El observatorio LIGO detecta por tercera vez ondas gravitacionales


Hannover/Boston, 2 jun (dpa) - El detector de ondas gravitacionales del Observatorio estadounidense LIGO volvió a descubrir la fusión de dos agujeros negros, demostrando por tercera vez la existencia de las ondas predichas hace un siglo por Albert Einstein, indicaron este jueves los investigadores en la revista especializada "Physical Review Letters".


El nuevo descubrimiento confirmó además la existencia de una nueva clase de agujero negro, escribieron los científicos.

Al igual que en septiembre de 2015, cuando se descubrieron estas ondas por primera vez, la distorsión del espacio-tiempo se detectó primero en el Instituto Max Planck para Física Gravitacional de Hannover (Alemania), que forma parte del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO).

Las dos antenas de LIGO situadas en Estados Unidos detectaron el 4 de enero de 2017 las ondas gravitacionales producidas por la fusión de dos agujeros negros, que giraban a gran velocidad el uno alrededor del otro formando una espiral hasta que finalmente se unieron en uno solo con 49 veces la masa del Sol.

En los dos acontecimientos de este tipo registrados anteriormente se crearon agujeros negros con 62 y 21 veces la masa del Sol. En esta nueva ocasión, LIGO confirmó la existencia de una nueva clase de agujeros negros con más de 20 veces la masa de nuestra estrella, indicaron los investigadores.

"Estos son objetos que no sabíamos que existían antes de que los descubriera LIGO", destacó el portavoz del Observatorio, David Shoemaker, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

Las ondas gravitacionales predichas por Einstein en su Teoría de la Relatividad General se producen cuando las masas se aceleran y comprimen y estiran el espacio. Se propagan en el vacío a la velocidad de la luz y distorsionan el espacio-tiempo, de forma parecida a las ondas que produce una piedra que se lanza al agua.

Las ondas son mayores cuanto más masivos son los cuerpos o fuentes que las provocan y cuanto mayor sea la velocidad a la que se mueven.

LIGO las detecta con dos brazos perpendiculares que miden cada uno cuatro kilómetros de largo. En el interior hay rayos láser con los que se miden de forma extremadamente exacta los cambios que se producen en el largo de los brazos.

De esta forma LIGO pudo observar el último segundo antes de la completa fusión de los agujeros negros. La señal fue en esta ocasión más débil que en la primera observación de ondas gravitacionales porque el evento se produjo al doble de distancia, a alrededor de 3.000 millones de años luz. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año.

Según los investigadores, las observaciones de LIGO muestran que las parejas de agujeros negros de gran masa son más comunes de lo que se creía.

"Descubriremos aún muchas cosas más. Este es un momento emocionante para la era de la astrofísisca de ondas gravitaciones", dijo el director del Instituto Max Planck de Hannover, Karsten Danzmann. Este fue galardonado el miércoles con el Premio Körber a la Ciencia Europea, dotado de 750.000 euros, por el desarrollo de tecnología clave para los detectores de las ondas gravitacionales.