Un criomicroscopio electrónico ibérico para combatir el Alzheimer o el cáncer

 EFE

Madrid, 26 ene (EFE).- Analizar las estructuras hasta el nivel atómico puede ayudar a estudiar enfermedades como el Alzheimer o el cáncer, así como a desarrollar nuevas terapias, una investigación que es posible gracias a criomicroscopios electrónicos como el que alberga el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL) de Braga.


CryoEM-PT es «una red de microscopía electrónica para las ciencias de la vida y la salud», explica a EFE Paulo Ferreira, coordinador científico de este proyecto, que pone a disposición de investigadores y empresas portugueses y españoles instrumentos de alto coste y complejo mantenimiento para favorecer la accesibilidad de estas tecnologías.


La criomicroscopía electrónica es una técnica de vanguardia clave para investigación en biología estructural y salud, que permite observar las células y sus componentes con un nivel de detalle sin precedentes.


Este tipo de microscopios "utilizan los electrones para observar los materiales", lo que "permite llegar gasta el nivel atómico", explica Ferreira, mientras que "las muestras se enfrían a la temperatura del nitrógeno líquido".


Esta última es "la ventaja de usar estos instrumentos", detalla el coordinador del proyecto, porque la baja temperatura impide "que cuando el haz de electrones interactúe con las muestras, las destruya".


En esta línea, la tecnología que utiliza es útil para una gran variedad de aplicaciones, como "obtener la estructura tridimensional de biomoléculas y virus como el SARS-CoV-2", de forma que "se pueden elaborar estrategias para destruirlo o combatirlo".


"Esto abre una gran oportunidad para estudiar muchas terapias y también enfermedades, por ejemplo, el Alzheimer y el Parkinson o el cáncer, así como el desarrollo de nuevos medicamentos", razón esta última por la que entre los usuarios no solo se encuentran las instituciones académicas, sino también las empresas relacionadas con el desarrollo de fármacos.


LAS INSTALACIONES, FACTOR CLAVE


Este equipo requiere de "instalaciones realmente buenas", explica Ferreira: "Las que tenemos aquí se construyeron desde cero para albergar este tipo de instrumentos y, además, se necesita personal altamente cualificado para mantener la máquina, formar a los usuarios y asegurarse de que se obtienen correctamente los datos".


Además, estos microscopios son "muy intensivos en términos computacionales, por lo que se necesitan servidores con una velocidad y un almacenamiento muy elevados", explica, ya que la máquina obtiene miles de imágenes por segundo y en pocos minutos genera "una gran cantidad de terabytes de datos".


Sobre su funcionamiento, los usuarios pueden elegir si envían directamente las muestras al laboratorio del INL y para que sus profesionales hagan el trabajo, o si quieren obtener y tratar los datos ellos mismos, para lo que será imprescindible recibir formación.


En España -en Madrid- ya existe un microscopio de estas características, por lo que hasta las instalaciones del INL -instituto cofinanciado por España y Portugal-, se desplazan, en su mayoría, investigadores y empresas portugueses, pero también españoles, en especial desde el norte español.


"Las universidades de Galicia y del norte de España en general, y algunas empresas españolas también están interesadas en usar el instrumento", asegura, aunque "la idea es que la máquina esté realmente abierta a cualquiera que quiera usarla".


Este tipo de tecnología, recuerda Ferreira, fue galardonada con el Premio Nobel de Química en 2017 y es, subraya, "un instrumento considerado crítico en la salud y ciencias de la vida en todo el mundo". EFE