Una mujer venezolana cuenta cómo es vivir entre la guerrilla, los paramilitares y el acoso del Ejército en la frontera con Colombia

INFOBAE - SEBASTIANA BARRÁEZ

Los diferentes grupos armados luchan por quedarse con los negocios que surgen en la zona, mientras los productores están cada vez más desprotegidos, sometidos a extorsiones o despojados de sus tierras

La guerrilla fue obligando a los productores a abandonar sus fincas, en la parroquia Udón Pérez en el estado Zulia, con la excusa de que eran confidentes de los paramilitares. Los Rastrojos los amenazan porque los señalan de pertenecer al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Y los “boinas rojas” como llaman en la zona a los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, no los defienden porque los acusan de ser guerrilleros y/o paracos.

Así Venezuela ha ido perdiendo, en la frontera, parte de su territorio en manos de irregulares colombianos, que no solo han asesinado y robado a finqueros en el Zulia, sino también han asesinado a militares venezolanos. A los militares, muchas veces, los habitantes de la zona los señalan porque atropella a todos los productores como aliados con los grupos irregulares. “Ellos no entienden que aquí uno tiene que convivir con la guerrilla y los paramilitares, porque sino te matan unos u otros. Las verdaderas víctimas aquí somo los que trabajamos la tierra desde hace muchos años”, contó un productor de palma aceitera que con el tiempo se fue de la zona.

Una mujer, a cuya familia la guerrilla le quitó la tierra, dice que, desde hace unos años, cada día se fue haciendo más difícil producir. Aceptó dar esta entrevista a Infobae, argumentando que no tiene esperanza ya de recuperar su finca ni regresar a la tierra que tanto ama.

“En el lugar conocido como La Trochita, que une a Caño Motilón con Caño El Medio, hay un punto de control de Los Rastrojos, porque así ellos vigilan quién entra a Caño Motilón y quién cruza hacía Caño El Medio. Y de ahí hay poco más de un kilómetro hasta donde está Casa de Tubo, en la primera alcabala del ELN”.

¿Cuál ha sido su historia?

Llegué a esta tierra hace muchos años, con mi papá y mis hermanos. Eso fue luego de que mamá murió de fiebres. Yo casi no la recuerdo porque estaba muy pequeña. Nos vinimos porque aquí tenía una finca un tío. Mis hermanos, dos de ellos aun casi niños, mi tío Lucho y mi papá trabajaron día y parte de la noche, así compraron varias finquitas, se sembraba de todo un poco y se empezó a sacar ganado.

¿En esa época aun no había guerrilla ni paramilitares?

Esa gente siempre ha estado en la zona. Rondaban como fantasmas. Uno los veía pasar, pero ellos no se metían con nosotros ni con nadie en la comunidad. A veces aparecían por un tiempo, pero luego desaparecían y así. Pocas veces se les veía uniformados, aunque uno se daba cuenta que siempre estaban armados. Entraban y salían de Colombia para acá y desde aquí pasaban al otro lado. Se dedicaban más que todo al contrabando y a ocultarse por aquí.

¿Cuándo se empezaron a apropiar del territorio?

La fulana revolución de Chávez les dio mucha cancha. Ellos se fueron metiendo y ya el Ejército no les hacía nada y ellos tampoco les tenían miedo a los ‘boinas rojas’ (así llaman a los militares). En los últimos años es que se hizo descarado todo. Llegaron paracos y se instalaban en un lugar del monte, mientras los ‘botas de caucho’ (nombre que le dan a la guerrilla), lo hacían en otro; de nada sirvió que uno denunciara que eso sucedía, más bien los militares nos delataban. La guerrilla y los paracos se comen nuestro ganado, destruyen nuestras cosechas, pero también lo hace la Fuerza Armada. Así los irregulares fueron amenazando a los finqueros obligándolo a abandonar su tierra y la producción.

¿No había cómo enfrentarlos?

Tratamos de hacerlo, pero aquellos que lo intentaban terminaban muertos o expulsados de la zona.

Integrantes de Los Rastrojos, uno de los grupos irregulares en la zona
Integrantes de Los Rastrojos, uno de los grupos irregulares en la zona
¿En qué zona sabe usted que están Los Rastrojos?

Esos paramilitares hicieron presencia en el sector Caño 14, La Motilona, Caño Motilón, Caño El Medio, Matecoco, Menemauroa (El Ciénego), donde han venido operando desde el 2004 aproximadamente, pero no tan abiertamente como desde hace un par de años.

¿Por qué cree usted que les guste esta zona además de estar en un territorio de frontera? Lo digo porque les ha costado bastante muertos.

Ah, por las trochas, por el negocio del contrabando y porque instalaron un laboratorio de producción de pasta de coca. Uno de sus grandes negocios inicialmente era el contrabando de extracción de alimentos de primera necesidad, combustible, chatarra, cobre, es decir, cualquier cosa era rentable. Eran tiempos muy buenos para ellos, se hicieron famosos en la zona y hasta populares, estaban en pleno apogeo, porque no extorsionaban a la población civil.

¿Qué cambió?

Que con los años venía un comandante y se iba otro, y en ese vaivén fueron perdiendo conexiones de los negocios. También les pegó la crisis, pues. Y se fueron quedando sin recursos, porque recuerde que ellos, así como reciben mucho, también deben pagar mucho para mantener su estructura criminal. Yo me fui a estudiar unos años, me casé y tuve dos niños, pero por una mala circunstancia quedé viuda y decidí regresar con mi familia. De ahí empecé a darme cuenta que los últimos tres años para esos asesinos, narcotraficantes y ladrones, habían sido fatales, porque cazaron una pelea que no estaban en capacidad de ganar a otro grupo criminal llamado Los Pelusos (EPL), que venían huyendo de Colombia y de una guerra con los elenos. Pero el ELN es quien está enseñoreado en esta zona del Zulia, no precisamente Los Pelusos, que quedaron casi aniquilados. Ahora sí. Pero los paracos eran los dueños del territorio hasta que llegaron Los Pelusos a pelearles el territorio. La verdad es que ellos se enfrentaban, pero no se metían contra los productores, por lo menos dejaban trabajar. El problema es que los paracos hicieron una alianza con el ELN para sacar a Los Pelusos, por lo que les dieron participación en sus negocios. Poco después el ELN se quiso quedar con todo y arremetió contra los paramilitares, quebrantando el acuerdo de territorio entre esas organizaciones criminales.

Entonces el ELN quiso desplazar a los paramilitares para controlar todo el negocio.

Exacto, el ELN viene por todo, quieren el territorio y el control de las rutas del contrabando y el cobro de vacunas a los productores de la palma aceitera, que es uno de los fuertes en la zona. Después de siete meses, Los Pelusos toman la decisión de arremeter contra los paracos por el control del territorio, pero los paramilitares logran matar a varios comandantes de Los Pelusos, por lo que debilitan esa organización y la sacan del territorio. Ahora bien, los paramilitares triunfan, pero quedan debilitados, porque en ese enfrentamiento habían sufrido muchas bajas, pues Los Pelusos habían sembrado cantidades inimaginables de minas antipersona de gran poder destructivo.

Guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) caminan por la selva (REUTERS/Albeiro Lopera)
Guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) caminan por la selva (REUTERS/Albeiro Lopera)
Si, como esa que acabó con un vehículo del ejército venezolano, un Toyota chasis largo, que le voló las piernas al sargento Brayan Alexander Acosta Fruto e hirió a otros militares en noviembre 2018.

Exacto, así ellos toman el control total de la zona nuevamente, pero con mucho menos personal y menos arsenal, además de que el EPL les robó casi 3 mil millones de pesos en droga, por la que los paracos debían responder. Así que nuevamente aplican el cobro de vacuna a las personas que regresan de Puerto Santander cuando hacen compras de alimentos, repuestos automotriz, cauchos, medicamentos, entre otras cosas. Ese cobro se volvió la gallina de los huevos de oro para ellos. Nosotros tranquilos trabajando, la gente les pagaba y a los paramilitares les crecía su negocio.

Ah, por eso se movilizó tanta gente de ese grupo paramilitar para la zona.

Si, una vez en que había una tranca en la vía a causa de un accidente, muchos productores y paramilitares estaban ahí. Uno de ellos decía que había movido al 70% del personal que tenía para Boca de Grita y que habían comenzado una campaña de reclutamiento que los estaba fortaleciendo. ¡Claro! No eran precisamente buenos muchachos, más bien mucho delincuente, un importante número venezolano, a quien esa empresa criminal les permitía hacer lo que les gustaba y además les pagaban un sueldo de un millón de pesos y un mercado semanal; su trabajo era cobrar y extorsionar a los venezolanos que pasaban a Colombia a comprar.

Además del combustible, que es demasiado rentable.

Sí, además de la extorsión recibían grandes cantidades de dinero por el cobro de vacuna, por contrabando de combustible que ingresaba por esta zona. No solo es lo que ingresaba la población civil en sus vehículos sino las gandolas de PDVSA que descargaban a diario en Orope y todo eso iba para Puerto Santander. Para entonces ya habían perdido el control de Boca de Grita. Por combustible seguían recibiendo uno 300 millones de pesos diarios, que solo compartían con los militares venezolanos que colaboraban con ellos, obligados o por voluntad propia. Eso lo perdieron ahora en manos del Ejército de Liberación Nacional (ELN).


¿Entonces por eso Los Rastrojos se han atrincherado en el Catatumbo del Zulia?

Si. Ahora están desplazados de nuevo hacia Caño Motilón. No es fácil para ellos, porque estaban acostumbrados a pasearse en lujosas camionetas por todo el pueblo, vivir en fiestas interminables con todos los lujos, mujeres, alcohol, músicos. Ahora regresaron al monte y sin dinero; eso es un golpe muy duro para ellos. Ahí es donde resultamos más afectados nosotros, porque volvieron sus ojos a la población civil, a las fincas y a nuestro ganado y nuestras cosechas. Aplicaron más ferozmente la extorsión y los desalojos de las fincas, para lo cual dieron plazos de 2 o 4 horas para irnos. En ese tiempo tan pequeño dejábamos atrás todo; casa, finca, ganado, cochinos, cultivos, gallinas y hasta los sueños.

Qué difícil es eso. Como un vendaval que pasó y se llevó todo.

(sollozo) ¡Imagínese! Esa gente llega a apropiarse y a disfrutar de todo lo que hemos construido durante años con tanto esfuerzo. Para preservar la vida y a la familia tuvimos que abandonar todo. Quizá algunos puedan empezar de nuevo, Otros han muerto en el camino. Y algunos simplemente ya nunca podrán hacerlo, porque si usted viera cuántos de ellos están desmoralizados y destruidos psicológicamente.

¿Recurrieron a las autoridades?

Si, Muchos pusieron denuncias, pero fue peor. Los militares en la zona están respaldando a la guerrilla para que enfrente a los paracos, pero para ellos quedarse con nuestras tierras que es lo que han venido haciendo.

¿Los elenos o los militares?

Los del ELN están apropiándose de varias fincas que también le han robado a la comunidad. Tampoco recibimos apoyo de la Fuerza Armada, porque cada vez que hacían presencia en la zona era para maltratarnos, robarnos, secuestrar a nuestros amigos, familiares y obreros, saquear las viviendas, Estamos solos y vulnerables.

¿No pensaron nunca en organizarse y enfrentar a los irregulares?

Si, varias veces, pero en el 2008 si mal no recuerdo, llegó un funcionario jubilado de la policía de Santa Bárbara del Zulia y compró una parcela en Menemauroa (El Ciénego), poco después fue elegido presidente del consejo comunal. El hombre se armó de valor y junto con el tesorero y el vicepresidente redactaron un documento donde explicaron la situación de lo ocurrido en esta zona. Llevó la denuncia formal al destacamento, específicamente ante el coronel comandante, en persona le entrego el documento de la denuncia. Luego el ex policía se fue a su parcela en Caño Motilón, pero los paracos ya habían citado a una reunión de urgencia con todos los habitantes. Ahí le enseñaron una copia del documento que él le había entregado al coronel. Le dijeron que así no se podía, que a ellos no le gustan ‘los sapos’ y prendieron una motosierra, delante de todos los presentes, a quienes obligaron a ver, decapitaron al ex policía. Desde entonces se entendió claramente que no se podía confiar en la Fuerza Armada.

El audio de comandante Camaleón de Los Rastrojos, que advierte sobre el ataque de su grupo a la Fuerza Armada de Venezuela


Qué terrible historia.

Los paramilitares como la guerrilla se sienten con mucho poder, con todo el poder sobre el territorio, sobre nosotros, sobre nuestras propiedades. Fíjese que el 21 de abril, hace unos días, el comandante Camaleón, primer jefe del bloque José Gregorio Hernández ordenó a la población civil desalojar Boca de Grita, dizque para que no haya daños colaterales anunciando que atacarán al ejército de fuerza especial conocido como los ‘boinas rojas’. Cómo será que cuando no es la guerrilla son los paramilitares quienes amenazan o asesinan a miembros de la Fuerza Armada, como si nada, como si en mi país no hay ley. Quizá es que ellos están seguros que no la hay.