Alemán Johannes Floors celebra oro en Paralímpicos de Tokio

Por Holger Schmidt y Tobias Brinkmann (dpa)

Tokio, 3 sep (dpa) - Cuando Johannes Floors se coronó hoy en los Juegos Paralímpicos de Tokio definitivamente como el hombre sin piernas más rápido del mundo, Irmgard Bensusan, que ganó la plata en los 100 metros, lo esperaba en la meta.

Con la bandera de Alemania sobre los hombros y un helado de recompensa, Bensusan abrazó feliz a su compatriota. El helado se cayó. "En ese momento, también hubiera estado bien si me dañaba el menisco", dijo Floors, que celebró su alegría al llegar a la meta de los 400 metros con un fuerte "I am the champion".

El grito también fue de alivio. Ya había logrado ser campeón mundial, batir el récord mundial y ser campeón de Europa en la categoría paralímpica en la que sucede al sudafricano Oscar Pistorius. Pero sin el oro paralímpico en Tokio no hubiera sido perfecto.

Para Alemania fue la undécima medalla en Tokio. Para Floors la tercera medalla paralímpica después del oro en el relevo masculino en 2016 y el bronce en los 100 metros en Japón.

"Ahora podría llorar. Antes estaba muerto de miedo", dijo el atleta de 26 años. "Eso me pasa antes de cada carrera, pero esta vez era distinto. Pensaba todo dos veces. ¿Qué harás si ganas? ¿Qué pasa si te resbalas? ¿O si se rompe el muelle interior al calentar? Por suerte, logré canalizar lo positivo".

Ahora lo ha logrado. "Fastest man on no legs (hombre más rápido sin piernas). Suena genial. Me gusta", dijo el alemán. El mismo título lo ostentaba el sudafricano Pistorius, que hizo conocido del deporte paralímpico por su participación en los Juegos Olímpicos de 2012 y hoy está preso por el homicidio de su novia. "Ahora es mi era", comentó Floors, que con los 45,85 segundos estuvo solo siete centésimas de segundo por debajo de su récord mundial.

Su compañera de entrenamiento Bensusan se alegró muchísimo por él. "Estos chicos están en lo más profundo de mi corazón", dijo la atleta de 30 años. Que 20 minutos antes lograra por quinta vez la plata paralímpica en vez del ansiado oro no le preocupó en lo más mínimo.

"En realidad, odio los 100 metros", dijo Bensusan, que una vez más fue vencida por la holandesa Marlene van Gansewinkel. "Admito que después de los 200 metros estaba enfadada, porque en esa categoría la batí en los últimos años. Me sentí decepcionada. Pero ahora estoy feliz. Soy la segunda mejor del mundo. Aunque solo compito contra prótesis, eso es fenomenal".

Bensusan, que nació en Sudáfrica, padece un daño neurológico en la pierna derecha. 

Según relató, para este sábado acordó una competencia con el velocista David Behre, que pondrá fin a su carrera después de Tokio. "Veremos quién puede comer más sushi. Traje un pantalón amplio para ello". Floors no sabía nada de esta apuesta, pero se sumó. "Creo que necesitan un competidor más".

También Ali Lacin tiene previsto comer mucho el sábado. El berlinés se alzó con el bronce en los 200 metros de los amputados por debajo de la rodilla y completó así una jornada de excepción para Alemania en el estadio olímpico.

"Durante semanas me contuve", dijo el atleta de 33 años. "Ahora, por fin, comeré todo lo que quiera. Y, definitivamente, habrá dulces". En 2013, Lacin abrió con su hermano un negocio mayorista de golosinas.

Más allá del estadio olímpico, para Alemania hubo otras dos medallas hoy. La tiradora deportiva Natasha Hiltrop ganó la plata en rifle 50 metros en tres posiciones. "El último tiro hubiera podido ser mejor", dijo la joven de 29 años. "Pero estoy satisfecha".

La nadadora Verena Schott, de 33 años, ganó otro bronce en los 100 metros espalda después de ganar la misma medalla en los 200 metros estilos y los 100 metros pecho. "Ahora me alegra volver a casa con mis tres monstruitos", comentó.