¿Afectan el precio de la energía y la recesión más a Alemania oriental?

Por Verena Schmitt-Roschmann (dpa)

Berlín, 9 oct (dpa) - El ambiente de crisis prevalece en casi todo el país, pero más en el este, en la antigua Alemania comunista, donde miles de personas protestan cada lunes. E incluso para los políticos parece claro que la crisis golpea más al este. ¿Pero es así?


"Desde un punto de vista puramente económico, no se puede decir que el este se vea mucho más afectado por las sanciones a Rusia o por los precios del gas", afirma el economista Oliver Holtemöller, del Instituto Leibniz de Investigación Económica de Halle (IWH).


Martin Gornig, del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), lo ve de la misma manera: "Los hechos económicos hablan en realidad en contra de un impacto más fuerte". Sin embargo, ambos investigadores consideran comprensible la preocupación en los estados federados del este más bien por el clima social que prevalece allí.


El diagnóstico de destacados investigadores económicos concluyó en septiembre que la economía de los estados federados orientales es incluso algo más estable que la del oeste, según Holtemöller. Se espera que la producción crezca un 1,5 por ciento este año, algo más que en el conjunto de Alemania.


Y el próximo año se prevé un descenso de la producción económica del 0,1 por ciento, menos también que en el conjunto del país (-0,4 %).


"A diferencia de la crisis de coronavirus, ahora se ve afectada sobre todo la industria de uso intensivo de energía, que es especialmente fuerte en el oeste. En el este la economía tiende a estar más orientada a los servicios", explica Gornig.


Holtemöller también contradice la tesis de que el este de Alemania depende más de las exportaciones a Rusia.


Pero el problema es que los ingresos de los ciudadanos y las reservas de las empresas son menores. "La actual evolución de los precios, no solo de la energía, es especialmente amenazadora para los habitantes del este de Alemania", comenta el socialdemócrata Carsten Schneider, comisario del Gobierno Federal para el Este de Alemania.


Dietmar Bartsch, líder del partido La Izquierda, está de acuerdo y cita varias razones: "Los salarios y las jubilaciones son un 20 por ciento más bajos".


Además, los precios de la energía suelen ser más caros debido a las mayores tarifas de red. Como mucha gente vive en el campo, los precios del combustible tienen un mayor impacto y las empresas cuentan en general con menos reservas y capital propio. Añade que el patrimonio privado también es menor.


Klaus-Heiner Röhl, del Instituto de Investigación Económica de Colonia, lo resume así: "Aunque la economía sea más estable en el este, la población de allí puede verse más afectada porque los ingresos son más bajos".


La zona también ha sido tradicionalmente más dependiente del gas y el petróleo rusos, afirma el vicejefe del bloque parlamentario de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Sepp Müller. El gasoducto ruso Nord Stream termina en Mecklemburgo-Pomerania Occidental y el oleoducto "Druzhba" lleva el petróleo ruso a Sajonia-Anhalt y Brandeburgo.


Todavía sigue sin haber una solución para la refinería de la ciudad de Schwedt (Brandeburgo), que funciona con el petróleo ruso pero dejará de recibirlo a causa del embargo petrolero a más tardar el 1 de enero de 2023.


Los investigadores económicos lo ponen en perspectiva: la procedencia del gas o del petróleo apenas importa "mientras haya redes que funcionen y puedan abastecer a todas las regiones", afirma Gornig, experto del DIW. El Gobierno federal ha dado garantías de empleo e ingresos para Schwedt y está tratando de encontrar suministros de petróleo alternativos.


Está claro que existe una profunda crisis energética y el peligro de una escasez de gas, pero desde una perspectiva macroeconómica tanto en el este como en el oeste, señalan los expertos económicos, aunque reconocen que la teoría y los ánimos pueden no ir de la mano.


Por otro lado, destacan como elemento positivo que la transición energética está más avanzada en el este, con un peso mucho mayor de las energías renovables. "La crisis duele", dice Gornig. "Pero es como la medicina: lo que sabe amargo también puede ayudar, en este caso con el cambio estructural".