Nuevo informe de las Naciones Unidas centrado en la seguridad alimentaria y la nutrición en Europa y Asia central se señala el camino hacia dietas más asequibles y sostenibles

FAO

La situación de la región en su conjunto es mucho mejor que la de otras partes del mundo, pero es necesario abordar algunas novedades para evitar reveses.

14/03/2023


Budapest (Hungriìa) – En Europa y Asia central, la actual pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y el estallido de la guerra en Ucrania ejercen una enorme presioìn sobre la seguridad alimentaria y la nutricioìn saludable. Los precios de los alimentos alcanzaron niveles maìximos, lo que plantea a los responsables de la toma de decisiones el desafiìo de asegurar que nadie se quede atraìs.


El informe, elaborado por ocho organismos de las Naciones Unidas, titulado Regional Overview of Food Security and Nutrition in Europe and Central Asia 2022 (Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutricioìn en Europa y Asia central), proporciona informacioìn valiosa para ayudar a hacer frente a esta situacioìn.


Este informe, que se presentoì hoy en un acto virtual, ofrece nuevos datos y anaìlisis de las tendencias regionales y los progresos realizados para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) relativo al Hambre Cero, e incluye estudios sobre la creacioìn de marcos de poliìticas que permitan que las dietas saludables sean maìs asequibles y que los sistemas agroalimentarios sean maìs sostenibles desde el punto de vista ambiental en la regioìn de Europa y Asia central.


Los paiìses, si aprovechan las cifras y recomendaciones que figuran en el informe, deberiìan estar en condiciones de prestar asistencia a los pequenÞos agricultores, a las comunidades rurales y a todos los actores a lo largo de la cadena de valor alimentaria, asiì como de ayudar a las personas pobres y vulnerables mediante programas integrales, como se contempla en los ODS.


“Al igual que en las ediciones anteriores de la publicacioìn Regional Overview of Food Security and Nutrition in Europe and Central Asia, esperamos que este informe aporte conocimientos y datos valiosos y contribuya a determinar opciones para un diaìlogo informado y una accioìn concertada por parte de todos los asociados con miras a trabajar juntos para acelerar el progreso hacia la consecucioìn del objetivo de una Europa y un Asia central sin hambre y saludables”, afirman las ocho organizaciones de las Naciones Unidas en el proìlogo del informe.


El informe fue elaborado conjuntamente por la Comisioìn Econoìmica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo Internacional de Desarrollo Agriìcola (FIDA), la Organizacioìn de las Naciones Unidas para la Alimentacioìn y la Agricultura (FAO), la Organizacioìn Meteoroloìgica Mundial (OMM), la Organizacioìn Mundial de la Salud (OMS), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).


La seguridad alimentaria y la nutricioìn en la regioìn


A pesar de las repercusiones de la COVID-19 y de la guerra en Ucrania, los datos y las tendencias de los uìltimos anÞos presentan un panorama fundamentalmente alentador de la situacioìn de la seguridad alimentaria y la nutricioìn en Europa y Asia central. La situacioìn de la regioìn en su conjunto es mucho mejor que la de otras partes del mundo, pero es necesario abordar algunas novedades para evitar reveses.


En el informe se estima que la prevalencia de la subalimentacioìn en el mundo aumentoì al 9,9 %

en 2020 y siguioì aumentando desde entonces, mientras que la media de los maìs de 50 paiìses de Europa y Asia central se ha mantenido por debajo del 2,5 % en los uìltimos anÞos. Aunque en algunas partes de la regioìn (el Caìucaso, Asia central y los Balcanes occidentales) la proporcioìn de la poblacioìn definida como subalimentada estaì aumentando —y es probable que siga en ascenso—, se preveì que la media regional se mantenga por debajo del 2,5 %.


Tras aumentar considerablemente en 2020, la prevalencia regional de la inseguridad alimentaria moderada o grave volvioì a aumentar en 2021 (del 11,3 % en 2020 al 12,4 % en 2021), lo que refleja un deterioro de la situacioìn de las personas que se enfrentan a graves dificultades debido a la pandemia de la COVID-19. En teìrminos generales, alrededor de 116,3 millones de personas en la regioìn padeciìan inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, habieìndose sumado


25,5 millones de personas en solo dos anÞos. El nuìmero de personas que padecen inseguridad alimentaria grave —aquellas que carecen de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos— estaba aumentando raìpidamente, con un incremento de maìs de 13 millones de personas entre 2019 y 2021.


Como dato positivo, en esta regioìn el retraso del crecimiento (estatura baja para la edad) y la emaciacioìn (consecuencia de una ingesta dieteìtica insuficiente) afectan al 7,3 % y al 1,9 % de los ninÞos menores de cinco anÞos, respectivamente, mientras que a escala mundial estos problemas afectan a maìs del triple de personas.


El sobrepeso y la obesidad siguen siendo un problema alarmante en la regioìn, tanto en ninÞos como en adultos, y superan la media mundial.


El costo de una dieta saludable aumentoì en casi todos los paiìses de Europa y Asia central debido al aumento de los precios de los alimentos para los consumidores. Aun asiì, con la excepcioìn de algunos paiìses, la mayoriìa de la poblacioìn de la regioìn (aproximadamente el 96,4 %) podriìa permitirse una dieta saludable, en comparacioìn con la media mundial del 58,0 % en 2020. Sin embargo, en algunos paiìses de ingresos medianos bajos e importadores netos de alimentos de la regioìn (como Armenia, Kirguistaìn y Tayikistaìn), un porcentaje muy alto de la poblacioìn (maìs del 40 %) no podiìa permitirse una dieta saludable.


Lograr dietas saludables y sistemas agroalimentarios sostenibles


Los paiìses de la regioìn tienen niveles muy diferentes de desarrollo y de apoyo presupuestario al sector de la alimentacioìn y la agricultura. Ademaìs, la mayoriìa de los paiìses —especialmente los de ingresos medianos— se ven muy afectados por los recientes problemas regionales y mundiales y tienen una capacidad limitada para invertir en los sistemas agroalimentarios como medio para superar la crisis.


Como se subraya en el informe, es necesario reorientar las poliìticas de alimentacioìn y agricultura a fin de que sean maìs adecuadas para abordar el “triple desafiìo” de los actuales sistemas agroalimentarios: aumentar la asequibilidad de las dietas saludables, garantizar mejores medios de vida para los agricultores y mejorar la sostenibilidad ambiental. Esto puede lograrse si los incentivos fiscales van maìs allaì de la ayuda a los agricultores individuales y se destinan a la mejora de los servicios generales, lo que incluye investigacioìn y desarrollo agriìcolas, educacioìn, extensioìn, medidas de control de plagas y enfermedades, sistemas puìblicos de control de la inocuidad de los alimentos, agricultura climaìticamente inteligente y tecnologiìas y praìcticas eficientes en funcioìn de las emisiones.


En el informe de las Naciones Unidas se sugiere que, si se replantean las actuales estructuras de apoyo a la agricultura, se puede fomentar incluso el consumo de alimentos saludables, principalmente frutas, hortalizas y legumbres.


Pero no solo las poliìticas agrarias deben considerarse a la hora de establecer el marco para unos sistemas agroalimentarios maìs saludables y maìs sostenibles, equitativos y eficientes. Tambieìn se requieren poliìticas complementarias ajenas a los sistemas agroalimentarios, en temas como la salud, la proteccioìn social, el comercio y el medio ambiente, para garantizar que los esfuerzos de reorientacioìn logren repercusiones en la regioìn.


Especialmente en lo que respecta a la sostenibilidad ambiental y a una mayor reduccioìn de las emisiones de gases de efecto invernadero, los responsables de la toma de decisiones deben pensar de forma integral y facilitar la aplicacioìn de tecnologiìas y praìcticas basadas en la ciencia, climaìticamente inteligentes y eficientes desde el punto de vista energeìtico a lo largo de las cadenas de valor y suministro agroalimentarias.


Sobre todo, se senÞala en el informe, es fundamental que todas las iniciativas tengan en cuenta las circunstancias locales y respeten el principio de participacioìn para tener eìxito.