La otra pandemia en Alemania: cuando la covid divide a las familias

Por Yuriko Wahl-Immel (dpa)

Bochum, 30 ene (dpa) - Cuando familiares o amigos se convierten en defensores de teorías conspirativas y en negacionistas del coronavirus, la situación es complicada y destruye hasta los vínculos más íntimos: hay familias que se desintegran, matrimonios que se sienten como extraños, relaciones entre padres e hijos que se rompen.


La estudiante alemana Sarah, que no soporta ver cómo su padre perdió el rumbo pero no quiere distanciarse de él, fundó con su novio un grupo de autoayuda en la ciudad de Bochum para abordar estos temas, que comenzó sus reuniones con unos 15 participantes.


"Hay personalidades muy diferentes en el grupo, jóvenes y mayores. En todos los casos tienen una persona en la familia que les importa muchísimo", relata Sarah, de 30 años. "Y en todos los casos el sufrimiento ha ido creciendo con el tiempo".


Su novio Tim dice tras la reunión online: "Todos han sufrido mucho". Se trata de padres, hijos, hermanos o parejas que no quieren perder. "Uno se encuentra delante de una persona que ama y no sabe cómo seguir. Ese tema nos conecta". Ya la sensación de no ser "la única persona que busca ayuda" fortalece y puede motivar, explica.


"Todos son conscientes de que no hay un remedio que lo cure todo", subraya Tim, de 32 años. Pero se pueden dar consejos, por ejemplo cómo evitar los temas conflictivos para que el diálogo no se corte del todo. Y dónde se puede buscar apoyo de profesionales.


"Todos en los grupos quieren mantener el contacto con esa persona complicada en su círculo familiar, aun si eso requiere de un gran esfuerzo. Hay situaciones en las que la grieta atraviesa toda la familia", relata Sarah.


Ella sabe cómo se siente la desesperación. "Cuando mi papá comenzó a reproducir cosas cada vez más raras y de repente dijo por teléfono que como no vacunado pronto iba a tener que llevar la estrella de David (distintivo que debían llevar los judíos durante la época nazi), me derrumbé".


Ese no era su padre, que había estudiado, había vivido en muchos países y estaba abierto a todas las culturas. "Mi sensación era que ya no era mi padre, tampoco en las palabras que elegía. Lloré durante horas". Toda la construcción de su pensamiento giraba en torno al coronavirus, a la negativa a vacunarse y a teorías conspirativas.


"Cuando la creencia en conspiraciones funda identidad, influye en toda la vida", explica la psicóloga social Pia Lamberty. Eso destruye parejas y familias, lleva a la desesperación y a la vergüenza y también al dolor cuando personas cercanas a uno mueren porque se negaron a vacunarse.


"Por eso también es tan importante intercambiar experiencias con otros que vivieron algo parecido", dice Lamberty, que se ocupa especialmente de las teorías conspirativas.


Los grupos de autoayuda en Alemania acaban de empezar a funcionar. Así, al mismo tiempo que la iniciativa en Bochum, hay un grupo que también comenzó a reunirse en Erlangen. El intercambio se produce en el ámbito digital, añade Lamberty. "Las propuestas, sin embargo, no cubren la demanda".


Christoph Grotepass, especialista en sectas, señala que el problema afecta a muchos y la demanda de asesoramiento creció enormemente. Se trata desde dudas respecto a las medidas que toman las autoridades, pasando por difusos miedos a las vacunas hasta la idea de que la población está siento engañada, diezmada o cambiada.


La base de la confianza en las familias desaparece y se llega a la extrañeza, la falta de palabras, los miedos de unos a otros hasta la puesta en peligro de terceros, también niños, debido a la negativa a cumplir con las medidas de protección.


Grotepass considera que un grupo de autoayuda no es el camino apropiado para todos. "Algunos necesitan primero una estabilización a través de un contexto de asesoramiento, otros no pueden hablar abiertamente". Los espacios de asesoramiento pueden ayudar individualmente a encontrar la intervención apropiada para cada uno.