Huida, espías y Guerra Fría: 70 años del centro Marienfelde en Berlín

Por Verena Schmitt-Roschmann (dpa)

Berlín, 11 abr (dpa) - El centro de acogida de emergencia de Marienfelde, fundado en Berlín Occidental hace 70 años, fue un intento de encauzar el flujo de personas que huían de la extinta Alemania Democrática (RDA), pero muchos no tienen un buen recuerdo de su paso por él.


La berlinesa Kalra Kühner, por ejemplo, afirma que el servicio secreto francés era frío, el británico desinteresado y la CIA más o menos humana. Recuerda que luego venía el interrogatorio en el Servicio Federal de Inteligencia alemán.


"De facto, era una inquisión", asegura acerca de su experiencia en el centro creado un 14 de abril de 1953, en el margen sur de Berlín Occidental, y a donde llegó tras huir de la RDA hace 45 años.


El camino que había tomado para huir, el color del auto, la descripción del conductor: recuerda que el hombre quería saberlo todo. "Eso me enojó mucho", añade la mujer, de 77 años, que aún se ve sacudida por las emociones cuando evoca aquel momento. Para ella, Marienfelde fue una experiencia amarga.


Los interrogatorios por parte de los servicios secretos formaban parte de los procesos de admisión en el centro inaugurado por el presidente alemán Theodor Heuss. Fue un intento de ordenar el caudal de personas que huían a través de los sectores de frontera abiertos de Berlín. 


Tan solo en 1953 llegaron hasta allí 200.000 personas. El Estado regido por el Partido Socialista Unificado de Alemania recién pudo frenar este drenaje con la construcción del Muro de Berlín en 1961, aunque nunca pudo detenerlo del todo. Hasta 1990 pasaron por Marienfelde 1,35 millones de personas de Alemania del Este.


Alemania Occidental recibió a estas personas, se ocupó de ellas y les brindó refugio. Se benefició con la fuerza de trabajo y los talentos que llegaban del otro lado, pero se sentía superior ideológicamente.


La admisión no era automática. A los que llegaban se les entregaba una lista con diversos puestos, desde el reconocimiento médico hasta la tienda de ropa, pasando por los servicios secretos de los aliados occidentales y los alemanes. Solo los que superaban todos estos obstáculos podían solicitar la residencia permanente.


Karla Kühne se metió en 1978 con su hija de entonces 10 años y otro refugiado en el baúl de un auto con matrícula diplomática. Así pasó del barrio de Berlín-Mitte al de Berlín-Kreuzberg a través del cruce estadounidense de Checkpoint Charlie. Sabía que tenía que pasar por Marienfelde, pero estaba advertida. Había escuchado que allí andaba la Stasi por todos lados.


La idea era que el servicio secreto de la RDA no se enterara de ninguna manera de las rutas de huida que estaban activas. Por eso, Kühne ensayó con el hombre que la ayudó a huir distintos datos alternativos. Debía decir que se había subido a un auto en la ruta de tránsito de la RDA, cerca de Michendorf, y que había llegado de esa forma a Berlín Occidental.


También tenía que brindar una fecha de huida falsa. Sin embargo, cuando fue interrogada por los servicios secretos alemanes, Kühne comenzó a transpirar. El hombre indagó e indagó, hasta que ella dijo: "Ahora me siento como en casa". Hasta el día de hoy, está convencida de que su interrogador era informante de la Stasi.


Por momentos, los 15 bloques de viviendas para 1.200 personas estaban completamente sobrepasados, pero con la construcción del Muro eso se terminó. Las autoridades de Alemania Occidental comenzaron a usar el lugar como un centro de acogida para expatriados.


Tras el último gran flujo de personas que huían de la RDA en los años 80, la acogida en este lugar finalizó oficialmente con la Reunificación Alemana en 1990. Desde 2010, viven en el centro de Marienfelde refugiados de otros países.