Revueltas populares: Los colores del cambio

 MARTI

El color blanco ha sido escogido por los organizadores de la marcha del 15 de noviembre como símbolo de las aspiraciones de los cubanos.

Los cubanos en la isla han escogido el blanco como símbolo de las protestas el 15 de noviembre. La manifestación de protesta, además de la marcha va desde vestir ese día una prenda blanca hasta una sábana blanca tendida lo mismo el balcón, la terraza, el patio o la ventana. Los organizadores de la marcha lo consideran como una manera de mostrar solidaridad y animar desde la casa.

El blanco ha sido ya hace más de 15 años el color de los que exigen libertad en Cuba, tanto para sus familiares, como para la nación. A continuación, reproducimos un artículo sobre el tema que fuera publicado en abril del 2005 en Diario Las Américas y El Diario Exterior.com sobre el tema debido a la actualidad y vigencia.

Revueltas populares: Los colores del cambio

En los últimos años los cambios que se han desarrollado en los países que dejaron el autoritarismo en busca de democracia tuvieron una constante, la presencia de un color que definiera el movimiento de apertura. En otros países donde todavía se pide el cambio, donde hay esperanzas y deseos en la sociedad para desarrollar el cambio, hay un color que les identifica. Color que hace patente el deseo del cambio. En términos políticos hace ya siglos que uno u otro bando han asumido un color.

En el siglo XX vimos a fascistas, anarquistas o nacionalistas con el negro y el gris. Los comunistas se adueñaron del rojo. En Inglaterra siglos atrás se vivió la Guerra de las Rosas - blancas y rojas. Los cambios en Nicaragua y Filipinas para dejar en el pasado las dictaduras de los sandinistas y de Ferdinand Marcos tomaron, el blanco en el país centroamericano y el amarillo en el asiático. Recientemente en Georgia, el color rosa fue el tono de los cambios, donde bajo la presión de las protestas, el presidente Eduard A. Shevardnadze renunció.

El más colorido de los cambios fue el de Ucrania. El naranja representó las fuerzas democráticas, ante un azul enarbolado por los continuistas que en las zonas ruso parlantes buscaban mantener el rumbo que se trazaba para Ucrania desde Moscú. Irónicamente el azul es el color del club local de balompié en la capital (Dinamo de Kiev) y el naranja es el color del club Shajtar (Minero) de la ciudad de Donetsk, centro de la región rusoparlante y sede de la campaña del derrotado ex premier Yanukovich.

Las banderas naranjas, los gorros de invierno, guantes, bufandas y abrigos de ese color se distinguían con facilidad bajo el crudo invierno ucraniano, en medio de intensas nevadas en Kiev. Similar color lo usaron los movimientos y partidos prodemocráticos en las pasadas elecciones parlamentarias en Moldavia.

En el Líbano, el verde, color del cedro reflejado en el centro de la bandera nacional, ha sido el color de las exigencias para que las tropas sirias abandonen ese país del Mediterráneo.

El dedo manchado de tinta púrpura fue el símbolo de la voluntad de los iraquíes para acudir a las urnas y reconstruir la nación. Mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, con orgullo levantaron sus manos, enseñando el color púrpura, manifestación de su asistencia a un cambio.

La oposición en Bielorrusia ha escogido el color azul, que aparece en el emblema del movimiento Zubr o Bisonte. Bajo la influencia y el entusiasmo de los recientes cambios en la vecina Ucrania, el color azul aparece por doquier en las calles bielorrusas, sobre todo en los grafitis antigubernamentales.

En Irán, las mujeres solían vestir, sin derecho a opción, de color negro o marrón. Bellos rostros, en medio de velos o bufandas negras. Ahora se visten con igual discreción, pero con el color rosado, todo un reto a la autoridad. Se observa el color en medio del tráfico y en los centros comerciales. La llegada de la primavera hizo que se notara con mayor fuerza y nitidez el color rosado. Los que han visitado Teherán dicen que hay de todas las tonalidades. Es una manera de expresar su posición, de hacer público su pensar. El color rosado en ellas es parte del reto, de la decisión a enfrentar la voluntad de los ulemas y ayatolas.

En Kirguistán se escogió el color amarillo, que en esa región le llaman color limón. Según los opositores, es el color del semáforo que indica el cambio, el que avisa antes de que cambien los otros colores.

Para Cuba ya se escogió el color. Lo hicieron hace meses las madres, esposas y familiares de los 75 opositores y disidentes detenidos. Se convirtieron en Damas de Blanco que con sus calladas figuras, entradas y salidas a las misas, y paseos por la Quinta Avenida, mostraban al mundo la voluntad de cambio y resistencia del pueblo cubano. En Miami, otro grupo de mujeres siguió el ejemplo. Vestidas de igual color, levantaran los retratos de los que todavía siguen tras las rejas.

El blanco es sinónimo de luz, de bondad, inocencia, pureza, honestidad. Es el color de la perfección, de la fe. Sinónimo de limpieza, con fuerte connotación positiva. En los colores litúrgicos el blanco se usa en Navidad y es referencia de pureza del Cristo recién nacido, símbolo de luz y alegría. Precisamente las Damas de Blanco sintetizan esa luz, esa fe y honestidad que promueve el cambio en Cuba. Ellas sin siquiera saberlo, les dieron un color a las transformaciones en la Isla, la ubicaron en el mapa del mundo que ahora tiene tonalidades a la hora de expresar las ansias de reformas democráticas. Cuando en la calle, en el centro de trabajo, en las universidades, tres, cinco u ocho cubanos se identifiquen por el color de sus atuendos, entonces sentirán que no están solos, que a su lado hay compatriotas que piensan igual y que nunca se lo habían dicho

Es la comunicación de la solidaridad en el vestir, en expresar su opinión a todos, sin alzar la voz. De blanco ahora se pueden vestir los hijos de los detenidos, los familiares de los opositores, los disidentes, aquellos que deseen un futuro mejor para Cuba. En varios países de América Latina el blanco ha sido el color de las marchas en protesta contra el gobierno argentino de 1988, en El Salvador o recientemente en Ecuador. Ya tenemos los cubanos un color para el cambio. Ahora hay que utilizarlo hombres y mujeres.