Un nuevo tipo de pesca en Uganda

 FAO

Diversificación de fuentes de ingresos y capacidades para reconstruir los medios de vida en el lago Victoria

En la costa ugandesa del mayor lago de África, los pescadores volvían con las manos vacías cada vez con más frecuencia. En el pasado, el lago Victoria contaba con medio millar de especies piscícolas, pero en los últimos años la sobrepesca y las malas prácticas pesqueras se han cobrado un alto precio en las poblaciones de peces, el medio ambiente y las comunidades que dependen de ellos.


 


“Yo me dedicaba a la pesca usando métodos ilegales”, cuenta Kigozi Robert Sande, un pescador del distrito de Kalangala. “Cuando el Gobierno de Uganda llevó a cabo una operación para impedir estos métodos, nos quedamos sin trabajo.”


 


Muchos pescadores como Robert pescaban sin permiso o utilizaban pequeñas embarcaciones y redes que no estaban permitidas en el lago. Algunos, por ejemplo, utilizaban un tipo de red específico, la red de cerco, para atrapar juveniles, aunque fuera ilegal.


 


Cuando el Gobierno tomó medidas drásticas, “un gran porcentaje de la población, que dependía de la pesca, se quedó sin medios de subsistencia”, explica Jacob Olwo, Oficial de pesca y acuicultura de la FAO que trabaja en Uganda.


 


Un millón de personas se dedican a la pesca de captura en el país, y más de cinco millones dependen del sector para sus medios de vida.


 


Sin embargo, las comunidades pesqueras que viven en las riberas del lago tuvieron que enfrentarse a la disminución de las capturas, la falta de instalaciones de manipulación apropiadas, el aumento de las pérdidas posteriores a la captura, la mayor competencia por los recursos pesqueros y la escasez de fuentes de ingresos durante algún tiempo.


 


La FAO colabora desde hace dos años con el Ministerio de Agricultura, Industria Pecuaria y Pesca de Uganda en un proyecto conjunto para remodelar el sector de la pesca y la acuicultura del lago Victoria. El proyecto es muy oportuno en 2022, Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, en el que la FAO está resaltando la contribución de los pescadores, piscicultores y trabajadores de la pesca en pequeña escala.


 


El proyecto, titulado Integrated Livelihood Support to Fishing Communities around Lake Victoria (Apoyo integrado a la subsistencia de las comunidades pesqueras en torno al lago Victoria), ha proporcionado a las comunidades afectadas capacitación y equipamiento para diversificar sus capacidades e incrementar sus ingresos.


 


“Este proyecto permitió conocer mejor los métodos de pesca legales, proporcionó insumos y bienes de equipo, en especial para mujeres y jóvenes, y promovió prácticas alternativas, como la acuicultura por medio del cultivo de peces en jaulas en el lago o de estanques piscícolas en tierra”, explica Olwo.


 


Los participantes adquirieron nuevas competencias tanto para desarrollar el cultivo de peces en jaulas, una forma de acuicultura que se lleva a cabo en el lago, como para construir estanques en tierra donde cultivar especies de peces locales. A otros se les proporcionó nuevo equipamiento y capacitación sobre cómo mejorar las técnicas de procesado tras la captura o recolección.


 


“Pensamos que este proyecto prestaría apoyo a las personas que perdieron sus insumos pesqueros, que perdieron su fuente de subsistencia y necesitaban emprender una nueva actividad para mantener a su familia”, dice Olwo.


 


Un trampolín para cambiar la vida de las personas


 


Nantongo Mary es miembro del grupo Agali Awamu, otra cooperativa que participó en el proyecto. Dice que las mujeres de su grupo aprendieron a criar peces y a reinvertir los ingresos para aumentar la producción.


 


“De aquí a dos años, como grupo, esperamos ser piscicultoras a gran escala y recoger pescado cada tres meses”, asegura. “Querríamos conseguir más estanques y más refrigeradores.”


 


Según indica Dheyongera Geoffrey, oficial principal de pesca del Ministerio de Agricultura, Industria Pecuaria y Pesca de Uganda, “el desarrollo de capacidades ha beneficiado a estas comunidades; han adquirido conocimientos y ahora saben cómo practicar la piscicultura”.


 


“Para mí fue un trampolín que me cambió la vida”, dice Robert, quien también adquirió competencias comerciales a través del proyecto. Ahora dirige un grupo de 10 piscicultores que practican la acuicultura en el lago. “Nuestro objetivo es llegar a 20 jaulas para que cada persona pueda tener dos. Con dos jaulas es posible criar 10 000 peces.”


 


La diferencia entre utilizar o no un secadero


 


Además de competencias y capacitación, el proyecto del Lago Victoria también proporcionó equipos, como motores de embarcaciones, redes de pesca y secaderos para mejorar el procesado y la calidad del ciprínido plateado capturado localmente, conocido como mukene.


 


“Antes teníamos que secar el pescado en el suelo y los precios eran muy bajos con respecto a cuando se seca sobre rejilla”, explica Nantongo Irene, presidenta del grupo de mujeres Kezimbra de Lambu, otra población situada a orillas del lago. “El ciprínido plateado secado en el suelo puede valer 12 000 chelines (unos 3 USD) por cubo, mientras que el nuestro, secado sobe rejillas, llegó a 40 000 chelines (unos 11 USD).’’


 


El ciprínido plateado, un pescado muy nutritivo, antes se utilizaba mayoritariamente para la alimentación animal, ya que, al secarse en el suelo, el producto a menudo se echaba a perder o se contaminaba. Con los secaderos, el pescado se puede procesar de manera limpia y rápida y venderse para el consumo humano, aportando más dinero a los productores.


 


Según explica Irene, los nuevos secaderos marcaron una gran diferencia en las capacidades de procesado y las ganancias de las mujeres del grupo.


 


Actualmente se elaboran y envasan para el consumo humano varios productos de ciprínido plateado, gracias a lo cual lo que ha mejorado la nutrición de las familias locales en una zona que presenta elevadas tasas de malnutrición infantil.


 


El Representante de la FAO en Uganda, Antonio Querido, afirma que el proyecto no solo mejorará las posibilidades de subsistencia de las comunidades pesqueras, sino que también ayudará a mejorar su resiliencia a largo plazo frente a la crisis climática y sus repercusiones.


 


Al reconocer el poder y el valor del trabajo de pescadores, piscicultores y trabajadores de la pesca de carácter artesanal y en pequeña escala, en particular durante el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, la FAO ayuda a construir un mundo donde estos pueden seguir contribuyendo al bienestar humano, a sistemas alimentarios saludables y a la erradicación de la pobreza gracias a un uso responsable y sostenible de los recursos marinos y los recursos naturales.