¿Iglesia sin comunión? El filósofo alemán Habermas lo desaconseja

Por Bernward Loheide (dpa)
Starnberg (Alemania), 5 may (dpa) - Las Iglesias no parecen tener un especial apuro en regresar a los servicios religiosos para sus fieles en Alemania. En varios lugares, entretanto, se permiten las celebraciones eucarísticas tras la pausa obligada por el coronavirus, pero muchas comunidades aún tienen reparos.

En el obispado Rottenburg-Stuttgart, por ejemplo, recién volverá a haber misas el próximo sábado. Y los obispados de Augsburgo y Würzburg tienen previsto no impartir la comunión al menos hasta el 21 de mayo.

Algunos cristianos se preguntan entretanto: ¿La celebración de la eucaristía no es tan importante cómo pensaban hasta ahora? ¿Puede prescindirse de ella?

En realidad, el asunto está claro. En el Concilio Vaticano II (1962-1965), la Iglesia católica indicó que la eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana". Porque en cada misa se recuerda la última cena de Jesús con sus discípulos. Por lo tanto, Cristo mismo está presente en el pan y el vino.

¿Pero cómo pueden entenderse entonces las manifestaciones por ejemplo del obispo de Hildesheim Heiner Wilmer? "En la reacción de algunos creyentes la eucaristía está sobrevalorada", comentó en abril pasado a la radio Deutschlandfunk.

Y, en relación a la prohibición de celebrar servicios religiosos, Wilmer señaló: "No me siento restringido en mi libertad religiosa". 

De acuerdo con la revista especializada "Herder-Korrespondenz", la Iglesia puede dar, con declaraciones de este tipo, la impresión de que las misas privadas y los servicios religiosos por televisión sin creyentes son absolutamente suficientes.

Pero una voz absolutamente inesperada, la del filósofo alemán Jürgen Habermas, salió a recordarle a las Iglesias el hecho de que aquí se está poniendo en juego nada menos que el núcleo interno más ardiente del cristianismo.

Habermas, quien como pensador secular se defendió durante décadas de exigencias religiosas, advirtió de un alejamiento del sacramento.

En su memorable obra que apareció hace seis meses, el pensador contemporáneo alemán más influyente del mundo, miembro de la Escuela de Fráncfort y residente en Starnberg, Baviera, escribió: "El núcleo ritual del servicio religioso" desempeña "un rol importante, si no decisivo, para la supervivencia de la religión"

Habermas considera por lo tanto que la enseñanza religiosa solo tiene posibilidades de sobrevivir en tanto "como se practique el rito de culto de la comunidad, es decir que también se apropie en el sentido existencial".

De acuerdo con la doctrina cristiana, el rito de la eucaristía establece una conexión de los hombres con Dios. Habermas pone sobre la mesa la preocupación de que, con la desaparición de este rito, pueda agotarse una fuente insustituible de solidaridad en la sociedad.

Por eso, las últimas frases de su voluminosa obra "Auch eine Geschichte der Philosophie" (También una historia de la filosofía), de 1.752 páginas, se leen como un legado del filósofo de 90 años: 

"La modernidad secular se ha alejado de lo trascendente por buenas razones, pero la razón se marchitaría con la desaparición de cada pensamiento que trascienda lo que existe en el mundo en su conjunto", escribe. 

Por lo tanto, según Habermas, es importante que la experiencia religiosa también a futuro pueda respaldarse en esta "práctica de representación de una fuerte trascendencia".