NYT: EE.UU. discutió planes de golpe con opositores venezolanos

VOA

Representantes del gobierno del presidente Donald Trump al parecer mantuvieron reuniones secretas con militares venezolanos rebeldes el año pasado para discutir sus planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro, entre ellas una posible intervención militar.


The New York Times indicó que uno de los militares involucrado en las conversaciones se encuentra en la lista de oficiales sancionados por el gobierno de Estados Unidos por actos de corrupción.


Él y otros miembros del aparato de seguridad venezolano han sido acusados por Washington de una amplia gama de crímenes graves, que incluye torturas a críticos, encarcelamiento de cientos de presos políticos, herir a miles de civiles, tráfico de drogas y colaboración con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que es considerada una organización terrorista por Estados Unidos.


Los oficiales estadounidenses decidieron, eventualmente, no ayudar a los conspiradores, por lo que los planes golpistas se congelaron. De acuerdo con la información de The New York Times, miembros de la Fuerza Armada habían solicitado reuniones con funcionarios estadounidenses durante el gobierno del presidente Barack Obama, pero fueron rechazadas.


Pero, la declaración del presidente Trump, en agosto del año pasado, de que tenía en cuenta la opción militar para Venezuela, animó a los militares venezolanos a retomar el contacto con Washington.


“Era el comandante en jefe el que decía esto ahora”, indicó el ex comandante venezolano, que se encuentra en la lista de sancionados durante una entrevista en la que habló en condición de anonimato por temor a las represalias por parte del gobierno venezolano.


En una serie de reuniones encubiertas en el extranjero, que comenzaron el otoño pasado y continuaron este año, los oficiales militares dijeron al gobierno estadounidense que representaban a cientos de miembros de las fuerzas armadas que estaban descontentos con el gobierno de Maduro.


La Casa Blanca se negó a responder preguntas detalladas sobre las conversaciones, dijo en un comunicado que era importante entablar un "diálogo con todos los venezolanos que demuestren un deseo de democracia" para "traer un cambio positivo a un país que tanto ha sufrido" bajo el régimen de Maduro.


The New York Times indicó que los militares venezolanos solicitaron radios encriptadas, alegando la necesidad de comunicarse de forma segura mientras desarrollaban un plan para la instalación de un gobierno de transición para dirigir el país hasta que se realizaran elecciones.


Los funcionarios estadounidenses no proporcionaron el apoyo solicitado, y los planes se deshicieron después de una campaña que condujo al arresto de docenas de conspiradores.


El recuento de estas supuestas reuniones clandestinas son el resultado de entrevistas con 11 funcionarios estadounidenses, actuales y anteriores, así como con el excomandante venezolano, quien a su vez señaló que por lo menos existen tres grupos distintos dentro del cuerpo castrense del país que han conspirado contra el gobierno venezolano.


Uno de los grupos estableció contacto con el gobierno estadounidense mediante la embajada estadounidense en una capital europea. En ese momento, oficiales de la Casa Blanca indicaron que estaban intrigados pero atentos, y dijeron que les preocupaba que el encuentro pudiese ser visto como una trampa para tener evidencia de que el gobierno de EE UU estaba conspirando contra Venezuela.


A medida que la situación del país empeoró, los oficiales estadounidenses señalaron que valía la pena apoyar el esfuerzo de los militares que querían lograr un cambio político.


“Despues de mucha discusión, acordamos que deberiamos escuchar lo que tenían que decir”, indicó un oficial que no estaba autorizado a hablar de las reuniones secretas.


El gobierno de Trump envió a un diplomático a las reuniones para las conversaciones, pero no estaba autorizado a negociar nada en el momento. El oficial estadounidense puntualizó que los oficiales venezolanos no parecían tener un plan detallado de acción y que esperaban que los estadounidenses les ofrecieran ideas y colaboración para idear un plan.


El ex comandante venezolano aseguró que los militares nunca solicitaron a Estados Unidos por una intervención militar. “Nunca acordé una operación conjunta, ni ellos la propusieron”, señaló el miembro del cuerpo castrense y añadió que se iba a actuar en julio del año pasado, cuando el gobierno instaló la Asamblea Nacional Constituyente, pero abortaron el plan por temor a que se produzca un baño de sangre.


Posteriormente, decidieron realizar la toma del poder en marzo, pero los planes se develaron, de acuerdo con el oficial, por lo que decidieron posponer la operación hasta el 20 de mayo, día de “elecciones presidenciales” en Venezuela. Nuevamente se filtraron los planes, por lo que se canceló el plan.


Para que la conspiración tuviera éxito, se debía detener a Nicolás Maduro y a otros funcionarios de gobierno de manera simultánea. Para hacer eso, los oficiales venezolanos requerían una forma de comunicación segura, por lo que solicitaron equipos al diplomático estadounidense durante su segunda reunión el año pasado. EE.UU. se negó a ofrecer la ayuda solicitada.


“Estabamos frustrados. No recibíamos señales de apoyo y me dejaron esperando”, indicó el ex comandante venezolano sobre la segunda reunión. Durante el tercer encuentro, a principios de este año, las discusiones se estancaron y los estadounidenses no proveyeron de material o apoyo político a los planes de los militares.


Más de 150 militares han sido detenidos, y el ex comandante venezolano indicó que probablemente estén siendo torturados. Se lamentó de la falta de apoyo táctico de Estados Unidos, la cual, a su juicio, pudo haber cambiado la historia del país.


“Estoy decepcionado. Pero soy el menos afectado, al menos no soy un prisionero”, confesó.


Algunos analistas citados por The New York Times sostienen que pese a que EE.UU. negó la ayuda para sacar del poder a Maduro, el solo hecho de participar de las reuniones, podría haber sido visto como una aprobación tácita de sus planes.


"Estados Unidos siempre está interesado en reunir información sobre posibles cambios de liderazgo en los gobiernos", dijo Peter Kornbluh, un historiador del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington. "Pero la mera presencia de un funcionario de EE.UU. en tal reunión probablemente se perciba como un estímulo".


La Casa Blanca en uno de sus pronunciamientos calificó la situación en Venezuela como "una amenaza para la seguridad regional y la democracia" y dijo que la administración de Trump continuará fortaleciendo una coalición de "socios con ideas afines y de mente recta desde Europa a Asia para las Américas para presionar al régimen de Maduro en la restauración de la democracia en Venezuela".