Por Birgit Reichert y Wolfgang Jung (dpa)
Houston/Oberthal, 31 oct (dpa) - De niño, Matthias Maurer no quería ser astronauta. "Fue un sueño de adulto", dice este hombre de 51 años.
Cuando era estudiante miró qué requisitos había que cumplir para ser astronauta, pero el deseo realmente le surgió cuando escuchó que la agencia espacial europea ESA iniciaba un nuevo proceso de selección. "Ahí supe: esto es lo mío".
Y así fue. Tras años de duro entrenamiento, el alemán está a punto de viajar al espacio. Probablemente será el miércoles 3 de noviembre cuando despegue con su tripulación desde la base espacial de Cabo Cañaveral en Florida rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS) a unos 400 kilómetros de altura.
Será el duodécimo alemán en el espacio y el cuarto en la ISS.
"La navegación espacial vincula ciencia, tecnología, cooperación en un equipo internacional y, lógicamente, un toque de aventura. Son todas las razones por las que me hice astronauta", relata a dpa Maurer, nacido el 18 de marzo de 1970. "Y, por supuesto, también la curiosidad".
Maurer es oriundo del territorio del Sarre, lindante con Francia. Ya de joven sintió necesidad de irse lejos. Estudió ciencias de los materiales e ingeniería de los materiales no solo en la Universidad del Sarre, sino también en Nancy, Francia, en Leeds, Reino Unido, y en Barcelona, España.
Luego, el ingeniero también estuvo en Argentina y Corea del Sur con programas universitarios.
"Mis hobbys son viajar, conocer otras culturas, la fotografía, el senderismo, los deportes y los idiomas", dice este hombre que habla fluido inglés, francés y español y "un poco de italiano".
Para su trabajo como astronauta también aprendió ruso y chino. "El chino lo hablo medianamente bien. Al menos lo suficientemente bien como para hacer un entrenamiento de supervivencia en alta mar", relata.
El ruso lo usará cuando en un paseo espacial fuera de la estación vista el traje ruso. "Eso significa que me tengo que comunicar en ruso".
Maurer se postuló en 2008 junto a más de 8.000 personas al programa de la ESA. Fue uno de los diez candidatos que quedó seleccionado. Pero en principio no fue convocado al cuerpo de astronautas, sino que trabajó, entre otras cosas, como "ingeniero de apoyo de astronautas" para la ESA.
En 2015, el alemán finalmente fue convocado: desde 2017 integra el cuerpo y desde el otoño europeo de 2018, tras una formación básica, es oficialmente un astronauta de la ESA.
¿Por qué tuvo que hacer un entrenamiento de supervivencia bajo el agua y en el frío helado? "Para ponernos en una situación extrema, de manera que en una situación similar en el espacio mantengamos la cabeza fría".
Claro que es muy difícil simular en la Tierra la supervivencia en el espacio, es decir, en el vacío. "En general la profesión de astronauta está vinculada a muchos peligros".
Los preparativos para la actual misión "Cosmic Kiss" lo llevaron a un entrenamiento en la Agencia Espacial Estadounidense NASA y en la empresa espacial privada SpaceX de Elon Musk en Estados Unidos. Luego, a la Ciudad de las Estrellas en Rusia y también a Colonia, al Centro Europeo de Astronautas de la ESA.
"Mi parte favorita de mi preparación para la misión fue la elección de la comida. Simplemente tuve que probar muchos platos diferentes y decidir cuál me gustaba más", dice sonriendo.
En la estación orbital tendrá una semana laboral de cinco días y medio, porque también se trabaja los sábados a la mañana. "Los sábados a la tarde, se limpia la estación. Y el domingo tenemos el día libre. Lo pasaremos tomando fotos, grabando vídeos y -a no olvidarlo- hablando por teléfono con nuestros amigos y la familia en Tierra".
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