Inflación y crisis con Rusia marcarán la agenda del Gobierno alemán
Por S. Heinemeyer, M. Fischer, T. Münch, M. Herzog, A. Hoenig y J. Blank (dpa)
Berlín, 20 dic (dpa) - La coalición que gobierna Alemania tuvo un primer año turbulento, y nada indica que 2023 vaya a ser más tranquilo para el canciller Olaf Scholz, ante los desafíos de la guerra y la energía, pero también por los conflictos en el seno del propio Gobierno.
Es difícil predecir cómo evolucionará la guerra de Ucrania y, por tanto, la situación en Alemania. A ello se suman elecciones en cuatro estados federados que condicionarán la política nacional.
Además, si la situación económica empeora, las cosas podrían ponerse incómodas en el seno de la coalición "semáforo" entre los partidos socialdemócrata, verde y liberal (de cuyos colores procede el sobrenombre). Porque mientras unos defienden aumentar el gasto, otros priorizan el llamado freno de la deuda.
En una reunión en noviembre en la residencia de Scholz, los dirigentes de los tres partidos se comprometieron a presentar una mejor imagen al exterior tras un primer año accidentado. Queda por ver cuánto durará.
La primera cuestión es si será suficiente el alivio que la población ha recibido hasta ahora. El Gobierno ha preparado tres paquetes este 2022, con pagos únicos, desgravaciones fiscales y billetes de transporte rebajados.
A partir de marzo, se limitarán los precios de la electricidad y el gas para los hogares y las pequeñas y medianas empresas, y está prevista una reducción retroactiva en enero y febrero. Para los grandes consumidores industriales, el freno del precio del gas entrará en vigor en enero.
Pero se desconoce si esto será suficiente para ayudar a los ciudadanos a sobrellevar la elevada inflación, y tampoco puede descartarse una contracción de la economía. Además, aunque ahora están llenas, las instalaciones de almacenamiento de gas podrían volver a vaciarse, con lo que los precios subirían aún más.
El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, ya ha subrayado que cree necesaria una mayor reducción de impuestos, sobre todo con las empresas en la mira, mientras que socialdemócratas (SPD) y verdes insinúan que quieren elaborar nuevos paquetes de ayuda a los ciudadanos si es necesario.
Las instalaciones de almacenamiento de gas están ahora llenas, pero las cosas se pondrán interesantes en el próximo invierno 2023-24. Para entonces el ministro de Economía, el verde Robert Habeck, cuenta con que estén en funcionamiento en las costas alemanas varias terminales de importación de gas natural licuado (GNL) para compensar gran parte del déficit de gas ruso.
Las tres últimas centrales nucleares alemanas seguirán funcionando hasta el 15 de abril y además han vuelto a la red centrales eléctricas de carbón, pese a lo cual la electricidad es cada vez más cara.
Por otra parte, la coalición empezó con grandes ambiciones medioambientales, pero a día de hoy Alemania está incumpliendo claramente sus objetivos climáticos para 2030, según la última evaluación del consejo de expertos del Gobierno federal.
Alemania quiere reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 65 por ciento de aquí a 2030 con respecto a 1990, pero existe un gran desfase, sobre todo en el sector del transporte.
A nivel político habrá al igual que en 2022 cuatro elecciones a nivel regional. Debido a numerosos fallos en la votación de 2021, los electores tendrán que volver a ir a las urnas en Berlín el 12 de febrero para elegir el Parlamento regional y representantes de los distritos.
El 14 de mayo será el turno de la ciudad-Estado de Bremen y en otoño europeo de Hesse y Baviera. Si la ministra del Interior, Nancy Faeser, decide presentarse como candidata del SPD en Hesse, el canciller Scholz tendría que remodelar su gabinete.
¿Y qué le espera a Alemania en política exterior? Es probable que las consecuencias de la política del presidente ruso, Vladímir Putin, sigan marcando la agenda de la política exterior germana en 2023.
A finales de año, Alemania cederá a Japón la presidencia del G7, el grupo de democracias económicamente más fuertes del mundo. Tokio es un estrecho aliado en el objetivo declarado de la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, de aumentar la presencia alemana en la región Indo-Pacífica.
Con ello se busca frenar una mayor influencia mundial de China, también en África y Asia Central. Y por supuesto el acceso a fuentes de energía y materias primas importantes para la transición energética y la digitalización en Alemania.
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