Presupuestos 2023 en Alemania, entre la crisis y el freno de la deuda

Por Theresa Münch (dpa)

Berlín, 22 nov (dpa) - El Parlamento alemán debatirá desde hoy y hasta el viernes el proyecto de presupuesto del Gobierno para 2023, que se propone un difícil equilibrio: financiar los gastos por el aumento de la energía sin saltarse el freno de la deuda.


En la lucha contra las consecuencias de la guerra en Ucrania, Berlín quiere volver a pedir préstamos por valor de miles de millones de euros, pese a que tras una pausa de tres años vuelve a aplicarse el llamado freno de la deuda, una de la principales promesas electorales del ministro de Finanzas, Christian Lindner.


Los diputados negociarán partida por partida, si bien no se esperan sorpresas el viernes en el Bundestag (Cámara Baja) porque los responsables del presupuesto acaban de acordar las reasignaciones definitivas en una reunión que duró 18 horas.


Para la oposición, el liberal Lindner se juega mucho con el primer presupuesto del que es totalmente responsable, porque, además de los fondos habituales, el proyecto incluye grandes partidas especiales para inversiones importantes.


En opinión de la oposición conservadora de la alianza CDU/CSU y de la ultraderechista Alternativa para Alemania (Afd), en realidad no queda mucho de la promesa de un freno a la deuda. Afirman que Lindner se jacta de rechazar muchos de los pedidos de sus colegas de otros ministerios, pero no ha mostrado ninguna voluntad real de ahorro.


En conjunto, el presupuesto federal tiene un volumen previsto de 476.290 millones de euros (488.900 millones de dólares), unos 20.000 millones menos que este año, que incluía paquetes de ayuda por la guerra en Ucrania y para hacer frente a la pandemia de coronavirus.


Como es habitual, el Ministerio de Trabajo es el que tiene el mayor presupuesto individual, principalmente por las elevadas sumas destinadas al régimen de pensiones. En segundo lugar está el de Defensa.


En lo que respecta a la deuda, después de tres años excepcionales, primero por la pandemia y luego por la guerra, el freno previsto en la Ley Fundamental (Constitución de Alemania) vuelve a estar en vigor. Esto no significa, sin embargo, que el Gobierno no pueda contraer nuevos préstamos, lo que es una suerte para Lindner.


Debido a la situación económica, se permite contraer nueva deuda por valor de unos 45.600 millones de euros, y la coalición formada por socialdemócratas, verdes y liberales encabezada por el canciller Olaf Scholz aprovechará al máximo este margen de maniobra.


La alternativa es una subida de impuestos, algo que según Lindner sería "un peligroso experimento macroeconómico en estos tiempos".


Las grandes partidas del nuevo presupuesto tienen que ver con la guerra en Ucrania. Por ejemplo, los diputados acaban de aprobar más dinero para la ayuda humanitaria, la reconstrucción y la lucha contra el hambre.


A ello se suman una reforma de las ayudas a la vivienda por valor de miles de millones de euros, una subvención a los gastos de calefacción para los más necesitados y el billete rebajado de 49 euros para el transporte local.


Otras medidas son el aumento de la prestación por hijo a cargo a una cantidad uniforme de 250 euros al mes y por hijo, y una reducción de impuestos para 48 millones de ciudadanos.


El Estado dejará de recaudar con ella 18.600 millones de euros al compensar los efectos de la inflación en el impuesto sobre la renta. El objetivo es equilibrar la caída del poder adquisitivo debido a la alta inflación.


No todos los proyectos se pagarán con el presupuesto normal, sino que las inversiones en las Fuerzas Armadas y sobre todo los frenos de precios previstos para el gas y la electricidad se financiarán con deuda. Solo los límites al precio de la energía costarán más de 80.000 millones de euros el próximo año.


Lindner cree que estos presupuestos paralelos tienen sentido porque son gastos relacionados con la crisis que deben separarse del presupuesto federal ordinario.


La negociación se produce además en un contexto de riesgo de subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Los responsables del presupuesto ya han presupuestado 10.300 millones de euros adicionales para el pago de intereses, pero nadie sabe si esto será suficiente, y si el freno de la deuda de Lindner finalmente se mantendrá.