La sombría perspectiva del hambre obliga a encontrar nuevas formas de llegar a los somalíes necesitados

FAO NDP

Utilizar la innovación para ayudar en Somalia pese a la COVID-19

Etienne Peterschmitt, Representante de la FAO en Somalia, habla de la COVID-19, su impacto en los grupos vulnerables y la labor de la Organización de la ONU

¿Cómo es la situación en Somalia en la actualidad?

Somalia es un lugar complicado para trabajar, incluso en un año normal. La inseguridad dificulta llegar a la población de las zonas rurales, donde la seguridad alimentaria es extremadamente volátil. Además de la amenaza del coronavirus, muchas comunidades se están enfrentando también a la langosta del desierto y a graves inundaciones durante la temporada agrícola principal "Gu".

El coronavirus se detectó por primera vez a mediados de marzo, y desde entonces Somalia ha tenido una de las mayores cifras de casos en África oriental. Las restricciones de movimientos y del comercio provocadas por la pandemia no sólo han repercutido en la forma de operar en Somalia, sino que también pueden incrementar el número de personas en situación de emergencia que necesitan ayuda alimentaria y para sus medios de vida.

¿Qué le preocupa a corto y medio plazo en Somalia?

Tanto las vidas como los medios de subsistencia corren peligro a causa de la pandemia, y me preocupa en especial el impacto en grupos vulnerables que ya se enfrentaban al hambre. Somalia padece además actualmente su peor brote de langosta del desierto en décadas y graves inundaciones que están afectando a más de 900 000 personas en el norte y el sur de país, incluidos más de 400 000 somalíes que se han visto desplazados.

La Unidad de Análisis de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición (FSNAU, por sus siglas en inglés) gestionada por la FAO, ya advirtió a principios de este mes que el número de personas que se enfrentan a niveles de "crisis" o peores de inseguridad alimentaria aguda se prevé se triplique entre julio y septiembre respecto al inicio del año, hasta alcanzar los 3,5 millones de personas. Eso supone que más de una cuarta parte de la población del país necesita ayuda humanitaria urgente. Es un volumen de más del doble respecto a las cifras de hambre en un año promedio, y el nivel más alto de necesidades humanitarias en Somalia desde julio de 2017, en el momento álgido de una grave sequía que afectaba al país.

Las remesas enviadas por los familiares que trabajan en el extranjero son un salvavidas para muchas personas. También apoyan a la economía urbana de Somalia, ya que crean puestos de trabajo e ingresos. Sin embargo, a medida que la diáspora somalí en otros países pierde sus empleos a causa del coronavirus, los flujos de remesas a Somalia están disminuyendo drásticamente y muchos somalíes pueden tener graves dificultades para llegar a fin de mes. El FSNAU prevé una disminución del 30 al 50 por ciento en estos flujos de remesas.

Igualmente, calculamos que las medidas adoptadas para frenar la propagación de la COVID-19 en Somalia causen probablemente una disminución de entre el 20 y el 30 por ciento de los ingresos de los hogares urbanos pobres y de las personas desplazadas internamente, y un aumento de entre el 20 y el 50 por ciento de los precios de los alimentos importados. Al mismo tiempo, se prevé que las exportaciones de ganado disminuyan entre el 30 y el 50 por ciento a causa de la pandemia y otros factores.

El virus se está propagando además en un momento crucial para los agricultores, ya que está en marcha la temporada de siembra "Gu". Estamos trabajando con gran empeño para garantizar que los agricultores puedan acceder a las semillas y otros insumos para plantar en esta temporada, de manera que puedan contar con una fuente de alimentos e ingresos cuando llegue la cosecha.

La FAO ha lanzado un llamamiento humanitario para financiar nuestra respuesta a nivel mundial a la crisis de la COVID-19. En Somalia, la financiación significaría que podemos mantener la prestación de ayuda fundamental en lugares donde las necesidades eran ya elevadas, y al mismo tiempo atender las nuevas a medida que vayan surgiendo.

¿De qué manera el coronavirus ha afectado las operaciones de la FAO en Somalia?

Nuestros procedimientos de pago por teléfono móvil, por ejemplo, han tenido que adaptarse rápidamente al nuevo entorno operativo, tanto para respetar las restricciones de movimiento como para contribuir al esfuerzo de prevenir la propagación del virus. En los últimos dos años hemos desarrollado la plataforma Mobile Money, con el apoyo de USAID. Permite que el dinero sea entregado por teléfono móvil a los beneficiarios una vez que se registran y se verifica su identidad. Reemplaza las transferencias personales, donde la gente tenía que acudir a un establecimiento a retirar el dinero.

En el servicio de Mobile Money, agentes capacitados se reúnen con los beneficiarios para registrar sus datos y sus huellas dactilares a través de una aplicación desarrollada internamente por la FAO llamada BiMo. A medida que se difunde COVID-19, eliminamos el requisito biométrico y lo sustituimos por fotografías con coordenadas GPS, tomadas en el momento del registro y verificación de los beneficiarios, antes de que reciban el dinero. También estamos trabajando en incorporar aplicaciones de reconocimiento de voz y facial.

Se trata de una forma innovadora y más segura de apoyar a las personas más vulnerables de las zonas rurales, y significa que podemos asistir a la población de algunas de las regiones más remotas e inseguras del país, y sin interrupciones provocadas por el virus.

¿Cuántas personas han recibido hasta ahora este apoyo de dinero en efectivo?

Desde mediados de marzo, cuando comenzó la emergencia de la COVID-19 en Somalia, la FAO ha transferido 4 millones de dólares EEUU de forma segura a 200 000 personas a través del programa Mobile Money. Para junio, otras 180 000 personas se registrarán para recibir este apoyo vital de dinero en efectivo.

En total hay más de 350 000 hogares -que son más de 2,1 millones de personas- registrados en la plataforma de la FAO en Somalia, lo que significa que podemos ampliar rápidamente la cobertura para llegar a la población necesitada a medida que evolucione la crisis actual.

Sin embargo, estamos haciendo algo más que distribuir dinero en efectivo. Para la principal temporada agrícola en curso, enviamos también vales electrónicos por mensaje de texto a unas 40 000 familias agrícolas. Los vales sirven para adquirir semillas locales de calidad, herramientas agrícolas, servicios de irrigación y sacos para el almacenamiento -entre otros artículos esenciales para la cosecha-, canjeados por una red de comerciantes locales autorizados. Esos comerciantes están equipados con tabletas especiales para identificar correctamente el vale mediante su código de transacción único, tomar fotos con GPS y verificar la identidad de los beneficiarios.

Al obtener los insumos localmente, estamos reinvirtiendo dinero en la economía local y evitando las demoras en la cadena de suministro debidas a la COVID-19. Y haber eliminado todo el papeleo ha hecho también que nuestras operaciones sean más rápidas, eficientes y seguras durante esta pandemia.