El Director General de la FAO advierte de la "globalización de la obesidad" e insta al G20 a garantizar dietas saludables a través de la regulación


Graziano da Silva urge a los ministros de agricultura del G20 a promover sistemas alimentarios que garanticen alimentos saludables y nutritivos para todos


11 de mayo de 2019, Niigata / Roma - Para abordar los problemas interconectados del hambre, la obesidad y el cambio climático, la comunidad internacional debe introducir regulaciones y estándares que transformen los sistemas alimentarios para que proporcionen alimentos saludables y nutritivos para todos de forma sostenible, afirmó hoy el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.

El líder de la FAO hizo este este llamamiento a los ministros de Agricultura del G20 reunidos en Niigata, Japón, para discutir las prioridades de inversión para el desarrollo agrícola sostenible.

El hambre es el peor tipo de malnutrición y debe abordarse, pero debemos tener en cuenta que otras formas de malnutrición, como la obesidad, también están causando daños cada vez mayores y más graves a la humanidad, afirmó.

Esto, agregó, solo será posible a través de sólidas asociaciones público-privadas.

La razón principal del aumento de la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso, señaló el Director General de la FAO, es la incapacidad de los sistemas alimentarios para proporcionar dietas saludables.

“Los sistemas alimentarios actuales no proporcionan a las personas alimentos saludables y los nutrientes necesarios para una vida saludable. No están orientados a producir alimentos saludables, solo a producir alimentos”, dijo. "Como resultado, la gente cada vez come peor".

Mientras discutimos la contribución de la agricultura al desarrollo sostenible, debemos tener en cuenta que los desafíos alimentarios a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad también incluyen mejorar la calidad de los alimentos, subrayó.

Hoy en día, más de 2 000 millones de personas tienen sobrepeso. Un tercio de estas (más de 670 millones) son obesas, una condición que está directamente asociada a mayores riesgos de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedades del corazón y algunas formas de cáncer.

Las proyecciones sugieren que la cantidad de personas obesas en el mundo superará muy pronto la cantidad de personas que sufren hambre, unos 821 millones en 2017. Esto ya sucede en América Latina y el Caribe.

"Mientras que el hambre se circunscribe principalmente a las áreas afectadas por conflictos o a las que sufren los efectos del cambio climático, la obesidad está en todas partes: estamos presenciando su globalización", dijo Graziano da Silva.

Ocho de los 20 países en los que la obesidad aumenta más rápidamente en adultos se encuentran en África, y de los 38 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso, casi la mitad está en Asia.

A nivel mundial, el problema conlleva un costo exorbitante, estimado en $ 2 billones al año (equivalente al impacto de fumar o el impacto de los conflictos armados) en la atención médica y la pérdida de productividad.

A nivel mundial, el problema conlleva un coste exorbitante, estimado en 200 000 millones de dólares anuales atención médica y la pérdida de productividad (equivalente al impacto del tabaco o de los conflictos armados).

Las asociaciones público-privadas son fundamentales

Promover una buena nutrición y dietas saludables no es una tarea individual, sino una responsabilidad pública que no se limita a los gobiernos, afirmó: “Este grave problema solo se puede resolver con el compromiso del sector privado y la sociedad civil. La regulación de sistemas alimentarios sostenibles para lograr dietas saludables también necesita el apoyo de la industria alimentaria”.

Graziano da Silva citó el ejemplo de Chile, donde hay informes que relacionan la reducción de la obesidad entre los niños con el desarrollo de un sistema frontal de etiquetado de alimentos.

Inteligencia artificial para mejorar la resiliencia y productividad de los agricultores familiares

El líder de la FAO destacó que es fundamental hacer avances rápidos en innovación agrícola para abordar el cambio climático y apoyar a los agricultores familiares para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.

“Innovar en beneficio de los agricultores familiares y abordar los factores que impiden la transición a sistemas agroecológicos diversificados debe convertirse en una prioridad,” afirmó. Por sí sola, la tecnología no puede proporcionar respuestas a los desafíos globales ni empoderar a los agricultores familiares, pero puede aumentar las opciones y facilitar el despliegue de soluciones efectivas, señaló. “Es esencial garantizar que la tecnología sirva a los pobres, apunte hacia un desarrollo inclusivo y se use para permitir que las personas se enfrenten mejor a los riesgos y las vulnerabilidades”.

El Director General de la FAO se refirió a la inteligencia artificial, la edición del genoma y las tecnologías de contabilidad distribuida como particularmente importantes para transformar el mundo técnico de la alimentación y la agricultura "para bien o para mal".

En ese sentido, citó el ejemplo de "Nuru", una innovadora aplicación parlante para Smartphone desarrollada por la FAO en cooperación con la Universidad Estatal de Pensilvania para hacer frente a la rápida propagación del gusano cogollero. Esta destructiva plaga apareció en África occidental en 2016 y luego se extendió rápidamente por todos los países del África subsahariana, infectando millones de hectáreas de maíz y amenazando la seguridad alimentaria de más de 300 millones de personas.

“Nuru se basa en el aprendizaje automático y la Inteligencia Artificial. Funciona en cualquier teléfono estándar de Android y no necesita conexión”, explicó. “Con Nuru, los agricultores pueden sostener el teléfono junto a una planta infectada, y la aplicación puede confirmar de inmediato si el gusano de la ha causado el daño”.