La documenta en Atenas, principio y fin de Occidente

Por Alexia Angelopoulou (dpa)

Atenas, 31 mar (dpa) - El sol primaveral se refleja en una de las paredes de la Facultad de Bellas Artes de Atenas. Pero el calor del mediodía no parece importar al artista australiano Gordon Hookey, que trabaja en un mural de ocho metros de altura con motivo de la documenta 14.

El sábado 8 de abril abre sus puertas en Atenas la exposición de arte contemporáneo más importante del mundo. Dos días antes, la prensa especializada tendrá la opción de pasear por las más de 50 sedes de la muestra en la capital griega, donde junto a la ciudad alemana de Kassel mostrarán sus obras unos 150 artistas.

El equipo en torno al director artístico de esta edición, Adam Szymczyk, se ocupó cuidadosamente de los nombres y escenarios, que ahora entran en la recta final. Como el campus de la Facultad de Bellas Artes de Atenas, donde la antigua sala de producción de una fábrica textil está ahora a disposición de la documenta y reúne a los primeros artistas. Aquí expondrán sus obras tanto la australiana Bonita Ely como la fraco-marroquí Bouchra Khalili o el noruego Hans Ragnar Mathisen.

"Para mí, la documenta en Atenas arranca con el clasicismo del siglo XVIII", señala Hendrik Folkert, historiador de arte y uno de los cinco comisarios del equipo de Szymczyk. El holandés, que antes trabajó en el museo Stedelijk de Amsterdam, no quiere que la documenta 14 esté enraizada en la crisis griega, aunque ésta sea ineludible. En su opinión, se trata más de vincular la nostalgia europea de lo antiguo con la problemática financiera y de los refugiados actual. Algo que daría para "cinco documentas".

"En el fondo, es una paradoja: Grecia podría simbolizar tanto el principio como el fin de Occidente, entonces cultural y ahora económico", afirma Hookey. El trauma que los griegos viven actualmente es comparable con traumas actuales y anteriores de otros países, pueblos y grupos, señala. "Hay heridas que traspasan generaciones, independientemente de si se deben al racismo, la discriminación o el colapso económico".

Que éste último es un grave problema queda patente en Atenas. "Claro, es fantástico que la documenta esté aquí. Han traído mucho dinero, heredaremos las salas renovadas de nuestra facultad, y eso es estupendo", dice Thanassis, de 21 años y estudiante de Bellas Artes. Pero quien tiene el dinero dicta también qué es lo que ocurre, da igual si se trata de arte, economía o sociedad.

"Por supuesto, esta exposición no se corresponde con nuestro nivel económico. Como artista, eso es algo con lo que sólo podemos soñar", sostiene. Con todo, para algunos artistas griegos que mostrarán sus obras en la documenta 14, ese sueño se hace ahora realidad. Quizá, con ello, la exposición consiga sanar también algunas de las heridas del país.

En cualquier caso, el australiano Hookey ha podido darse cuenta en estos días de que los griegos son un pueblo muy orgulloso, pero también herido y, por tanto, desconfiado. Aunque, al mismo tiempo, muestran un entusiasmo absoluto por el hecho de que la reputada exposición se celebre precisamente en su capital.