Alojamiento para venezolanos en Barranquilla, una oportunidad para la población vulnerable


 VOA Por Karen Sánchez

Las autoridades migratorias informaron la semana pasada que la cifra de inmigrantes venezolanos en Colombia se redujo en un 2,235% en 2020.

BOGOTÁ - Joel Santana recuerda esos años dorados, cuando trabajaba como electricista en una empresa privada venezolana que, tras pasar a manos del Estado, decayó abruptamente.

“Allí empezaron a pagar mal, me retiré de la empresa, y empecé a trabajar por mi cuenta como electricista, y me estaba yendo bien, hasta que empezó la mala administración que tenemos ahorita, a hacer todo lo que estaba haciendo y entonces ya la gran parte de las empresas y de las personas que estaban allá, que iban a hacer trabajos empezaron a cerrar”, dice este venezolano, de 42 años, proveniente de Ciudad Ojeda, estado Zulia.

Hace dos años llegó a Colombia, a la ciudad de Barranquilla. Confiesa que no ha sido fácil debido a que llegó de manera ilegal y no cuenta con un permiso para laborar, lo que lo ha obligado a vender en las calles agua, dulces, frutas, entre otros productos.

Según Migración Colombia, 966.714 venezolanos se encuentran de manera irregular en el país y la gran mayoría se dedica a trabajos informales.

Antes de la pandemia, Joel vivía en un apartamento en el centro de la ciudad, hasta que las lluvias inundaron el lugar. Luego fue trasladado a un hotel, se quedó sin trabajo y su esposa enfermó. Recuerda que estaba en un callejón sin salida.

Con tres hijos bajos su responsabilidad –uno de ellos en condición de discapacidad- y su esposa hospitalizada, no tenía cómo pagar arriendo.

Fue allí cuando el programa de alojamiento Open Homes que ofrece la Organización HIAS (sigla en inglés de Sociedad de Ayuda al Inmigrante Hebreo), junto con la plataforma de alojamientos Airbnb, se convirtió como un milagro caído del cielo.

El lugar no solo se convirtió en un sitio de alojamiento, sino para recibir comida para sus hijos, y donde esperó la llegada de su esposa, después de la recuperación de una cirugía de vesícula.

“Le di gracias a Dios que existieran personas como ellos, ayudarnos en eso, porque ya no hallaba qué hacer. Me sentía ahogado, agobiado, viendo a mi familia como estaba, en ese momento, y la verdad fue una luz que nos dio, una nueva visión de cómo estaba la situación en este país”, dijo el inmigrante a la Voz de América.

Como Joel, a lo largo del año pasado, 552 personas se beneficiaron de este programa de alojamiento, según explicó Jael Goldschmidt, responsable de HIAS Barranquilla, a la VOA.

Establecida en el siglo XIX para ayudar a judíos que escapaban de los pogromos en la Rusia zarista, la oenegé HIAS se ha volcado hacia los emigrantes venezolanos para tenderles una mano a su llegada a varios países de la región.

La fundación llegó a Colombia en 2019 y su programa de alojamiento, que nació hace aproximadamente un año, ofrece albergues temporales, a los inmigrantes y refugiados venezolanos, colombianos retornados y la población de acogida; pueden no solo pernoctar sino recibir comida y algún tipo de orientación psicosocial, y laboral, según sus necesidades.

Un reto, dice Goldschmidt, porque nació en plena pandemia. Pero, al mismo tiempo, “significó una respuesta, una oportunidad para muchas de las familias”. “Les permitió poder tener un techo, tener una alimentación y poder estar seguros por un tiempo prudente, manteniéndolos también por fuera de alguna manera de las calles y de esa exposición al contagio”, agrega.

Poblaciones vulnerables

La alta presencia de migrantes en Barranquilla y la escasa oferta que hay en tema de albergues en la zona, cuenta la responsable, les llevó a llegar allí para dar respuesta a la problemática.

En Colombia, a fecha de diciembre de 2020, 1.729.537 venezolanos se encontraban en el país. Bogotá (con 337.594) y Barranquilla (96.360) y Cúcuta (96.133) son las ciudades que más albergan inmigrantes provenientes de Venezuela.

“Si bien en un principio estábamos hablando de una migración con cierto volumen, que no era tan grande, digamos que con el paso del tiempo estos números empezaron a aumentar y sus flujos migratorios empezaron a cambiar, entre sus características, en los rangos de edad, en el género", comenta Jael Goldschmidt.

Por otro lado, agrega, es una región donde hay una gran cantidad de colombianos que han retornado de Venezuela. “Muchos regresan y no saben a qué tienen derecho, qué pueden hacer, cómo pueden acceder a alguna información o alguna orientación. O...  desafortunadamente las redes de apoyo que una vez estuvieron aquí ya no están”, acota..

En cuanto a la población vulnerable colombiana o la comunidad de acogida, la idea es evitar la discriminación e integrarlos. “Lo lindo en este proyecto es ver cómo se van generando esos acercamientos y muchas ideas que las personas tenían anteriormente de lo que era el migrante lo que era el venezolano van cambiando", agrega Jael.

Más allá del alojamiento

Además del alojamiento, se les da alimentación, “como una estrategia para que puedan ahorrar ese dinero que gastarían en un alquiler y en alimentación, que lo puedan usar como un ahorro para su momento de post-alojamiento”, explica la responsable de HIAS Barranquilla.

Además, señala que la idea es articularse con otras organización para complementar los servicios para el beneficiario y orientarlos en el tema educativo, ofertas laborales, oportunidades para acceder a dinero en efectivo, gracias a la acción humanitaria en contextos de emergencia, entre otros. 

Para la responsable, es un trabajo muy importante pues la mayoría de personas están en condiciones de vulnerabilidad y no cuentan con documentación para trabajar, disminuyendo así, además, sus oportunidades para acceder al sistema de saluda, educativo, entre otros. O son familias que llegan con miembros en condición de discapacidad o niños.

Actualmente, aunque sigue buscando un trabajo más estable, Joel Santana dice que llegó a Colombia para hacer lo mejor posible y “aportar un granito de arena para que este país sea mejor también”, y asegura que no piensa en regresar a su natal Venezuela porque allá no “hay ni para comer”.

“Aquí lo consigo porque mi hijo necesitas medicamentos, paños, alimentos, allá se me hace difícil. Pero aquí siempre se consigue”, dijo el venezolano a la VOA.

Para Goldschmidt, este tipo de programas ha permitido a los beneficiarios “empoderarse para seguir caminando, después de pasar por circunstancias tan difíciles no solamente estando en Venezuela, sino emprendiendo ese largo camino que "tampoco termina al llegar a Colombia”.