Experto alemán pide más protección para abejas frente a los insecticidas

Por Andrea Löbbecke (dpa)

Berlín, 27 abr (dpa) - Diez años después de que la Unión Europea prohibiera parcialmente el uso de tres insecticidas dañinos para las abejas, los expertos piden más esfuerzos para llevar adelante una agricultura amable con el medio ambiente.


"Hay una lista de deseos urgentes", dijo a dpa el neurobiólogo e investigador de las abejas Randolf Menzel. Básicamente, cada insecticida debería utilizarse solo en caso de una infestación por plagas grave y no de forma preventiva, explicó el profesor de la Univesidad Libre de Berlín.


Muchos pesticidas sintéticos, añadió, aniquilan en los campos no solo a los insectos indeseados o a los agentes patógenos, sino también a organismos útiles o, al menos, inofensivos.


Los neocotinoides -familia a la que pertenecen las tres sustancias prohibidas- son insecticidas de fabricación sintética, que, según la Oficina Federal de Medio Ambiente, actúan en el sistema nervioso central y causan parálisis.


Por eso se utilizaron mucho, entre otras cosas, como agente corrosivo para semillas, para protegerlas del ataque de insectos dañinos, pero también pueden ser aplicados como granulados en los suelos.


Los estados de la Unión Europea allanaron el 29 de abril de 2013 el camino para una prohibición parcial de los neocotinoides clotianidina, imidacloprid y tiametoxam. Las disposiciones se ajustaron en 2018. Desde entonces, estos insecticidas solo pueden utilizarse en invernaderos, pero ya no en los campos. Según estudios, dañan considerablemente a abejas salvajes y melíferas.


El secretario general de la Federación Alemana de Campesinos, Bernhard Krüsken, señaló que la prohibición de estas tres sustancias aumentó considerablemente la presencia de los insectos dañinos. Esto afecta, por ejemplo, a las remolachas y la colza, aseguró. "En estos casos se están registrando importantes mermas de beneficios en los campos afectados". 


Krüsken explicó además que los inviernos cada vez más cálidos mejoran adicionalmente las condiciones para los insectos que transmiten virus. Por lo tanto, la problemática se agudizará. "Cada sustancia que ya no está disponible deja un hueco y debe ser sustituida", advirtió. "Debido a los procesos de admisión cada vez más largos, estos agujeros se vuelven más grandes".


Según el neurobiólogo Menzel, en Alemania siguen desarrollándose nuevos neocotinoides o ya están en el mercado.


El experto señaló que básicamente muchos químicos para la protección de los cultivos como insecticidas o herbicidas son demasiado baratos. En el caso de monocultivos, para las fincas muchas veces es más conveniente fumigar todo el campo que, como se hacía tradicionalmente, remover la tierra para evitar las plagas o rotar los cultivos.


Menzel considera que los consumidores tienen un gran poder de decisión en la lucha contra la utilización de insecticidas en la agricultura. "Tenemos que estar dispuestos en mayor medida a utilizar más dinero para comprar alimentos". Insistir en convencer a los agricultores no resuelve el problema. "El consumidor también tiene que comprarle los productos orgánicos caros".