Por Elmar Stephan (dpa)
Werlte (Alemania), 3 oct (dpa) - En Alemania comenzará a funcionar este lunes una moderna planta de biogás con el fin de producir combustible sostenible para aviones.
La fábrica de biogás, emplazada en medio de campos de maíz en Emsland, en el norte de Alemania, será inagurada con la presencia de la ministra de Medio Ambiente alemana, Svenja Schulze, y el investigador del clima Mojib Latif.
Allí, a 60 kilómetros de la ciudad de Oldenburgo, las condiciones para fabricar este combustible son ideales. "Tuve que buscar bastante hasta dar con un lugar adecuado", afirmó Dietrich Brockhagen, gerente de Atmosfair gGmbh, una organización de protección del clima sin fines de lucro con sede en Berlín.
Finalmente el sitio está en el estado federado de Baja Sajonia, donde es posible encontrar plantas de biogás y molinos generadores de energía eólica en cada cruce.
"Solo necesitamos el dióxido de carbono de la planta de biogás", dijo Brockhagen. Al gas se añade hidrógeno, que se produce con energía eólica. El hidrógeno y el dióxido de carbono se transforman mediante procesos químicos en queroseno crudo en la planta, que se construyó detrás de la de biogás del socio y proveedor regional de energía EWE.
Luego, es transformado en el combustible de aviación Jet A1 en la refinería de Heide, al norte de Hamburgo, que lo suministra a continuación al aeropuerto de la ciudad hanseática.
Para que no hubiera conflictos, Brockhagen quería una planta de biogás que procesara residuos, no maíz u otras plantas cultivadas por la empresa. Por eso, se procesan allí los residuos de la industria alimenticia de la región.
La electricidad de la estación de energía eólica tampoco le quita nada a nadie, dado que los viejos molinos dejaron de recibir hace tiempo las subvenciones de la Ley de Energías Renovables (EEG). "Ahora los operadores reciben el dinero de nosotros", explicó Brockhagen. Por lo tanto, la producción de hidrógeno no se realiza a expensas de la transición energética.
También hay en el terreno una central que extrae el dióxido de carbono del aire. Ese es el objetivo real: no obtener el CO2 de las plantas cultivadas en el lugar o de la industria -por ejemplo, de las fábricas de cemento o acero-, sino funcionar con neutralidad de emisiones. Brockhagen indicó que solo debería terminar en la atmósfera el CO2 extraído previamente de ella.
La idea es que este queroseno ayude a la industria de la aviación a salir del apuro, ya que los aviones no pueden prescindir del combustible líquido y pasarse a los motores eléctricos.
Pero al mismo tiempo, la aviación debe emprender el camino hacia la neutralidad climática. Según los cálculos del Centro Aeroespacial Alemán, la aviación es responsable del 3,5 por ciento del cambio climático provocado por el hombre. Por eso mismo, la industria busca un combustible neutro a nivel de emisiones para el clima.
La organización medioambiental Greenpeace saluda en principio la planta de Emsland, según afirmó su portavoz Gregor Kessler. Sin embargo, para sustituir tan solo el combustible de aviación cargado en Alemania en 2018 por queroseno sintético, habría sido necesaria toda la producción anual alemana de energía eólica.
"Para que estos planes para los combustibles sintéticos funcionen, necesitamos ampliar los combustibles renovables", dijo Kessler.
Añadió que, sin embargo, estos llamados "e-fuels" no pueden resolver por sí solos el problema climático de las aerolíneas. Dos tercios de los daños al clima generados por un avión se deben, según Kessler, a las estelas de condensación producidas por los aviones a gran altura. Cree que por eso la cantidad de vuelos en general debe bajar.
En su opinión, los vuelos cortos dentro de Alemania y los viajes más cortos dentro de Europa deben ser reemplazados lo antes posible por una red de trenes rápidos.
Una de las aerolíneas que funciona como cliente piloto de este combustible es Lufthansa. En la actualidad, la empresa es el mayor comprador de combustibles de aviación sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) en Europa, de acuerdo con Christina Foerster, del consejo ejecutivo del grupo.
Foerster indicó que los combustibles sintéticos procedentes de energías renovables son el queroseno del futuro y permiten un transporte aéreo sin emisiones de CO2.
Añadió que con la compra de este combustible, Lufthansa quiere dar un "importante impulso" a la fabricación y producción. Actualmente, Lufthansa utiliza biocombustibles producidos a partir de viejos aceites de cocina o residuos agrícolas.
En principio, también es posible la producción de combustible sintético y neutro desde el punto de vista climático para la navegación por mar.
"Pero lo que no tiene sentido son los e-combustibles para los coches", explicó el jefe de Atmosfair. En este sector se apuesta a los vehículos eléctricos, que son mucho más eficientes que los motores de combustión, indicó.
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