de culpabilidad de la terrorista de ultraderecha Beate Zschäpe por el asesinato de diez personas.

Zschäpe fue culpada por los asesinatos y dos atentados con bomba como miembro de la célula neonazi Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), en un tortuoso juicio que duró más de cinco años y que culminó con la sentencia de culpabilidad en julio de 2018.

Beate Zschäpe integraba un trío ultraderechista con sus compañeros Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt que, al verse acorralados por la Policía, se quitaron la vida en 2011.

En su esperada sentencia escrita con los fundamentos de la condena, a la que tuvo acceso dpa, el Tribunal Regional Superior de Múnich consideró que la contribución de Zschäpe a los atentados llevados a cabo entre 2000 y 2007 había sido "objetivamente sustancial".

Los argumentos exactos en los que se basa su condena son de gran interés, ya que el veredicto aún debe ser revisado por el Tribunal Federal de Justicia de Alemania. También fueron condenados junto a Zschäpe otros cuatro cómplices del grupo neonazi, con sentencias de varios años de prisión. La sentencia de 2018 se basó exclusivamente en pruebas circunstanciales.

Sin embargo, lo que se sabe es que Zschäpe vivió durante casi 14 años con Mundlos y Böhnhardt, tiempo durante el cual los dos hombres asesinaron a nueve pequeños empresarios de ascendencia turca y griega y a una oficial de policía.

Después del suicidio de sus dos cómplices, Zschäpe incendió la última residencia del trío, emitió una confesión grabada y se entregó a la policía.

En los fundamentos de la sentencia se dice que Zschäpe planeó los atentados junto con los otros dos conspiradores y que se le encargó "crear un refugio seguro para los hombres" mientras cometían los crímenes.

El caso dejó al descubierto graves errores por parte de la Policía y los servicios de inteligencia germanos, que al principio no tuvieron la mínima sospecha de una posible motivación racista y dirigieron las pesquisas hacia el entorno de las víctimas, suponiendo que eran ajustes de cuentas entre mafias extranjeras.

En el país llegó a hablarse de "desastre histórico sin precedentes" porque, entre otras cosas, se destruyeron documentos de relevancia antes de que concluyeran las investigaciones y se subestimó la amenaza que suponía la ultraderecha en Alemania.