Alemán se prepara para dar la vuelta al mundo en velero


Por Tatjana Pokorny (dpa)

Les Sables-d’Olonne (Francia), 6 nov (dpa) - Es tan alocado como emocionante: el domingo, a las 13:02 horas de Alemania, Boris Herrmann intentará dar su primera vuelta al mundo en velero en solitario.

Este hamburgués por elección es uno de los 18 nuevos en la flota de 33 barcos de ocho países. En total, 27 hombres y 6 mujeres se enfrentarán a los desafíos de la novena edición de la Vendée Globe.

A los mejores les espera una travesía de 70 días atravesando tormentas brutales, periodos calmos sin viento, olas de la altura de casas y temperaturas heladas.

Las reglas para la carrera con salida y llegada al puerto francés de Les Sables-d’Olonne en Francia son tan simples como brutales: una persona, un barco, una vuelta alrededor del mundo, sin paradas intermedias ni ayudas externas.

Cuando se le pregunta por qué, como padre de una niña de cuatro meses y medio, busca una aventura en alta mar, Herrmann traza una comparación. "Alrededor de 8.000 personas conquistaron el Mount Everest. Alrededor de 500 fueron al espacio. Pero menos de 100 dieron la vuelta al mundo solas en velero. Quiero ser una de ellas", señaló.

Este especialista en economía se preparó mucho para la regata de su vida, pero fracasó varias veces en su intento de formar parte como skipper alemán. "Tuve varios reveses", dijo Herrman, de 39 años. "Ahora estoy orgulloso de haber llegado a la línea de salida. Estoy listo", apuntó.

Boris Herrmann sabe de qué se trata: ya dio la vuelta al mundo tres veces con un equipo, y conoce el Océano Antártico y otros obstáculos del trayecto de 24.296 millas marinas a lo largo de tres puntos geográficos bien conocidos: el cabo de la Buena Esperanza, el cabo Leuwin y el Cabo de Hornos.

La travesía se realiza en unos yates high-tech de 18 metros de eslora de la clase Imoca.

La competencia, que no logran terminar alrededor del 50 por ciento de los participantes, se conoce como "Demolition-Derby". Sin embargo, Herrmann es optimista: "Confío en mi barco. Es lo más seguro que podría ser".

Su esposa, Birte Lorenzen-Herrmann, afirma: "No me preocupo por Boris cuando está en el barco. Sabe lo que hace". La máxima prioridad para Herrmann es alcanzar el destino de llegada, pero eso no quiere decir que no tenga ambiciones: "Sería lindo estar entre los diez primeros", asegura.