La campaña para acabar con el hambre llega a un punto de inflexión


Ayudar a los agricultores familiares y garantizar el acceso a los alimentos son desafíos clave en la actualidad, asegura el Director General de la FAO a los legisladores británicos

28 de noviembre de 2017, Roma/Londres - La lucha contra el hambre ha alcanzado hoy un “punto de inflexión” y apoyar a los agricultores familiares es fundamental para tener éxito, dijo lunes el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, a los legisladores británicos.

 

“La causa principal del hambre hoy en día no es la falta de alimentos, sino la falta de acceso a los mismos”, aseguró en un discurso ante el Grupo Parlamentario interpartidista sobre Agricultura y Alimentación para el Desarrollo.

 

Es una paradoja que los agricultores familiares -los que producen la mayor parte de los alimentos del mundo-, sean los más amenazados por la inseguridad alimentaria. Por ello Graziano da Silva pidió una mayor concienciación y apoyo frente al empeoramiento de la situación que sufren estas personas, muchas de las cuales viven en zonas rurales de países en desarrollo y “apenas logran sobrevivir”, como resultado del cambio climático y, cada vez más a menudo, de conflictos civiles.

 

Añadió que es esencial invertir para ayudarles a mejorar su propia productividad y el uso de los recursos naturales, y señaló que muchos hogares en los países en desarrollo no pueden permitirse inversiones para aumentar su resiliencia, como sería la introducción de sistemas de riego por goteo que conservan el agua.

 

“Es una vía de doble sentido: los agricultores familiares necesitan nuestra ayuda, pero nosotros también necesitamos que los agricultores familiares formen parte del futuro sostenible y con seguridad alimentaria para todos que queremos”, afirmó.

 

Esto es especialmente válido a medida que las técnicas de cultivo industrial están llegando a sus límites naturales, y si bien contribuyeron a un aumento del 40 por ciento en la producción de alimentos per cápita desde la década de 1960, el hambre no se ha erradicado. Alrededor de 815 millones de personas padecían subalimentación crónica el año pasado, a pesar de que el mundo produce alimentos suficientes para todos.

 

Los retos actuales del sistema alimentario están relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero (GEH), el reparto económico y la creciente incidencia de la obesidad y el sobrepeso, y estos desafíos deben abordarse teniendo en cuenta a los agricultores, indicó Graziano da Silva.

 

Protección social integrada

 

También son necesarios programas de protección social para los agricultores familiares vulnerables, ya que ofrecen la oportunidad de obtener beneficios sistémicos, según explicó el responsable de la FAO a los miembros del Parlamento británico, recordando el éxito de Brasil al vincular las transferencias de efectivo a las familias que mantienen a sus hijos matriculados en la escuela. Esto se complementa a su vez con leyes que exigen la compra de alimentos a nivel local para los programas de alimentación escolar, estrategia que incrementa las salidas comerciales para los pequeños campesinos a la vez que mejora los resultados nutricionales.

 

Igualmente indicó que FAO, junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Gobierno de Brasil y el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), trabajan para implementar variaciones locales del programa de Brasil en Etiopía, Malawi, Mozambique, Níger y Senegal.

 

El papel de los legisladores

 

Según Graziano da Silva, cuando los parlamentarios promulgan leyes y aprueban presupuestos, realizan una gran contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición, que son cuestiones públicas que requieren buena gobernanza, así como normas y legislación específicas, 

 

“Donde las políticas públicas y los programas se basan en la legislación adecuada, los indicadores sobre la malnutrición mejoran significativamente”, concluyó.

 

La FAO ha venido apoyando de forma activa la creación del Frente Parlamentario contra el Hambre y la Desnutrición durante casi una década. En fecha reciente se estableció una nueva alianza en Japón que se suma a las ya existentes en América Latina, África y también en el Parlamento Europeo.