Enfrentamientos en frontera colombo-venezolana dejan consecuencias "devastadoras"


 VOA Por Karen Sánchez

Según Migración Colombia, los enfrentamientos en la frontera dejan 3,961 personas desplazadas, de las cuales 2,563 son venezolanas y hacen parte de 1,028 familias. El Ministro de Defensa de Colombia liderará el sábado un Consejo de Seguridad, en Arauca, para dar un parte de la situación.

BOGOTÁ - Mayor tensión política, continuos enfrentamientos en una zona olvidada y un recrudecimiento de la crisis entre las dos naciones son las consecuencias que pueden generar los recientes enfrentamientos en la frontera colombo-venezolana, según analistas internacionales consultados por la Voz de América.

Los hechos ocurrieron desde el pasado domingo entre la Guardia Nacional Venezolana y un grupo armado ilegal de presuntos disidentes colombianos, en el sector de La Victoria, estado de Apure, fronterizo con el departamento colombiano de Arauca. El suceso obligó a miles de personas a desplazarse al municipio colombiano de Arauquita, lo que ha generado una grave crisis humanitaria.

El consultor y analista internacional Jairo Libreros señaló que estos conflictos son apenas "la cuota inicial de lo que viene", pues es complicado garantizar el control de una frontera tan larga, más de 2.200 kilómetros, "en donde la ausencia de interés nacional de los gobiernos colombiano y venezolano es histórica, es angustiante y es decepcionante".

Además, porque existen muchos intereses de por medio, como “dineros ilícitos importantes” y “las consecuencias de un enfrentamiento, así sea por error, pueden ser devastadoras”, explicó Libreros a la Voz de América.

Para el analista, los enfrentamientos permanecerán, generando “una crisis humanitaria tan fuerte como la que se vive por cuenta de los migrantes…  En medio de su fuego cruzado, muchas personas pueden perder la vida”.

Víctor Mijares, profesor de la Universidad de los Andes de Colombia y experto en conflictos, dice que es difícil predecir si los conflictos van a perpetuarse en el tiempo, pues dependerá de “la capacidad y el poder de fuego” de los grupos disidentes,  el apoyo que puedan tener dentro del territorio venezolano y/o colombiano, y de la acción de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Pero señala que posiblemente incrementará el número de migrantes que llegue a Colombia y se podría a generar un nuevo tipo de migración, relacionada con los desplazados por conflictos “que había visto históricamente en Venezuela con la llegada de los colombianos”.

Por otro lado, cuando esta situación alcance una cuota mucho más alta, podría hablarse de  “un territorio sin Dios y sin ley. Difícilmente, se puede garantizar la soberanía”, dice el analista Libreros.

Ahora, del punto de vista político, agrega, las consecuencias pueden ser mucho más grandes, porque Colombia y Venezuela no tienen intercambio de información y mucho menos de datos de inteligencia. “No hay un trabajo coordinado, no existe la posibilidad de distribuir cargas para proteger de la mejor manera las líneas fronterizas ni los ciudadanos binacionales”. Esto aunado a la crisis económica, social y sanitaria generada por la pandemia.

Relaciones desgastadas

Para Libreros, la situación, además, implica un desgaste innecesario entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, mientras los gobernantes se lanzan calificativos negativos de un lado al otro, “cuando la concentración debe estar en atender las necesidades básicas de  las dos poblaciones en este sector”.

“Aquí no gana nadie, diferente a las bandas criminales que están haciendo un negocio redondo por cuenta de la desatención histórica a esta zona territorial y ante la crisis que se vive… El proceso de vacunación de toda esta población binacional se puede ver alterada, de manera especial por los enfrentamientos armados”, agrega.

El experto de la Universidad de los Andes manifiesta que lo ideal es que los gobiernos se alineen para combatir la insurgencia y el crimen organizado, “pero esto está muy lejos de ocurrir. Al menos, durante el gobierno Iván Duque” y esa falta de comunicación “lo que va a hacer es alimentar la posibilidad de mayor actividad insurgente y criminal en una enorme frontera”.

Por ahora, añade, podríamos estar ante un nuevo fenómeno en el que  “muy probablemente esto alimente aún más a las mafias de tráfico de personas, de coyotes, de personas que puedan aprovecharse de esta población vulnerable que está claramente abandonada por el Estado venezolano y que difícilmente podrá ser toda ella asistida por el Estado colombiano”. Entonces, dice Mijares, “estamos ante un recrudecimiento de la crisis humanitaria en la frontera colombo venezolana”.

¿Se veía venir?

Para Libreros, el Gobierno de Nicolás Maduro ha facilitado el tránsito de diferentes grupos vinculados especialmente con el narcotráfico, la consolidación del Cartel de los Soles, vinculada con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana o el Clan del Golfo, el ELN o las disidencias de las FARC.

“quien se mete en la empresa de proteger a grupos terroristas o grupos narcotraficantes en su territorio, más temprano que tarde termina afectado por su propia decisión”.

Consultor y analista internacional, Jairo Libreros. 

Para Mijares, lo que estamos viendo actualmente tiene relación “con la fragmentación de estos grupos insurgentes... Pareciera que estamos frente a unas FARC que están del lado de Maduro, que están alineadas con el Estado venezolano, y frente a otros grupos que han tratado de ganar cierta autonomía”.

“La gran paradoja es que el gobierno Nicolás Maduro ha venido a creando unas condiciones precisamente para que estos grupos hagan vida en Venezuela y se conviertan, de algún modo, en brazos armados de la revolución o en mecanismo de disuasión ante cualquier tipo de imagen externa. El problema es que no tienen control sobre ellos, y como no tiene control sobre ellos, va a tener que combatirlos sin saber si efectivamente va a tener la capacidad de retomar el control que ya ha venido cediendo sobre el territorio nacional”, explicó Mijares a la VOA.

Según el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, los hechos son "una consecuencia de albergar terroristas".

Atención a desplazados

La autoridad migratoria en Colombia informó el jueves que los enfrentamientos dejan 3,961 personas desplazadas, de las cuales 2,563 son venezolanas y hacen parte de 1,028 familias. El resto son colombianas.

Por su parte, el general Mauricio Zabala, comandante de la Octava División del Ejército colombiano, señaló a Blu Radio el jueves que tienen 791 familias para un total de 3,280 personas, de las cuales hay 868 hombres, 809 mujeres, 477 menores de 5 años, 861 adultos, 183 adultos mayores y 16 gestantes. 

El senador colombiano, Feliciano Valencia, advirtió en su cuenta de Twitter que entre los desplazados "se encuentran 40 familias (200 personas) del pueblo indígena Makaguán, que habitaban la comunidad La Soledad en Venezuela".

"A la amenaza de la pandemia se suma el conflicto armado que pone en riesgo la desaparición física y cultural del pueblo Makaguán", agregó el congresista indígena sobre la población desplazada instalada en el Centro Educativo Indígena El Vigía, en Arauquita.

Para atender a las personas desplazadas, informó Espinosa, a través de un Facebook Live, se han montado albergues y se está haciendo un proceso de socialización con las autoridades.

Según la Alcaldía de Arauquita, hay habilitados 15 albergues, entre los que han llegado hasta allí, se encuentran 3,995 personas, conformados por 506 niñas y niños, 16 embarazadas, 109 lactantes y 183 personas mayores de 60 años, entre otros. La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ACNUR ha suministrado, además, 60 carpas para albergarlos. 

La Organización Panamericana de la Salud ha suministrado alimentos, según informó Espinosa, quien declaró que ha habido "una activa participación" de la alcaldía, los bomberos, y el ejército colombiano. Así mismo, se inició el proceso de pruebas de COVID-19 y se han realizado 80 pruebas.

Espinosa advirtió que "el problema no ha parado" y que hay "personas que siguen ingresando" a Colombia.

Dominika Arseniuk, directora del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) en Colombia, informó el jueves que "las familias siguen huyendo a través de la frontera en busca de seguridad, ya que la violencia en la zona no ha cesado por completo. Las personas con las que hemos hablado están aterrorizadas y temen por sus vidas".

Cuando la situación se normalice, estos desplazados podrán elegir dónde quedarse, según Espinosa.

El Ministro de Defensa de Colombia liderará el sábado un Consejo de Seguridad, en Arauca, para dar un parte de la situación.