La migración venezolana: ¿Qué esperar según los expertos?

 VOA Por Gustavo Ocando Alex

Existen 5,6 millones de migrantes y refugiados venezolanos, según la OEA. La inestabilidad política y la crisis económica son catalizadores de la migración.

MARACAIBO, VENEZUELA - La migración venezolana no se detendrá en un futuro inmediato debido a que las causas que la generan, como la crisis económica y la inestabilidad política interna, están lejos de mejorar, valoran expertos consultados por la Voz de América.

La Organización de Estados Americanos (OEA) reportó la semana pasada que la crisis de migrantes y refugiados venezolanos “no tiene precedentes en la región” y proyectó que rozará los siete millones de personas en los meses por venir.

De acuerdo con las cifras que maneja el organismo multilateral, 5,6 millones de venezolanos han viajado fuera de su país para fijar residencia en otro. Ese número corresponde al 18% de la población de Venezuela.

La investigación de la OEA precisa que la mayoría de esos venezolanos se encuentran en Colombia (1.743.000 migrantes y refugiados), Perú (1.050.000), Estados Unidos (465.000), Chile (457.000) y Ecuador (431.000).

“Globalmente, solo Siria, que ha estado en guerra por más de 10 años, tiene más migrantes y refugiados que Venezuela. El número de migrantes y refugiados de Venezuela es más grande que la población de 100 países o territorios, incluidos Costa Rica, Irlanda y Noruega”, apunta el documento revelado por la OEA.

El informe estima que la cifra de venezolanos migrantes y refugiados podría escalar a siete millones este año o en el primer trimestre de 2022.

La socióloga con estudios en ciencias políticas y migración venezolana Claudia Vargas Ribas coincide en que la tasa de emigrados continuará al alza debido a que los complejos problemas internos en su país no se han resuelto.

La migración ya sería aún mayor si no hubiese tantas restricciones de movilización por culpa de la pandemia del COVID-19, dice. Venezuela fue uno de los países de la región que impuso más temprano, en marzo de 2020, una prohibición casi total de vuelos extranjeros por el nuevo coronavirus. Desde noviembre pasado, apenas se permite la entrada por vía aérea de viajeros desde México, República Dominicana, Bolivia, Rusia, Panamá y Turquía.

“Esa tasa se va a seguir manteniendo y no es mayor por las barreras del COVID-19. Las migraciones siguen, quizás a un menor grado, quizás sea menos evidente o se registra menos, debido a que los factores que la generan continúan y se agravan en Venezuela”, comentó la especialista a la VOA.

Vargas Ribas, incluso, observa que el cálculo migratorio de venezolanos puede ser aún mayor en la actualidad por lo que denomina “estadísticas sombras”, que se registran cuando una persona se moviliza gracias a su doble nacionalidad o en pasos irregulares, conocidas en su nación como “trochas” en la frontera.

La pobreza como catalizador

Según la OEA, los venezolanos abandonan su país sin enfrentar una guerra convencional o un desastre natural, sino por cinco razones primordiales: una emergencia humanitaria compleja, violaciones de derechos humanos, violencia generalizada, el colapso de servicios públicos y el desplome económico.

Luis Crespo, economista y docente de la Universidad Central de Venezuela, subraya que el país suramericano acumula siete años de “destrucción de sus capacidades productivas” y advierte que la hiperinflación desde 2017 ha “pulverizado los salarios”, lo que activa súbitamente los planes de migración.

El país petrolero suma 83,5% de caída de su producto interno bruto desde 2014 y, según el opositor Observatorio Venezolano de Finanzas, registró 2.616 por ciento de alza de precios entre junio de 2020 y el mismo mes de 2021.

El salario mínimo actual es de 1,73 dólares (siete millones de bolívares). “Supera el umbral de la pobreza. Los trabajadores venezolanos han visto la destrucción de sus condiciones de vida, de sus activos y de su capacidad de ahorro. Las familias venezolanas han transitado por años muy duros de precariedad. Venezuela se ha convertido en una sociedad que limita las oportunidades de desarrollo para las generaciones futuras”, dice Crespo.

Un punto de inflexión, acota, ocurrió en 2018. Ese año, la inflación fue de 130.000%, según el Banco Central afín al gobierno de Maduro.