Estudio revela que 66 % de alemanes mira con angustia hacia el futuro

Colonia (Alemania), 14 oct (dpa) - Dos tercios de los alemanes contemplan el futuro con angustia, mientras que la falta de confianza en el Estado y las instituciones, así como el temor a una división social, impulsan un repliegue a la esfera privada, según reflejó un estudio.

A estos resultados arribó una investigación representativa y psicológica en profundidad del Instituto Rheingold de la ciudad germana de Colonia, en cooperación con la Fundación para la Filosofía Identity Foundation en Düsseldorf.

Sin embargo, el estudio también detectó que crece la voluntad de una parte de la población de trabajar en solitario o con personas afines por un futuro digno de ser vivido.

El fundador de Rheingold, Stephan Grünewald, explicó que las graves crisis sacudieron los cimientos de la confianza en el futuro. El mayor miedo al futuro, detalló, se refiere al cambio climático, con su creciente polarización y la indiferencia de la población.

Por otra parte, las iniciativas y la acción del Gobierno alemán durante la crisis del coronavirus y también en materia del clima fue percibida como insuficiente.

El 61 por ciento se mostró de acuerdo con la afirmación "Alemania se enfrenta a su decadencia" y el 88 por ciento con la tesis según la cual "a partir de crisis como la del coronavirus y el cambio climático tenemos drásticos cambios por delante".

Muchos ciudadanos y ciudadanas se encuentran ante un dilema de viabilidad: por un lado, reconocen los grandes problemas del futuro, pero por otro, no pueden imaginar cómo superarlos. La consecuencia: replegarse en la esfera privada, como dentro de un caparazón.

En este marco, puede diferenciarse entre diferentes tipos de  manejos frente al futuro. El espectro se extiende desde los encapsulados, que prefieren ignorar las cuestiones relativas al futuro o embellecer el pasado, los "tribalistas", cuyo radio de acción termina en el vecindario o el club, hasta los misioneros, que por ejemplo se adscriben al veganismo.

Sin embargo, a pequeña escala, también hay una mentalidad ciudadana que brinda esperanza: muchas personas están desarrollando el sentimiento de que pueden contribuir con algo sensato a un mundo mejor. Las iniciativas vecinales, los cambios en los hábitos de alimentación y consumo, las redes sociales y ecológicas o los modelos de negocio poscapitalistas atraen cada vez más la atención.

Que estas muchas pequeñas plantas puedan crecer juntas hasta convertirse en una amplia corriente social es actualmente la gran esperanza de un panorama que, por lo demás, se presenta como desalentador.

"Vivimos un punto de inflexión", comentó Grünewald. En este contexto, señaló que aún queda por determinar si finalmente se impondrán las tendencias al repliegue y a una mayor segmentación, o las fuerzas de cohesión social y de la superación de las líneas divisorias.