Tras la peor cosecha en diez años, 10 millones de personas en Corea del Norte se enfrentan a una inminente escasez de alimentos

FAO

Un informe de la ONU advierte del preocupante bajo consumo alimentario, la dieta poco variada y de que las familias se ven obligadas a reducir sus comidas


3 de mayo de 2019, Pyongyang/Roma – Una evaluación de la seguridad alimentaria en la República Popular Democrática de Corea (denominada también Corea del Norte) realizada por las Naciones Unidas ha llegado a la conclusión de que, tras la peor cosecha de los últimos 10 años -debida a los períodos de sequía, olas de calor e inundaciones- alrededor de 10,1 millones de personas padecen una grave escasez de alimentos, lo que significa que no tendrán lo suficiente para comer hasta la próxima cosecha.

La producción total de cultivos alimentarios en 2018/19 se estima en 4,9 millones de toneladas, la más baja desde la temporada 2008/09. Además de condiciones climáticas desfavorables, el suministro limitado de insumos agrícolas -combustible, fertilizantes y piezas de repuesto-, ha tenido importantes efectos adversos.

La evaluación, basada en las misiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA) al país el mes pasado y en noviembre de 2018, concluye que la reducida cosecha, junto con el aumento de las pérdidas poscosecha, ha dado lugar a un déficit de alimentos por cubrir de 1,36 millones de toneladas, tras tomar en consideración la capacidad de importación comercial del país.

El informe señala que el bajo nivel de consumo de alimentos es preocupante, que la dieta es poco variada y que las familias se ven obligadas a reducir las comidas o a comer menos.

Expresa en particular una profunda preocupación por la falta de diversidad en la dieta, que es vital para una buena nutrición. La situación es especialmente preocupante para los niños pequeños y las mujeres embarazadas y lactantes, que son las más vulnerables a la malnutrición.

La evaluación revela que el Sistema de Distribución Pública del gobierno -del que depende gran parte de la población-, se ha visto obligado a reducir las raciones al nivel más bajo jamás visto en esta época del año. Existe la preocupación de que, en ausencia de una ayuda externa considerable, las raciones puedan reducirse aún más durante los meses críticos de junio a octubre, en el punto álgido de la temporada de carestía.

“Muchas familias sobreviven con una dieta monótona de arroz y kimchi (col fermentada) la mayor parte del año, comiendo muy poca proteína”, aseguró Nicolas Bidault, codirector de la misión y asesor regional del PMA en análisis y cartografía de la vulnerabilidad. “Esto es preocupante –añadió- porque muchas comunidades son ya extremadamente vulnerables y cualquier otro recorte de unas raciones de alimentos que son mínimas podría llevarlas a una grave situación de hambre”.

“Nos preocupan los cultivos de trigo, cebada y papa de este año, que desempeñan un papel importante para cubrir las necesidades alimentarias de los hogares durante la próxima temporada de carestía, a pesar de que sólo representan cerca del 10 por ciento de la producción total”, advirtió Mario Zappacosta, Economista Superior de la FAO y codirector de la misión. “Nuestra evaluación –dijo- muestra que la disminución de las lluvias y la falta de cobertura de nieve durante el invierno, que dejó a los cultivos expuestos a temperaturas de congelación, ha reducido la producción en un 20 por ciento”.

Las recomendaciones de la evaluación incluyen aumentar la ayuda alimentaria para satisfacer las necesidades inmediatas y priorizar las áreas donde las necesidades alimentarias son mayores y los impactos climáticos más graves. También se recomienda ampliar los programas de nutrición y las medidas de reducción del riesgo de desastres para que las comunidades amenazadas puedan hacer frente mejor a las crisis futuras.

El documento aconseja también una serie de medidas para reforzar la producción agrícola, incluida la importación de fertilizantes y otros productos químicos agrícolas, bombas de agua, invernaderos y semillas de hortalizas, así como la modernización de los equipos de secado de granos, trilladoras y las instalaciones de almacenamiento a fin de reducir las pérdidas poscosecha.

La labor del PMA en Corea del Norte se centra en proporcionar asistencia nutricional a cerca de 770 500 mujeres y niños malnutridos en nueve provincias. Se les suministran cereales nutritivos y galletas enriquecidas con micronutrientes, grasas y proteínas esenciales para un crecimiento sano, y la ayuda se canaliza a través de guarderías, hospitales e instituciones infantiles.

“Nuestro programa de alimentos enriquecidos especialmente diseñados ha colmado una importante laguna nutricional entre los niños pequeños y las mujeres embarazadas y lactantes en un período crucial de sus vidas”, indicó Praveen Agrawal, Director del PMA en Corea del Norte. “Debemos asegurarnos –afirmó- de que estos avances en materia de nutrición no se revierten. Apoyar a este grupo vulnerable debe ser nuestra principal prioridad”.

La labor de la FAO en Corea del Norte aporta ayuda a más de 500 000 agricultores de cooperativas, mediante el suministro de insumos de producción vitales para la producción agrícola. Y lo que es más importante, introduce técnicas y tecnologías como la agricultura de conservación, la intensificación sostenible del arroz y prácticas agrícolas resilientes al clima -como la agrosilvicultura, la agroecología y la integración de los cultivos y la ganadería-, para mejorar los medios de subsistencia de los campesinos y aumentar su resiliencia frente al cambio climático.

A través de su ayuda, la FAO apoya los enfoques de producción alimentaria sensibles a la nutrición y promueve la diversificación de alimentos para abordar la actual situación de seguridad alimentaria y nutricional”, aseguró Vincent Martin, Representante de la FAO en China y Corea del Norte.

La Misión de Evaluación Rápida de la Seguridad Alimentaria de la FAO y el PMA visitó condados de todo el país en abril de 2019 para evaluar la situación de la seguridad alimentaria, además de otros condados ya visitados por el PMA en noviembre de 2018. Los equipos tuvieron acceso a gran variedad de lugares, incluyendo granjas cooperativas, hogares rurales y urbanos, guarderías, centros de distribución pública, y pudieron hablar con familias, campesinos, funcionarios gubernamentales y socios humanitarios.