Rummenigge, alma de la fiesta de un Bayern sin ánimos de celebración


Por Carsten Lappe y Klaus Bergmann (dpa)

Wolfsburgo/Múnich, 30 abr (dpa) - Antes de que terminara el encuentro ante el Wolfsburgo que le otorgaría al Bayern Múnich su quinta Bundesliga consecutiva, la número 27 de su historia, todo apuntaba ya a que el presidente de la junta directiva del club, Karl-Heinz Rummenigge, iba a ser uno de los que más gozaría con la celebración.


El directivo brindaba en la grada con cerveza por cada uno de los goles que se iban sumando a la cuenta del club muniqués. Tras el pitido final, remarcó ante las cámaras la gesta lograda y avanzó la noche de festejos que esperaba a la plantilla, intentando quitar hierro a los sinsabores vividos en la Copa Alemana y en la Liga de Campeones.

"Es increíble, vamos a celebrarlo con una gran fiesta porque esto no es algo normal. En diez años como jugador, yo fui dos veces campeón con el Bayern. Y este equipo ha logrado ser campeón de Liga cinco años consecutivos, es algo extraordinario", señaló en declaraciones a la cadena Sky tras el 6-0 logrado ante el Wolfsburgo.

El ánimo de los jugadores seguía sin ser el mejor tras el título, pero Rummenigge insistía en la importancia de celebrar un logro inédito en el fútbol alemán. También lo hacía el capitán Philipp Lahm, que colgará las botas a final de la temporada. "No es lógico que uno gane año tras año el campeonato", afirmó el lateral.

Tras un mes negro en el que el Bayern resultó eliminado de la Copa Alemana al caer ante el Borussia Dortmund y se despidió en cuartos de la Champions con una dolorosa derrota ante el Real Madrid, el ánimo entre los jugadores del Bayern no era precisamente de euforia.

Concluido el partido y con el título de campeones ya en la mano, el plantel reaccionó con tranquilidad. Tan solo algunos aplausos ante la afición para celebrar un hito único en los 54 años de historia de la Bundesliga. Las decepciones vividas días atrás pesaban todavía demasiado en el estado anímico de los jugadores.

En los vestuarios, tras el 6-0, se veían caras un tanto estoicas. La celebración tan solo se regó con una caja de cerveza. "He intentado conseguir algo pero nada, ni pizza ni un gin-tonic", comentaba en broma el defensa internacional Mats Hummels, que tuvo que esperar a estar de vuelta en Múnich para ver cumplidos sus deseos.

El ambiente, no obstante, se fue animando un poco en el vuelo de regreso a casa, momento en el que los jugadores incluso cantaron como prólogo a una fiesta privada que se celebraría posteriormente en un club de la capital bávara.

No faltaron los brindis pero las caras eran todavía largas entre la plantilla porque, para la mayoría, el título sabe a premio de consolación.

Rummenigge, erigido en alma de la fiesta, intentaba dar la vuelta a la tortilla y se mostraba eufórico de cara a la galería. "Estamos muy felices. No debemos tener la pretensión de ganar todos los años el triplete. En este país, cualquiera de los 17 equipos restantes estarían hoy extremandamente felices", dijo el directivo.

"El Bayern Múnich debe estar también satisfecho y no considerar la conquista del campeonato como un premio de consolación", agregó.

En opinión de Lahm, el capitán que se retira con ocho ligas a sus espaldas, terminar la temporada con un título supone un buen balance para el equipo, a pesar de que reconoce que en un principio aspiraban a sumar más trofeos.

"No debemos andarnos con rodeos, nos hubiese gustado haber tenido éxito en otras competiciones", apostilló Hummels tras el festival de goles protagonizado por Robert Lewandowski -que anotó un doblete-, David Alaba, Arjen Robben, Thomas Müller y Joshua Kimmich.

Para lograr el triplete, no obstante, habrá que esperar a la próxima temporada. Y al frente seguirá el técnico Carlo Ancelotti, quien tiene contrato en Múnich hasta 2019 y recibió un fuerte respaldo a su gestión.

"Carlo es un entrenador extraordinario", recalcó Rummenigge, quien a sus 61 años se convirtió en el alma de la fiesta de un Bayern que termina la temporada con sabor agridulce.