La limitada producción local de alimentos agrava la crisis humanitaria en la Franja de Gaza

 DPA

El recrudecimiento de las hostilidades, las restricciones de acceso y los daños a la agricultura han intensificado la inseguridad alimentaria aguda de la población gazatí

Mohamed El Yaty recuerda los tiempos anteriores al 7 de octubre con nostalgia y pesar.


 


“Nos despertábamos a las seis de la mañana, trabajábamos hasta el mediodía, volvíamos más o menos a la hora de la oración de Asr, a eso de las cuatro de la tarde, y seguíamos hasta la hora de la oración de Magrib. Todo era trabajo y más trabajo”, dice este agricultor de 39 años de Deir al-Balah, gobernación situada en la zona central de la Franja de Gaza.


 


Mohamed ha perdido a 22 miembros de su familia en el conflicto. Lo que eran sus 13 dunums (13 000 metros cuadrados) de tierra, con numerosos invernaderos, ha sido arrasado por las demoliciones y los intensos bombardeos. Lo mismo ha sucedido en la mayor parte de la superficie agrícola de Gaza.


 


Ahora solo puede trabajar en la mitad de sus tierras, y se ha reducido drásticamente el rendimiento de las cosechas de berenjenas, pepinos y tomates.


 


Antes Gaza era en gran medida autosuficiente en cuanto a la producción de hortalizas, productos lácteos, aves de corral y pescado. También producía la mayor parte de la carne roja y la fruta que consumía su población. Pero las recientes hostilidades han asolado las tierras de Gaza, diezmando prácticamente su sistema agroalimentario y paralizando casi por completo las actividades agrícolas. Las condiciones relativas a la seguridad alimentaria y la nutrición también se han deteriorado drásticamente.


 


Ahora la dieta de Mohamed consiste principalmente en alimentos en conserva.


 


“Antes de la guerra, teníamos comida: comida disponible y accesible. Carne, hortalizas... disponíamos de todo. Era buena comida. Ahora, solo hay conservas”, declara.


 


En la ciudad de Khan Younis, en la zona meridional de Gaza, Yousef Al-Masri perdió su casa, destruida por las bombas, y se vio obligado a trasladarse a un lugar más seguro, a tres kilómetros de su casa y su explotación agrícola.


 


“Yo tenía mi hogar en mi explotación. Por la mañana, mis trabajadores y yo cosechábamos y plantábamos, y éramos completamente felices”, explica.


 


Antes del 7 de octubre, este agricultor de 53 años cultivaba pimientos, berenjenas, coles, tomates y maíz en su explotación. Era su fuente de medios de vida, de ingresos y, en muchos sentidos, de dignidad. Su producción, junto con la de otros agricultores locales, proporcionaba alimentos nutritivos a muchas personas de Gaza.


 


Un reciente análisis de imágenes satelitales realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestra los daños generalizados que ha sufrido la infraestructura agrícola en toda la Franja de Gaza, en particular los estragos causados en más de un 57 % del total de las tierras de cultivo, la destrucción de un 33 % de los invernaderos y pérdidas significativas en pozos y paneles solares.


 


Como consecuencia de la grave escasez de forraje y agua, ha muerto alrededor del 70 % del ganado desde octubre de 2023. Además, aproximadamente un 70 % de la flota pesquera de la Franja de Gaza ha sido destruida. Solo se mantienen las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras a pequeña escala cuando lo permite la seguridad.


 


Los agricultores como Yousef y Mohamed son fundamentales para el suministro de alimentos en Gaza. Sin embargo, Yousef y otros agricultores, ganaderos y pescadores de la Franja de Gaza tienen dificultades para mantener sus activos agrícolas, sus fuentes de nutrición y sus ingresos debido a la escalada de las hostilidades y la falta de disponibilidad de insumos agrícolas esenciales y de acceso a ellos.


 


“No hay herramientas ni equipo; no hay agua… es muy cara. No hay plaguicidas ni fertilizantes, ni láminas de plástico”, se queja Yousef.


 


“Antes del 7 de octubre, una hora de agua me costaba entre 2,5 y 3 shekels. [Hoy] me cuesta entre 70 y 90 shekels la hora”, explica Yousef.


 


“Vivimos en condiciones muy difíciles en todos los sentidos: la electricidad, el agua, la vivienda. ¿Qué más puedo decir?… No encontraremos comida; esta temporada agrícola se ha perdido. La próxima no encontraremos nada que cultivar”, añade.


 


Los datos: Inseguridad alimentaria sin precedentes en toda la Franja


 


Según los datos publicados el 25 de junio de 2024 por la iniciativa mundial de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, un 96 % de la población de la Franja de Gaza padecerá un alto nivel de inseguridad alimentaria aguda de aquí a septiembre de 2024. En las condiciones actuales, casi medio millón de personas corre riesgo de inanición. Estas impactantes estadísticas significan que uno de cada cinco gazatíes padece hambre extrema y más del 20 % de los habitantes de la Franja pasan días y noches enteros sin comer.


 


Las cantidades de ayuda alimentaria humanitaria internacional, consistente en gran medida en alimentos en conserva no perecederos, son insuficientes debido a los bloqueos. Además, aunque los alimentos en conserva y envasados son indispensables y mantienen a las personas con vida, no pueden sustituir a los alimentos nutritivos frescos, como la leche, la carne roja y las hortalizas.


 


Reconociendo esta deficiencia nutricional, la FAO, con el apoyo de los gobiernos de Bélgica, Italia y Noruega, está enviando forraje de cebada a Gaza para salvaguardar a los animales supervivientes y aumentar la producción láctea de los pequeños rumiantes.


 


La leche de oveja y de cabra es especialmente beneficiosa para los niños porque se digiere con más facilidad, tiene un menor contenido en lactosa y es rica en nutrientes, entre ellos las proteínas de alta calidad y los ácidos grasos favorables. Estos productos lácteos son esenciales para la supervivencia y las necesidades nutricionales de los niños.


 


La FAO también está ayudando a los agricultores a acceder a suministros esenciales, como el forraje concentrado, las láminas de plástico para invernaderos, los tanques de agua, las vacunas para animales, los botiquines veterinarios y otros insumos vitales para restablecer sus medios de vida y garantizar la seguridad alimentaria.


 


Sin embargo, la capacidad de la FAO, las Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias para prestar a los gazatíes una asistencia necesaria para salvar vidas depende de factores críticos, en concreto, establecer un alto al fuego duradero y garantizar el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria.


 


También es fundamental la entrada inmediata de inversiones para proteger el ganado y las explotaciones que aún quedan y apoyar la rápida recuperación de la infraestructura agrícola y de los sistemas agroalimentarios dañados a causa del conflicto.


 


Pese a las crecientes dificultades, Mohamed se está adaptando a sus invernaderos dañados e improvisa plantando en el exterior. “He tenido que cultivar berenjenas al aire libre porque no podía hacerlo en el invernadero: no está cubierto, no hay láminas de plástico, nada. Como es lógico, nuestra producción se ha reducido un 50 %”, explica.


 


Contando con su propia resiliencia, los gazatíes hacen lo que pueden para comer, trabajar y sobrevivir, esperando el final del conflicto para reconstruir sus medios de vida.