Los países en desarrollo dependientes de productos básicos tienen que redoblar esfuerzos por diversificar su economía


Sin un cambio en su política económica corren el riesgo de no lograr el desarrollo sostenible para 2030, según un informe de la ONU

11 de diciembre de 2017, Ginebra/Roma – Sin una voluntad decidida de acometer nuevos cambios en su política económica en 2030 los países en desarrollo que dependen de productos básicos se verán superados por economías más diversificadas en cuanto a sus logros sociales y económicos, según afirman la UNCTAD y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en un informe publicado en el día de hoy. 

En el informe, titulado Commodities and Development Report 2017 (Informe sobre productos básicos y desarrollo 2017), se sostiene que se trata de una posibilidad, dado que se piensa que los precios mundiales de los productos básicos alimentarios y no alimentarios —salvo el petróleo— se situarán en sus niveles de 2010. Puede incluso que aumenten ligeramente en los años previos a 2030 —la fecha límite para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por la comunidad internacional en 2015. Sin embargo, en el informe se señala que esas pautas de precios pueden divergir si se desglosan por región y país.

En el informe se señala que el auge de los precios de los productos básicos entre 2003 y 2011 propulsó los ingresos de exportación y, en general, las tasas de crecimiento económico de muchos países en desarrollo dependientes de productos básicos, pero que esta tendencia se ha ralentizado o incluso ha retrocedido desde que los precios mundiales de los productos básicos se estabilizaron en un nivel más bajo. 

Esto, a su vez, ha puesto de manifiesto la importancia de invertir en capital humano y en protección social, así como de las políticas redistributivas, habida cuenta de que, aunque el crecimiento de la economía en general sea sólido, por sí solo no necesariamente propicia logros en materia de reducción de la pobreza y de seguridad alimentaria.

En el informe se destaca la necesidad de que esos países dependientes prosigan con su transformación estructural a fin de mejorar sus perspectivas económicas y sociales, reducir la pobreza, conseguir la seguridad alimentaria y, en general, lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A fin de apoyar sus recomendaciones de política económica, en el informe se examinan las distintas políticas aplicadas por varios países y sus respectivos efectos socioeconómicos. Los estudios monográficos abarcan productos básicos y países productores como la soja en la Argentina y el Brasil, el arroz en Bangladesh, los diamantes en Botswana y Sierra Leona, el algodón en Burkina Faso, el café y el banano en Costa Rica, el cacao en Ghana, el níquel en Indonesia, el sorgo en Malí, el petróleo en Nigeria y el cobre en Zambia.

Según el informe, entre las medidas económicas que puedan promover el crecimiento inclusivo en los próximos 15 años figuran la diversificación económica, la ampliación de los vínculos entre el sector de los productos básicos y la economía nacional, la adopción de políticas de gasto de carácter anticíclico que permitan constituir reservas durante los períodos de precios altos y utilizarlas durante los períodos de bajada de precios, la generación de valor añadido en las materias primas y la inversión en protección social, salud y educación.

Esos países necesitarán más espacio de políticas a fin de establecer una matriz de políticas que se adapte perfectamente a sus circunstancias y condiciones económicas e impulsar su propio desarrollo económico sostenible en un mundo cada vez más globalizado.

El informe llega a la conclusión de que, a la postre, la transformación estructural debería concretarse en el éxito de la aplicación de la Agenda 2030